Becky se encontraba inmersa en sus pensamientos. La noche anterior le había recordado la fragilidad de las conexiones emocionales, y una sensación de autopreservación la envolvía. Mientras se preparaba para retomar su rutina de salir a correr, la idea de haberse alejado de Sarocha, su hija y aquel empleo que habia visto como un camino para salir del pozo que se encontraba nuevamente, resonaba en su mente.
Convencida de que había tomado la decisión correcta, Becky pensó en que los vínculos, de alguna manera, siempre la habían dejado vulnerable. Para ella, encariñarse significaba exponerse a la posibilidad de perder nuevamente a alguien cercano. La barrera que había levantado para protegerse parecía ser la única manera de evitar el dolor que ya conocía demasiado bien.
Mientras se dirigía a entrenar, cada paso alejándola de las conexiones emocionales, Becky se convencía de que este enfoque le proporcionaría la fortaleza necesaria para enfrentar la vida. La frialdad en su expresión y la distancia en su mirada reflejaban la determinación de mantenerse alejada, incluso de aquellos que podrían ofrecerle apoyo y cariño.
Aunque sus acciones estaban guiadas por el deseo de autoprotección, una parte de Becky se preguntaba si esta decisión también la privaría de experiencias significativas y conexiones profundas. Sin embargo, por ahora, la convicción de que evitar el encariñarse era la mejor manera de resguardarse del dolor la mantenía en su camino de aislamiento emocional.
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Por su parte Freen, en su hogar, reflexionaba sobre la situación con Becky. Aunque entendía la necesidad de darle espacio y tiempo para lidiar con sus propios pensamientos y emociones, también sentía una determinación creciente. No estaba dispuesta a dejar que Becky se alejara completamente, ya sea como su guardaespaldas, amiga o incluso quizás algo más.
Mientras pensaba en el día por delante, Freen se convencía de que no podía permitir que las barreras se levantaran de manera permanente. Sabía que la conexión entre ellas era única, y aquella promesa la impulsaba a no renunciar fácilmente a las personas importantes en su vida.
Decidió darle a Becky el tiempo que necesitaba, pero también se prometió a sí misma que no permitiría que esa distancia se convirtiera en un abismo insalvable. Planeaba abordar la situación con empatía, paciencia y, sobre todo, con una firme determinación de mantener a Becky cerca.
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A medida que las semanas pasaban, la brecha entre Freen y Becky persistía. A pesar de los intentos de Freen por buscarla, cada vez que llegaba a la casa de Becky, el portero le informaba que había salido. Aunque inicialmente dio el beneficio de la duda, pronto se dio cuenta de que Becky la estaba evitando deliberadamente.
Freen, se encontró en un punto de aceptación. Después de un casi un mes de intentos infructuosos y al reconocer que apenas conocía a Becky en lo profundo, se dio cuenta de que forzar una conexión podría hacer más daño que bien.
Aunque la preocupación y el deseo de ayudar seguían presentes, Freen reconoció la necesidad de enfocarse en su propia vida y responsabilidades.
La investigación en su laboratorio requería toda su atención, y su hija necesitaba el cuidado y la protección que solo una madre podría proporcionar. Las amenazas que enfrentaban no habían disminuido, y Freen comprendió que su prioridad era la seguridad de su familia.
Con esto en mente, Freen tomó la decisión de contratar a un nuevo guardaespaldas para reforzar la seguridad de su hija y la suya propia. Aunque la presencia de Becky aún dejaba un vacío emocional, Freen comprendía que la vida continuaba y que debía cuidar de aquellos que dependían de ella.
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MI SALVACIÓN (EN PAUSA)
FanfictionRebecca Patricia Armstrong de 27 años, ex miembro del ejercito, retirada a causa de la muerte de su hija Mon. Freen Sarocha Chankimha de 30 años, doctora especialista en oncología y hematologa. Tiene una hija llamada Sam de 8 años. Cuando crees qu...