Palabras mudas

84 Dejame respirar

Estaba seguro de que regresarías, pero el costo fue robarme mis sonrisas.

Estamos jugando a ser perfectos, pero la verdad te da miedo respirar en un lugar donde yo pueda estar.

Y ya me enteré, que solo es un juego donde el peor error fue creer que lo podría ganar.

Déjame respirar, me ahogas con tanto hielo que sale de esos labios, que alguna ves fueron tan cálidos como el mismísima infierno.
Yo dispuesto a pasar tormentas contigo, tu avandonas el barco tras la primera ola.

Déjame respirar, ya no sé porque sigo aquí.

Déjame respirar porque duele escuchar tus susuros de amor y tus gritos odio...

¡maldición déjame respirar!

Que te costo irte y dejar el destrozo tal cual?

No seré ese tulipán que necesito esa seguridad para avanzar, yo soy más.
Soy más que una estúpida flor a la cual crees que debes regar para que floresca, yo soy más.

Soy el vendaval que nadie se atreve a cruzar, soy la tormenta y la tempestad, soy ese espíritu libre que le intentaron robar su paz.

Solo, déjame respirar.

Y si no puedes con todo, porfavor huye y no vuelvas más.
Porque si te aferras, no me podré soltar y necesito respirar.

Me estas doliendo, me estas dañando y no te vasta que te lo diga.
No me escuchas en las madrugadas, solo quieres meterte entre las sábanas.

Me ahogaba y no lo sabia.
Y solo te pedí aflojar y preferiste no dejarme respirar.

Ahora tengo la sicatris de tus manos aprentando un corazón que solo intento quererte, y ahora no te importa que de esto muera.

Que ironía yo pensaba que te iba a herir, que serias la paz entre mi tempestad. Pero no me mostraste que tenía razón que jamás debía amar.

Solo te pido antes que rompas algo más, déjame respirar.

Solo necesito respirar.