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Jeongin se había despertado aquella mañana porque Minho había tratado de salir de la cama. Jeongin ni siquiera sabía cuándo había abrazado a su pareja, probablemente en mitad del sueño, aprisionándolo fuertemente entre sus brazos y envolviendo su torso con las piernas.

—Esto...mi luna...tengo que ir al baño —susurró el alfa cuando no consiguió zafarse de Jeongin—. Tenemos que ir a trabajar, mi amor...

El omega negó, él también sabía que tenían que moverse pero no quería. Necesitaba tanto tener a Minho a su lado, estaba tan cómodo en esa posición, que no le importaba nada más. Le daba igual no dar clase ni los regaños de Chris, sólo quería a su alfa todo para él durante unas horas...o todo el día.

—No...hoy no... —suplicó cuando Minho empezó a levantarse sin importar que Jeongin siguiera agarrado a él.

Yang pensaba que lo dejaría caer, pero se calmó cuando Lee lo sujetó suavemente, permitiendo que Jeongin continuara sujeto a él mientras caminaba a la cocina.

—Siéntate, voy al baño y vuelvo —dijo sentándolo sobre la silla, Jeongin hizo puchero cuando se alejó por el pasillo y empezó a llenar el ambiente con lilas amargas colmadas de tristeza.

Le daba igual que Minho sólo estuviera a dos habitaciones de él, necesitaba estar con él cada segundo. Si no, su omega se sentía abandonado y rechazado...aunque eso no tuviera ningún sentido.

—¿Qué ocurre? —Preguntó Minho alarmado cuando regresó a la cocina, Jeongin lo abrazó con fuerza, sobresaltando a Minho, quien le devolvió el abrazo desorientado.

—No te vayas otra vez, por favor —dijo Jeongin, y pudo notar rápidamente la ansiedad y la preocupación del alfa—. Sólo no te alejes de mí.

—Pero mi vida, estaba en el baño... ¿de verdad que no te pasa nada?

Minho lo separó de él para mirarlo a los ojos, y entonces Jeongin volvió a la realidad. Había montado un drama sólo porque Minho había ido al baño. Sus mejillas se encendieron rápidamente por la vergüenza, separándose lentamente del contacto del alfa porque seguía deseando pegarse a él.

—Sí...hm...será por el celo —balbuceó, Minho no pareció convencido.

—¿Quieres quedarte en casa hoy? Puedo llamar a Chris y explicarle que no te sientes bien —ofreció, y a Jeongin le habría gustado responder que sí, porque nada era más tentador que quedarse en casa todo el día con su alfa como había querido.

Pero como acababa de demostrar su vergonzoso episodio del baño, Jeongin no podía dejar que le dominase su omega si no quería resultados catastróficos.

—No, estoy bien —afirmó, tratando de acallar el impulso de aceptar su propuesta—. Y de todos modos vamos a vernos en el colegio, así que no te preocupes por mí.

Al principio Minho siguió sin creerle, pero después de ver que Jeongin le seguía el juego para molestar a Hyunjin cuando respondían a los tuits de sus amigos cedió y no dijo nada más al respecto, ni siquiera sobre el último tuit de Jeongin, lo que molestaba un poco al omega.

Evidentemente, Minho no tenía que saber a qué se refería, pero habría querido que por lo menos le preguntara pese a que había decidido firmemente que no le comentaría nada del tema hasta que estuviera seguro de que estaba en espera.

Sentía ganas de llorar de alegría sólo de pensarlo, sin molestarse ya en tratar de no albergar falsas esperanzas. Tenía que encontrar el momento para agenciarse un test de embarazo (o cinco, para estar seguro).

—Bueno, hoy hay muchas cosas que hacer —dijo Minho más tarde, cuando estaban en el coche camino al trabajo—. Están las clases normales, luego tenemos la reunión y luego tengo que acosar a Hyunjin para que me cuente qué habló con Jisung.

—Hm, tal vez por fin den el paso.

—Son demasiado tontos como para confesarse, no esperes encontrarlos besándose en la sala de profesores.

—¿Besándose como tú y yo lo hacemos, te refieres? —Sugirió Jeongin—. Hoy no tengo receso y la sala de profesores estará vacía.

Minho rió ante su propuesta, lo que irritó a Jeongin. ¡Él iba muy en serio! No quería desaprovechar la ocasión para estar durante más tiempo con su alfa, ¡quien sólo se había reído de él!

—No podemos, Innie —respondió Minho—. En el receso tengo que hablar con Changbin de la decoración del escenario y tú con Felix sobre la música.

Jeongin frunció el ceño. Ni siquiera había vuelto a pensar en la función de Navidad, y tenía que hacer la lista de reproducción antes de ir a ver al australiano.

—¿Y no podemos vernos en el descanso entre clases?

—Se supone que tenemos que llegar pronto a la siguiente clase —observó Minho—, ¿crees que seríamos puntuales si nos viéramos entre hora y hora?

Jeongin tenía que darle la razón. Si sólo estaba cinco minutos con Minho, querría más y podría darse otra escena como la de la mañana. El omega no pensaba volver a perder la dignidad extrañando a su alfa mientras este usaba el inodoro.

—Entonces no vamos a tener tiempo para nosotros hasta que lleguemos a casa —resolvió Jeongin, y Minho se encogió de hombros, estacionando el coche en el aparcamiento del centro.

—El deber es el deber —comentó solamente.

Jeongin seguía enfurruñado cuando entraron en el edificio, sin volver a decir nada. Minho tenía clase a primera hora, él la tenía libre y se quedó en la sala de profesores.

El alfa le dio un beso antes de tener que irse, y aunque estaba decidido a ser frío, se encontró intentando alargarlo y retener a Minho.

—No te olvides de la música —dijo Minho separándose—. Te amo.

—Yo también a ti —contestó intentado sonar seco, pero tampoco lo logró.

Molesto por no poder estar con Minho durante todo el día, Jeongin se recriminó no haber aceptado quedarse en casa.

Santa told me [minjeong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora