CAPÍTULO 6 - Linda Pareja

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-que hay algo que han olvidado- dijo mientras los miraban

-¿Qué cosa?- pregunto ¿a qué se refería? ¿A que ellos no eran del mismo círculo o algo parecido? Al ver la cara de confusión de ambos la reina sonrió maternalmente

-¡que civilmente no se han casado!- hablo entre emocionada y contenta. Ambos se miraron sorprendidos

–nosotros no estamos en contra de su pareja y mucho menos de su bebe ¡al contrario! Nos sentimos felices que no les importe lo que piensen los demás y que sigan adelante ¡estamos encantados! El único detalle que nos molesta es que no se han casado, no digo que este mal ¡pero así sería más difícil separarlos! Y realmente seria lindo ver una boda formal luego de tanto tiempo- dijo felizmente la chica mientras movía su manolo señalándolos

-¡eso!- exclamo el rey ganándose una mirada asesina por la pelinegra

-¡¿Quién te dijo que hables?!- grito ofendida

–nadie...- murmuro asustado y nerviosamente

-¡entonces cállate!- le ordeno de una forma fuerte y temible. El asintió apenado mientras Clarión hablaba de no reír

–Clarión... no es gracioso- murmuro el señor del invierno verdaderamente tentado, pero eso no era de buena educación reírse

–Lo siento- susurro ella mientras se encogía de hombros

-¡son una hermosa pareja! ¡Se protegen el uno al otro y todo eso!- hablo soñadora la mujer –y además no será matrimonio arreglado, como nos pasó a nosotros- dijo algo apenada, pero luego sonrió bellamente -¡aunque no se preocupen! ¡Ya cambie esa ley de mi país para que ya no haya más matrimonios arreglados!- dijo con gran alegría. Clarión y Milori se miraron unos segundos

–Deberíamos pensarlo...- dijo el peliblanco mientras volvía a mirarlo

-¡piénselo! ¡Y ojala nos inviten!- dijo mientras ambos se paraban y se dirigían a la salida -¡hasta luego y gran charla!- dijo mientras saludaba de la mano y salía sin prestar mucha atención al protocolo

–Solo tú charlaste- dijo sentido el rey

-¡cállate!- le ordeno la reina de mala gana.

En el palacio norteño... la reina estaba sentada en una silla mientras apoyaba su cabeza en su mano

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–Sigo sin ideas- dijo haciendo una mueca, se habían logrado salvar de Mina y su horrorosa banderita luego de varias plegarias

–Ya lo sé- dijo el rey mientras comía un pan. Algunos sirvientes limpiaban el piso, su pueblo era realmente sometido, no podrían salir de la isla sin permiso a excepción cuando pudieran llevar las estaciones, cualquiera con tendencia a escaparse o quitar alguna ley terminara en los calabozos, tienen que servir a sus reyes cuando se estaban muriendo de hambre ¡realmente era horrible! Mientras ellos vivían bien su pueblo iba en decadencia, por suerte había una pequeña organización que alfabetizaba y alimentaba a toda la población en nombre de los reyes (los cuales ni enterados de esta organización).

Las hadas invernales vivían mejor, su señor del invierno era alguien severo, era verdad, pero no los dejaba pasar hambre y casi siempre estaba para ayudar... el pequeño problema era que estaba perdiendo la batalla con las hadas cálidas e iban a tener que instalarse la mismas reglas que haya y eso era lo peor que podria pasarles. La batalla era protocolar, los reyes manipularon de manipularlo sin ningún resultado, aunque ahora estaban lográndolo, lo estaban forzando por así decirlo ¿Quién era él? ¿Por qué no esperamos igual a ellos? La respuesta era que él era un sureño, dispuesto a pelear hasta el último intento... pero esto era otra historia.

𝙴𝚕 𝚝𝚛é𝚋𝚘𝚕 |  ʟᴏʀᴅ ᴍɪʟᴏʀɪ ʏ ʟᴀ ʀᴇɪɴᴀ ᴄʟᴀʀɪᴏɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora