capítulo 60

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Nayla Saavedra;

Nayla Saavedra;

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—¡Mami, el tete me ha quitado la pelota!—grita mi hijo Pablo desde el jardín mientras corre hacia mi.

Mi pequeño se abraza a mis piernas y yo sonrío mientras le acaricio el pelo.

—¡No se dicen mentiras!—le replica su hermano mientras viene corriendo también hacia mí con la pelota de fútbol debajo del brazo. —La perdiste tu solito...

Suelto una risa mientras los abrazo a los dos antes de ponerme de cuclillas mientras los miro.

—No discutáis niños, si lo importante es que lo paséis bien como hermanos que sois.—les digo sonriente haciendo que ellos se miren. —Venga, seguid jugando mientras que no vienen los titos y los abuelos.

Ellos se van corriendo de nuevo mientras gritan por el jardín y me hacen sonreír. Acaban de cumplir cinco años hace unos meses y ya están hechos unos pequeños hombrecitos que me tienen el corazón lleno. Más feliz no me pueden hacer.

Entro de nuevo hacia dentro de la casa para ir hacia la cocina. Sonrío sin poder evitarlo al ver en nuestra nueva cocina a mi marido mientras está de espaldas a mí preparando una ensalada para la comida mientras tararea en bajo una canción. Me acerco a él sigilosamente y me abrazo a su espalda haciendo que él suspire al notarme y ponga sus manos sobre las mías mientras hundo la cara en su espalda dejando un beso encima de su camiseta.

—Los niños ya están de trastos mientras juegan al fútbol en el jardín. Desde que tenemos las dos porterías no paran quietos.—le susurro haciéndolo reír.

—Han salido a su padre, no hay duda.—me responde girándose y cogiéndome de las mejillas para que lo mire a la cara. —Me encanta verte sonreír, cariño.

—El día de hoy me tiene muy emocionada, tener a toda la gente que queremos en nuestra nueva casa es algo muy especial.—le respondo sonriente mientras me abrazo a su cintura. —A ver si te recortas un poco la barba, cari. Que me llevas unas barbas ya de vagabundo.—lo vacilo haciéndolo reír.

—Pero si te encantan mis barbas de vagabundo que siempre me dices que no quieres que me afeite, mentirosa.—me vacila haciéndome cosquillas mientras me restriega toda su cara por mi mejilla haciéndome carcajearme.

Me besa toda la cara haciéndome reír y no puedo evitar que me lata el corazón contento por la sensación de quererlo tanto. Hace unas semanas que nos mudamos a una nueva casa. Está también en una buena zona de Barcelona y cerca del club y de mi trabajo. Decidimos empezar a buscar casa nueva cuando los niños empezaron a crecer y la casa se nos empezaba a hacer un poco pequeña viviendo cuatro y con dos perros. Porque sí, ahora tenemos a un perro nuevo desde hace un año acompañando a nuestro Bruno. Se llama Nilo y lo acogimos después de encontrarlo un día en la calle volviendo de uno de los partidos con los niños. Es un gran danés y nos enamoramos de él nada más verlo, ahí era pequeñito aunque ahora con ocho meses ya es un grandullón con carácter de cachorro. Además de eso después de vivir ya siete años juntos en la primera casa de Pedri los dos quisimos buscar una nueva y empezar de cero para criar a nuestros hijos en un hogar nuevo que se amoldara a los dos.

RENDICIÓN ; pedri gonzález. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora