capítulo 3

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Pedri González;

Pedri González;

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—¡Buen entreno, chicos!—nos felicita Xavi mientras todos bebemos agua. —Tenéis la tarde de hoy libre y mañana por la tarde os quiero aquí a las cuatro, primero tendremos reunión para cuadrar unas cosas del partido del domingo y luego vamos a hacer gimnasio para no sobrecargar mucho.—explica él. —Podéis ir a ducharos, y beber mucha agua que hace una calor de cojones.

Es que a quien se le ocurre poner un entrenamiento de máximo rendimiento cuando más calor hace...nada más ni nada menos que a Xavi Hernández.

Suspiro mienttas cojo aire y me seco el sudor de la cara con la camiseta de entrenar. Gavi viene trotando hacia mi con una sonrisa y se cuelga de mis hombros.

—Menuda caña nos han dado hoy, me quiero morir hermano.—se queja él mientras caminamos hacia las gradas.
—¿Donde se ha metido esta? Que hace dos minutos estaba aquí sentada.—pregunta Pablo por Nayla.

Porque sí, al final la rubia ha llegado antes al entreno. Me supongo que Gavi la habrá convencido o algo, pero me he quedado sorprendido cuando la he visto aparecer a las diez de la mañana por las gradas de la Ciutat Esportiva.

—Se ha puesto a hablar con Mikky y las dos se han ido para dentro, así que me supongo que estarán en la cafetería.—le explico yo mientras caminamos hacia los vestuarios.

—Muy atento has estado tú, Pedrito.—dice él vacilándome mientras me revuelve el pelo con una sonrisa.

Mentiría si dijera que no le he dado un repaso nada más la he visto llegar.
Lo siento, pero la chica está demasiado buena y además tiene carácter. Tal y como a mi me gustan.
Me impactó desde la primera vez que la vi, con el pelo castaño casi rubio, su metro sesenta escaso y esos ojazos azules que no se separaron de mi en toda la tarde de ayer.

Ayer no tenia un día demasiado espléndido y por eso fui borde con ella al principio. Tenía pensado disculparme y empezar de cero, simplemente por el hecho de que es la mejor amiga de Gavi y pues tampoco tiene culpa de que yo ayer tuviera un día de perros. Pero después descubrí que la rubia tiene carácter y eso me gusto aún más, por lo que había aprovechado toda la tarde de ayer para picarla y ella devolvérmelas de igual manera. La tía no se cortaba ni un pelo con sus contestaciones y eso me gustaba más de lo que me gustaría admitir.

—Calla y no flipes tanto.—digo riéndome.
—Anda, me voy a duchar que me toca hacer de taxista.—digo yo mientras le revuelvo el pelo y entro en los vestuarios.

La mayoría están cambiándose mientras hablan unos con los otros. Voy hacia mi bolsa para coger mi neceser e irme directo a la ducha sin prestar mucha atención al resto. Hace una calor de cojones hoy en Barcelona y el agua templada tirando a fría me relaja los músculos y hace que se me quite toda la calor acumulada por el entrenamiento.

RENDICIÓN ; pedri gonzález. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora