Capítulo 10

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Nun salió de su habitación frotándose los ojos por el sueño. Se ajustó la cinta de su bata a la cintura y bajó las escaleras sin prisa para echar un vistazo a la casa. Minutos atrás, había escuchado ruidos en la planta baja, sin embargo, debido a la hora, había decidido ignorarlos hasta que se habían vuelto persistentes. Al vivir sola, estaba acostumbrada al silencio, sin embargo, sabía que eventualmente algunos invitados eran particularmente inquietos. Quizá fuera el caso de Rebecca, porque su hija no era de la clase de personas que le gustara madrugar, así que prácticamente había descartado esa idea hasta que llegó al umbral de la cocina y se sorprendió con la imagen que se encontró ahí.

—Buenos días má —saludó Freen al dar cuenta de su presencia.

—Buenos días —respondió ella con sorpresa. —Querida, ¿qué haces despierta tan temprano?

—Preparo el desayuno —respondió batiendo vigorosamente una mezcla dentro de un tazón. —Por favor siéntate, hay jugo fresco y los hotcakes están por salir.

La mujer mayor apartó la silla ligeramente para dejarse caer en ella, observando estupefacta a su hija verter parte del contenido del tazón sobre la sartén.

—¿Puedo preguntar a qué se debe este milagro? —inquirió con suspicacia, segura de conocer la respuesta de antemano.

—Oh... no es nada. Ya sabes, ayer dijiste que tenías que arrastrarme a la cocina y pensé en compensarlo.

Un par de ojos entrecerrados mirándola, le hicieron saber que su madre dudaba de la veracidad de sus palabras.

—Entiendo... —dijo Nun, pensando en la forma para abordar el tema. —Y, ¿dónde está Becky?.

El rostro de Freen se iluminó antes de responder.

—Debe estar por bajar —dijo, sintiendo como el flujo de sangre comenzaba a inundarle las mejillas.

"Bingo", pensó Nun disimulando una sonrisa.

—Debe agradarte mucho para que le estés preparando el desayuno —soltó de pronto y vio a su hija abrir y cerrar la boca repetidamente como un pez al que han sacado del agua. —Freen, debes saber que puedes contarme cualquier cosa. Rebecca parece ser una buena chica y tu luces radiante cuando ella está alrededor. Me alegra que la hayas traído aquí.

—Má...

—Freen, ¿por qué hay ese olor a quemado? —dijo la actriz entrando a la cocina apresurada.

Freen se sobresaltó al comprobar que el primer hotcake comenzaba a adherirse a la sartén y desprendía un ligero olor a quemado.

—Agg, no puede ser —dijo utilizando la espátula para sacar los restos del panecillo.

—Deja que te ayude —ofreció Rebecca acercándose y dando cuenta hasta entonces de la presencia de Nun en la habitación. —Oh, mamá, buenos días.

—Buenos días Becky —respondió la mujer observando a la actriz que vestía unos shorts de mezclilla ligeramente más grandes que su talla, y una camisa con las mangas arremangadas hasta debajo de los codos, que identificó como parte del guardarropa de Freen. —¿Dormiste bien?

—Emm, claro, gracias por preguntar.

Rebecca apartó el rostro esperando no fueran demasiado notorios los medios círculos oscuros que había visto bajo sus ojos al salir de la ducha.

La realidad es que no había tenido una buena noche de sueño. Durante la llamada con Nam, en la que la publicista había comprobado al menos cuatro veces que la reservación de su vuelo hacia Bangkok estuviera hecha y no presentara ningún problema, Rebecca había intentado zafarse de la conversación en varias ocasiones deseando regresar a la habitación lo antes posible. Sin embargo, pese a sus esfuerzos, una vez que había sido capaz de hacerlo, se había encontrado con la fotógrafa apaciblemente dormida y, muy a pesar de sus deseos por volver al momento en el que habían sido interrumpidas, había decidido no despertarla. El resultado había sido una noche inquieta, dando vueltas en la cama hasta que entrada la madrugada, al fin el sueño hizo acto de presencia.

Spotlight | FreenBecky Donde viven las historias. Descúbrelo ahora