Santa told me [minjeong]

32

Changbin estaba al borde de un ataque de pánico, y no era capaz de entender por qué. Él llevaba muchos años ejerciendo como profesor y nunca había tenido problemas para tratar con sus alumnos. Sus alumnos nunca le daban problemas y le adoraban. No era difícil para Changbin hacerles sonreír, conseguir que entendieran la lección o que trataran bien a sus compañeros.

Pero en ese momento, con Terry aferrado a él como una garrapata llorosa, Changbin no tenía ni idea de qué hacer. Estaba paralizado por el terror de no saber solucionarlo y el terror de que le pasara lo mismo con su futuro cachorrito. Sentía que estaba traspasando el miedo a la paternidad, porque se sentía muy sobrepasado. Si tuviera que sobrellevar situaciones así en el trabajo y luego en casa tal vez explotaría, pero tendría que acostumbrarse, ¿no? ¿Acaso no quería tener hijos? ¿Acaso no adoraba ser profesor? Changbin quería darse cabezazos contra la pared, frustrado consigo mismo. No podía fallar a Felix pero tampoco se sentía preparado para que las cosas escalaran tan rápido. Aunque fuera egoísta, extrañaba cuando tenían citas a escondidas sin ninguna otra preocupación, y se preguntaba a dónde había ido toda la alegría que sintió antes.

—¿Quieres que pintemos el muñeco? —Ofreció, agarrando una pintura naranja—. Todavía no tiene color en su naricita.

Terry negó.

—¡Quiero jugar con Ryuji! —Exigió entre lágrimas, y Changbin suspiró.

¿Qué se supone que debía decir ahora? Jeongin lo sabría. Minho de seguro estaría arreglándolo todo con Ryuji al otro lado del auditorio. Pero él sólo podía pensar en que Terry era un niño pequeño y tenía que cuidar muy bien lo que le decía. Rayos, ¿los niños siempre habían sido así de complicados?

—Tienes que darle un poco de espacio, ¿vale? Le hiciste daño antes, y aunque sé que no vas a volver a hacérselo, tienes que esperar a que te perdone.

Terry alzó las cejas, sin entender mucho.

—¿Pero y si no me perdona nunca?

Changbin meditó. Pensó bien qué podría decir, pero simplemente no sabía cómo manejar la situación. Se sentía tan extraño, todo lo que pensaba era demasiado "complejo" para un niño de su edad.

—Bueno...

Tenía que dejar de sobrepensarlo todo, tenía que consolar a Terry de alguna forma. Si no era capaz de hacerlo en su trabajo, ¿cómo iba a hacerlo con el bebé? Los ojos grandes y llorosos del niño se fijaron en él, expectantes, esperando a que Changbin lo resolviera todo como el adulto que era. Esperando a que le dijera que todo estaba bien, pero, ¿y si no lo estaba? ¿Y si Ryuji no quería ser su amiga más, cómo iba Changbin a asegurarle que no iba a pasar nada? Todo le parecía demasiado retorcido para un niño de cinco años, seguramente más de lo que la ansiedad le permitía ver.

—Terry, ¿quieres venir a ayudarnos con el trineo? —La voz de Minho lo sacó de su trance, haciéndole reaccionar—Ryuji quiere decirte algo.

Changbin y Terry se giraron a la vez, el profesor de ciencias tomaba de la mano a Ryuji, que miraba a Terry sonriendo de oreja a oreja.

—¡Es increíble, es como volar! —Exclamó— ¡Tienes que probarlo!

Seo no podía estar más asombrado. Terry asintió entusiasmado y corrió hacia donde estaba ella, que le abrazó con fuerza.

—¿Me perdonas? —Preguntó el niño, Ryuji asintió con energía.

—¡Sí, vamos al trineo!

Changbin asintió perplejo. Toda su preocupación se desvaneció de un plumazo.

—¿Qué le has dicho? —Preguntó a Minho, el alfa se encogió de hombros.

—Ha sido ella quien ha querido ir a buscar a Terry, se aburría conmigo —explicó—. Estaba disgustada y dolida, pero creo que se le ha pasado después de sentarse en el trineo.

Lee lo miró de reojo.

—¿Estás bien? Pareces un poco agobiado.

Changbin suspiró.

—Estoy un poco estresado con todo esto, la verdad —admitió—. Y... en fin, eso es.

Tengo que hablar con Felix.

Deben de estar dudando entre arrancarse la cabeza de la desesperación o arrancármela a mí, pero no se preocupen amistades ya nos acercamos más al final, les quiero mucho gracias por leer <3 *huye*