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Minho mentiría si dijera que no estaba preocupado por Jeongin.

Desde hace un par de días había empezado a notarlo extraño, como si estuviera ocultando algo o como si quisiera decirlo pero se arrepintiera cada vez. Jeongin no decía nada con palabras y por eso Minho interpretaba que no quería hablar de lo que sea que estuviera quitándole el sueño. El alfa lo respetaba con mucha dificultad, pero siempre intentaba que Jeongin notara que él siempre estaba dispuesto a escuchar, incluso si Jeongin sólo tenía silencio.

Y desde hace unos días, había estado algo más sensible. Minho lo achacaba a la proximidad cada vez mayor de su calor, pero aún así nunca lo había visto comportarse de aquella forma antes del celo. No le molestaba en absoluto, de hecho estaba disfrutando bastante de que Jeongin lo abrazara como un koala cada vez que podía, pero le parecía extraño porque nunca se había visto en esa situación. Jeongin parecía más afectado por las palabras y mucho más preocupado por todo. Y no tenía más que remontarse a la última conversación que tuvieron por chat para probarlo.

Estaban recostados en la cama, su omega apoyando la cabeza en su pecho y el alfa abrazando su torso y pegándolo más hacia sí. El aroma de Minho cubría a Jeongin por completo para tranquilizarlo, pero a pesar de todo, desde que había llegado a casa el omega seguía teniendo un aroma triste; no importaba cuántas veces el alfa le hubiera asegurado que no importaba y que no le había hecho daño mencionando el tema del bebé de esa forma. ¿Estaba sorprendido? Sí, claro que sí, porque había pasado un tiempo desde que hablaron de ello por última vez y los dos actuaban como si no hubieran pensado jamás en una familia con pequeños, pero le preocupaba más el dolor en las lilas que no disminuía que cualquier bebé ficticio que una vez deseó conocer.

— Jeongin —susurró—. ¿Tú has pensado alguna vez en volver a intentarlo?

No tuvo que especificar el qué. De inmediato el cuerpo de Jeongin se tensó bajo el abrazo de Minho.

— No —contestó bajito—. Antes sí pensaba que quería tener otra oportunidad, pero ahora no. Tengo demasiado miedo.

Minho empezó a acariciar su pelo con suavidad.

— ¿Qué ha cambiado ahora, cariño?

Silencio de nuevo, y esa extraña incertidumbre que Jeongin se afanaba tanto en ocultar. Minho la notó, igual que la había notado durante la última semana, pero no dijo nada.

— Tengo miedo de que Terry se sienta solo, porque sigue comportándose mal. Su padre alfa no sabe qué hacer, y su padre omega nunca responde al teléfono. Así que pensé, ¿y si nuestro hijo se sintiera solo? ¿Y si no fuéramos lo suficientemente buenos?

Minho asintió.

— Sólo quiero estar seguro lo antes posible, eso es todo —el alfa no supo a qué se refería exactamente—. Quiero ser un buen padre para nuestro cachorro.

— Ya sabes lo que pienso de esto —Minho no detuvo sus caricias—, ya sabes que estoy convencido de que seríamos los mejores padres para nuestro bebé, aunque el cachorro crea que somos raros y quiera cambiar de familia.

Jeongin rio entre dientes.

— Siendo hijo nuestro, también será raro.

— Sólo espero que consiga evadirse de organizar funciones de Navidad y fiestas de fin de curso —bromeó Lee—, que consiga hacer lo que nosotros no pudimos.

El omega rió, y después se quedaron en silencio. El aroma de Jeongin ya no era tan ácido y el corazón de Minho se sentía un poco más ligero, aunque sabía que aún había algo más que Jeongin aún no quería confesarle.

— ¿Crees que Terry querrá participar en la obra? —Aventuró Minho—, así seguro que no se siente solo.

— además estará con sus compañeros —añadió Jeongin—. Mañana hablaré con sus padres.

Pasaban el tiempo hablando, discutiendo quién tendría que bailar en el escenario el día de la obra o cómo podrían pintar el decorado. Nombraron canciones, cantantes e incluso valoraron dejar elegir a Jisung. Entre beso y beso y entre risa y risa, el sueño iba haciéndose con el control de ambos, y Minho pronto notó los párpados pesados como losas. Aún aferrándose a él, Jeongin también empezaba a cabecear. El alfa cerró los ojos, escuchando los susurros de Jeongin antes de caer en un profundo sueño.

— Tener a nuestro cachorrito me daría la vida, Minho —dijo Jeongin—. De verdad que sí.

"Yo sólo espero que todo esto sea real y no me arrebaten aquello por lo que esperamos tanto, Min."

Minho no supo de qué hablaba.

Santa told me [minjeong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora