capitulo 43,

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Pedri González;

Pedri González;

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Marzo llegó y yo había vuelto a los entrenos hace aproximadamente tres dias.

Pronto tendríamos el Clásico y los fisios estaban bastante encima de mí para tenerme al cien por cien y que lo pudiera jugar. Yo aún me notaba un tanto débil, había estado un mes sin jugar y en la última semana me había puesto a tope porque contaban conmigo como titular.

Mi ánimo había mejorado bastante al volver a la rutina aunque seguía con insomnio y mucha ansiedad, aunque supongo que con el tiempo iría mejorando hasta estar bien del todo, al fin y al cabo todo era un proceso...

Siento el cuerpo de mi preciosa novia acurrucarse contra el mío provocando una sonrisa en mi rostro. Tengo entreno en unas horas y he venido a su casa a comer y a echar la siesta.

—¿Estas dormido, amor?—me pregunta en tono bajo mientras hunde su cara en mi pecho.

—No, ya te dije antes que no tenia sueño, cielo.—le respondo mientras le acaricio el pelo. —Además de que si me pongo a dormir ahora no me das despertado para el entrenamiento porque tengo demasiado cansancio acumulado.

—¿Sigues sin dormir?—pregunta preocupada levantando la cabeza de mi pecho y mirandome haciendo que asienta mientras suspiro. —Joder amor, voy a tener que ir a dormir contigo todas las noches para que puedas tener un horario de sueño decente.

—Me parece una idea fantástica.—digo sonriente mientras giro en la cama situándome encima de su cuerpo. —Así te tengo todita pa mi.—le susurro con una sonrisa mientras rozo mis labios contra los suyos.

—Ya me tienes todita pa ti, bobo.—dice sonriente mientras me mira a los ojos y me da un pico en los labios. —Pero ahora enserio, estoy preocupada con ese insomnio tuyo...

—Calla...—digo besando repetidas veces sus labios haciendo que ella suspire. —No quiero hablar ahora de eso, ahora mismo solo quiero besarte.

Ella suspira y aleja sus cara de mí ligeramente para mirarme a los ojos. La miro suplicante ya que no me apetece nada hablar de mis mierdas porque me hundo todavía más y prefiero no pensar en ello y se lame los labios reflexionando mientras me mira a los ojos.

—No me gusta nada que me digas estas cosas para convencerme porque sabes que soy débil ante estos comentarios.—me dice en un susurro mientras me coge de la mandíbula para atraerme a su rostro mientras yo sonrío.

—Te encanta y lo sabes, cari.—le digo acaramelado mientras rozo mis labios contra los suyos provocándola.

—Calla.—me susurra con una sonrisa ladina antes de fundir su boca con la mía.

Suspiro contra sus labios cuando siento su boca besarme tal y como me gusta y yo aprovecho para posar mis manos en sus muslos y acariciarlos, ella enreda sus piernas en mi cadera pegándonos al completo y no puedo evitar gruñir contra su boca cuando mi lengua roza la suya haciéndola jadear.

RENDICIÓN ; pedri gonzález. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora