Capítulo 14

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El amanecer encontró a Freen despierta, acostada sobre su costado con la cabeza apoyada en su brazo flexionado y absorta en la contemplación de la mujer que dormía a su lado.

La noche anterior, después de asegurarle que no iría a ningún lugar, la fotógrafa se había dedicado por completo al cuidado de su compañera. Con suma delicadeza la había ayudado a retirar todo rastro de maquillaje de su rostro, se había asegurado de que bebiera la suficiente agua y le había preparado un pijama limpio que, de no ser porque sospechaba que la actriz no había abandonado del todo sus intenciones, la habría arropado ella misma con él. Acto seguido se había dispuesto a mudar su almohada al sofá, sin embargo, Rebecca había usado contra ella aquella mirada de cachorrillo que no podía resistir, y finalmente había accedido a compartir la cama a cambio de que la única agenda de la noche, fuera la de dormir.

Para la actriz, el sueño había llegado pronto abrazada al cuerpo de su compañera. No así para la fotógrafa, quién a pesar de sus intentos, sólo había podido conciliar el sueño por cortos espacios de tiempo, intentando digerir las emociones de la noche en medio de sueños inquietos y el hecho indiscutible de que ahora, su relación con la mujer que dormía había avanzado al siguiente nivel.

Freen era consciente de que las cosas podrían no ser tan sencillas a partir de entonces. Ambas tenían estilos de vida completamente distintos y trabajos que a menudo serían demandantes, pertenecían a clases distintas, e incluso, la diferencia de edad que había desestimado con algo de humor, ella mejor que nadie sabía que podía ser un camino cuesta arriba lleno de tropiezos. No obstante, tal y como se lo había dicho a Rebecca, estaba dispuesta a luchar.

Si antes se había negado a aceptar que podría enamorarse con tal rapidez, ahora ya no tenía dudas. La forma en la que la actriz se había abierto paso en su corazón, era al mismo tiempo fascinante y aterradora. Por un lado, la había hecho sentirse vital, renovada; con un deseo genuino de pasar tanto tiempo con ella como le fuera posible, pero por otro, despertaba una angustia intermitente que sabía, estaba relacionada con la última vez que se había permitido dejar entrar a alguien en su vida.

Cuando los primeros rayos del sol alcanzaron la suficiente intensidad para colarse a través de las cortinas del apartamento, la fotógrafa intentó cubrir a la actriz. Dentro de sí, se agolpaba el deseo de que la noche no terminara aún. De ser posible, que no terminara nunca. Si hubiera tenido elección, habría elegido quedarse abrazada a Rebecca pasando por alto el trabajo y los pendientes de su día, pero sabía que no podía permitirse esa clase de indulgencias, mucho menos ahora que tendría que esforzarse más para mantener el ritmo de su exitosa novia.

Lentamente permitió que la tenue luz fuera alcanzando a su compañera, bañando su rostro perfecto con pequeños destellos hasta que sus párpados cerrados comenzaron a batirse soñolientos. Después, dos iris de un hermoso color avellana la enfocaron de inmediato, y la actriz le regaló una sonrisa acortando su distancia en la cama para hundir el rostro en la curva de su cuello mientras aspiraba con fuerza llenándose los pulmones con su aroma.

—Buenos días Freen —saludó con voz pastosa, gruñendo con satisfacción en medio del cálido abrazo.

—Buenos días Beck —respondió la fotógrafa, estirando el cuello para besar a su compañera en la coronilla. —¿Dormiste bien?

—Como nunca... —suspiró la actriz, al tiempo que se alejaba un poco para mirarla, recibiendo de frente la luz solar que la hizo volver a cerrar los ojos con molestia. —Pero me duele la cabeza.

Freen le obsequió una perfecta sonrisa y la atrajo nuevamente hacia ella.

—Supuse que eso podría ocurrir después de lo de anoche —rió bajo, recordando lo adorablemente ebria que había estado.

Spotlight | FreenBecky Donde viven las historias. Descúbrelo ahora