capítulo 41

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Nayla Saavedra;

Nayla Saavedra;

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Despierto sola en la cama como llevo haciendo toda la semana desde que llegamos a Tenerife. Suspiro frotándome los ojos mientras veo como la luz se cuela por la ventana de la habitación y cojo el móvil para ver qué hora es. 9:13 am.

No se escucha ningún ruido en la habitación por lo que me supongo que Pedri estará abajo. Llevamos toda la semana levantándonos por separado y a pesar de que me fastidie demasiado, ya que es uno de los momentos que más me gusta tener a su lado, supongo que me he terminado acostumbrando.

Hoy nos volvemos para Barcelona, y a pesar de que esta semana la he disfrutado bastante a pesar de las circunstancias tengo ganas de volver a mi apartamento con Aida y desconectar de todo. No sé, tengo una ansiedad y mala leche acumulada en el cuerpo que siento que en cualquier momento voy a explotar como una bomba de relojería. Además de que esta semana he estado con la regla y me ha desbarajustado las emociones del cuerpo.

Dejo el móvil a un lado y me levanto de la cama tras unos segundos de reflexión. Me calzo mis chanclas de Nike y voy hacia el baño a hacer un pis y cambiarme el tampón. Me pongo unos pantalones cortos de chándal y me vuelvo a hacer el moño en lo alto de la cabeza antes de coger mi móvil y bajar las escaleras hacia el piso de abajo.

Echo un vistazo rápido y por lo que puedo ver no hay nadie en casa. Me parece raro ya que Pedri no me ha mandado ningún whas de que iba a salir pero a estas alturas de la película ya nada me sorprende a causa de sus cambios de humor que lleva teniendo toda la semana.
Suspiro mientras voy hacia la alacena para coger una taza y echarme el café con leche para después coger de la despensa un par de galletas que le gustan a Fer y a mi también. No tengo demasiada hambre pero me toca tomarme las pastillas y no me gusta tomarme los medicamentos con el estómago vacío.

Mientras estoy desayunando sentada en una de las sillas altas de la cocina viendo Tiktok puedo escuchar como la puerta de la calle se abre y a los pocos segundos aparece mi novio vestido con ropa de deporte y el pelo sudado pegado a la frente.

—Buenas.—saluda seco mientras pasa por detrás de mí para ir hacia la nevera y beber un vaso de agua fría.

Empezamos bien el día, si señor.

—¿Has salido a correr?—le pregunto a pesar de que es obvio mientras me giro para mirarlo.

—Sí, ¿no se nota?—pregunta borde dejando el vaso en el fregadero.

Vale, ya me está cabreando con ese tonito de los cojones.

—¿Y lo que dicen los fisios te lo pasas por la punta de la polla no?—pregunto ya cabreada. —Joder Pedro, ¿no ves que si sigues forzándote así antes de tiempo no vas a recuperar?

RENDICIÓN ; pedri gonzález. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora