Capítulo 5

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Un nuevo día transcurría, las castaña había culminado con sus entrenamientos matutinos y se dirigía a su pequeño departamento. Este se encontraba en un barrio tranquilo, si bien no era de los mejores sitios, era un lugar lleno de personas humildes y trabajadoras, pero sin muchos lujos.

Su departamento estaba en el 3 piso de un edificio algo antiguo, pero bien cuidado. No era un lugar muy espacioso, contaba con un pequeño living donde se encontraban unos sillones frente a un televisor y en una esquina mas apartada se encontraba una bolsa de boxeo. En la habitación contigua se encontraba la cocina y además contaba con pasillo donde se veían 3 puertas, la primera llevaba al baño, la siguiente a la habitación de Becky y la ultima a la habitación de Mon.

Esta ultima habitación, se encontraba cerrada desde lo sucedido, la castaña no dejaba que nadie pusiera un pie dentro y menos que se modificaran cosas. Se encontraba intacta, tal y como Mon la había dejado la ultima vez que estuvo allí.

Becky una vez que entró a su departamento, decidió tomarse una ducha, luego se dirigió a su armario y se colocó un pequeño short negro y un top deportivo del mismo color, para estar en la comodidad de su casa.

Tomó el periódico y se sentó en el sofá, comenzó a leer el apartado de ofertas laborales. Anhelaba urgente un empleo fijo, pero necesitaba tanto el dinero que cualquier trabajo temporal también le servía. 

Su año sin trabajar, provocó que se le generaran algunas deudas, ya que todo lo ahorrado que tenia lo gastó en el tratamiento de su pequeña y luego en todo lo que vino después como su funeral. Los pequeños empleos que tuvo posterior a su depresión habían ayudado a mantenerse por ahora y pagar su alquiler atrasado, pero hacia dos semanas no conseguía ningún otro.

Sus padres la habían ayudado mucho, pero se habían jubilado y sus ingresos ya no eran suficientes, además el orgullo de la castaña era tan grande que no permitiría que lo siguieran haciendo. Ya habían hecho demasiado por ella durante toda su vida, pero principalmente en su reciente y superada depresión.

Cuando estaba leyendo el periódico, su teléfono comenzó a sonar, miro el remitente, era su amigo con el que se había encontrado de casualidad ayer.

- Hola Heng - contestó becky

- Hola Becky - respondió el alegre morocho.- ¿Estas ocupada? - preguntó - me gustaría almorzar contigo hoy.

- Emm.... está bien - dijo no muy segura la castaña - No tranquilo, no estaba haciendo nada importante.

- Vives donde siempre ¿cierto? - preguntó.

- Si - contestó Becky.

- Bien, en media hora paso a buscarte, ¿te parece bien?

- Bien, aquí te espero - contestó y luego cortó, para ir a cambiarse.

La castaña se colocó unos pantalones de jean negro ajustados, una camisa verde algo suelta, y su pelo lo recogió en un pequeño moño.

Minutos mas tarde estaba Heng esperándolo afuera en su camioneta negra. 

Este tenia el mismo rango que Becky en el ejercito, pero era un tipo soltero, sin hijos, sus padres eran grandes empresarios. Lo que le dejaba la posibilidad de hacer lo que sea con su salario, habiendo realizado algunas grandes inversiones para su no muy alejada retirada del ejercito.

El morocho a diferencia de Becky había entrado al ejercito por puro capricho de adolescente queriendo convertirse en "héroe". Cosa que sus padres no les agradaba para nada, pero con sus influencias, -sin saber Heng de esto- hicieron que su hijo escale de rango, bajando los niveles de peligros a los que estaba expuesto.

MI SALVACIÓN (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora