CAPÍTULO 9 - Lo lamento...

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La reina quedo sin aliento, esa hermana que la había tratado de matar, que ocupo su cuerpo sin su permiso... la que trato de matar a toda hada viviente, la que infundo el miedo y pánico en todos lados. Esa chica... ¿ahora la salvaba? Era un espíritu sin duda, su vestido le llegaba un poco más abajo que sus pies pero tenía sus bordes irregulares, como que si alguien le hubiera arrancado un pedazo... era mas o menos invisible, su cabello ahora que la veía mejor se notaba que tenía mechones rojos y rubios

–Clarión...- murmuro con esa voz de siempre, pero esta vez inexpresiva. En su mirada se pudo notar cierta angustia. Las cadenas parecían de oro, la enredaban pero parecían no tocarla, la rodeaban como levitando alrededor de ella... en cada una de esas cadenas había pequeñas piedritas brillantes

–pero...- la voz de la castaña se hoy ahogada, no sabía como reaccionar. El asombro de pronto se había vuelto miedo y por instinto se aparto y rodeo su vientre con sus manos, su bebe estaba asustado

–tranquila- esa voz dulce y cálida hizo que volviera su mirada a su difunda hermana. Le hablaba como cuando eran las mejores amigas y cuando la armonía estaba entre ellas –Clarión... lo lamento- murmuro con pesar mientras veía la ceniza de su oponente, es que ella jamás iba a cambiar... su corazón era de hielo solido y nada de esto la lastimaba ¿nada? Esa culpa aun estaba en ese corazon helado que tenia una pequeña grieta

–pero... ¿Por qué lo hiciste?- pregunto la castaña mientras la miraba en busca de respuestas. La rubia dio una media sonrisa y suspiro mientras tocaba el suelo una vez mas

–te lo debo... te debo una disculpa- murmuro ella con dolor –quiero ayudar- dijo lo último casi con resignación y con un verdadero arrepentimiento. Clarion la miro unos segundos y se levanto

-¿tus cadenas?- pregunto mirándolas, Cali suspiro y bajo la mirada

–son las cadenas que cree en vida hermana, cadenas de egoísmo, venganza, ira... del mal- explico suspirando. La castaña la miro con piedad y la rubia solo bajo la mirada, su hermanita pequeña siempre seria así de benévola, jamás podría ver reflejado en ese rostro furia y clamos de venganza. Pero en esos ojos celestes Cali también adivinaba esa tristeza y miedo

-¿sigues con Milori?- suspiro haciendo una mueca de disgusto. Ahora lo sentí ¿su pequeña hermana con novio? No sabía porque Dante o Denis aun no lo habían echado, ella nunca había sentido esa necesidad de sobreprotegerla... y ahora se arrepentía tanto... si ella hubiera elegido otro camino, si no se hubiera dejado llevar por la envidia y el mal... ahora todos sus hermanos estarían vivos, ella podría tener una vida normal con su pareja y su pequeña hermana podría estar protegida por ellos. Miro suavemente el anillo que su joven hermana tenia en el dedo

-¡genial!- dijo de forma celosa -¡ese pervertido ya... ya... argg!- gruño mientras daba una pequeña patada al suelo y gruñía con los brazos cruzados. La miro con esos ojos color negro y luego respiro profundo, la miro unos segundos analizándola. Clarión la miraba curiosa ¿Por qué la miraba así? -¿Estás esperando a un hijo de él?- dijo asombrada. La castaña se encogió de hombros y asintió con la cabeza, había algo de reproche en esas palabras de su hermana

-ya no soy una niña- se excuso mientras agarraba un vaso y lo llenaba con ese liquido de la vida

–pero... pero... ¡eres una niña! ¡¿cómo se atreve a tocarte?! ¡es un pervertido! ¡maldito abusador de menores!- empezó a decir de forma realmente celosa mientras negaba con la cabeza. Clarion dejo escapar una ligera carcajada

–tengo varios milenios Cali- hablo con total normalidad mientras caminaba hacia afuera

–te acompañare... puedo decirte como darle esa agua- murmuro algo preocupada. La reina sonrió dulcemente y asintió

–creo que puedes, me gustaría estar acompañado en un momento como este- dijo mientras daba una media sonrisa. Cali sonrió y la siguió. Pero había algo que la preocupada, el agua de la vida como podía sanar podía ser un veneno mortal si uno no sabía aplicarla al paciente.

El amanecer en la tierra de las hadas ya habia avanzado

–este es el segundo día- dijo la ministra del invierno mientras miraba a su hermano

-¿ustedes creen que le haya pasado algo?- murmuro el ministro del otoño

-¿adonde habrá ido?- murmuro el ministro de la primavera.

En un lugar que no se sabe donde se encuentran los tres espíritus

–las horas que pasa en ese lugar mágico se vuelven mas en el mundo normal- hablo Dante

–llegara para el atardecer a la tierra de las hadas- hablo Ángelo suspirando

–Cali la acompaña ¿podemos confiar en ella?- dijo Denis, a su hermana no la habían visto desde que Milori quito su espíritu del cuerpo de su hermana. Los dos restantes se miraron

–eso espero...- susurraron.

Y como habían predicho ambas chicas llegaron al atardecer

–debo dormir a todos... o si no puede pasar algo malo- dijo Cali mientras esparcia unos polvillos dorados que durmieron a todas las personas. Ambas caminaron hacia el castillo de hielo donde estaba el señor del invierno. El corazón de Clarión dio un vuelco al verlo de nuevo, ese miedo volvió a formarse en su interior y suspiro

-tranquila- hablo su hermana mientras sacaba del bolso de su hermanita el liquido –esto debe darse cuenta por una persona que tenga un fuerte sentimiento hacia él, no puedes darle con el vaso o si no se volverá un veneno mortal- hablo preocupada. Clarión asintió levemente mientras la miraba

–esta bien... entiendo- hablo. Cali parecía no estar segura de decir lo que pensaba -¿pasa algo?- murmuro la reina. La rubia suspiro y la miro

–puede ser peligroso para ti Clarión, tu no tienes nada que sanar... puedes perder al pequeño- hablo dando leves tiembles. Eso le cayo como agua fria a la soberana. Miro por unos segundos a su esposo y luego a ella misma

-ahí posibilidad que no pase eso?- pregunto angustiada, el tiempo para curarlo se estaba acabando, se notaba en su respiración casi nula. Ese líquido no revivía solo curaba. Sintió su corazón latir con fuerza y ​​su respiración agitarse

–si... pero es casi nula- explica apenada la rubia. Clarión suspiro, tenía una posibilidad de que todo saliera bien, solo una... en cambio si no se lo daba esa posibilidad no existía

–se lo daré- murmuro mientras el miedo resonaba en su cabeza. Cali sonrio tristemente

–esta bien...- y dicho esto se alejo de ella mientras caminaba hacia la ventana

-¿A dónde vas?- dijo sorprendida la castaña

–cariño, yo no me merezco volver a verte, estar aquí ha sido un milagro... no creo que nos volvamos a ver- dijo tristemente

-¡no puedes irte!- exclamo asustada Clarión mientras la abrazaba, la rubia le correspondió

–lo lamento... pero no puedo- explico mientras se alejaba

-¿te volveré a ver?- pregunto tristemente. Cali negó con la cabeza mientras le dejaba un espejo de marco de oro en sus manos -¿tu espejo?- murmuro asombrada

–es tuyo... suerte- murmuro mientras desaparecía, de pronto ella solo era una brisa mas de invierno. Clarión cerro los ojos mientras sollozaba antes de volver a mirarlo

–espero que sigas bien después de esto- dijo mientras acariciaba su abdomen. Miro el agua que seguía en sus manos y tomo un leve trago... sabía que según lo que le había explicado mientras caminaban hacia acá debía ser en un gesto cariñoso y de amor. Suspiro y se acerco, ojala esto diera resultado, se sentó a su lado y acaricio su cabello. Se acerco con cariño... y le beso.

𝙴𝚕 𝚝𝚛é𝚋𝚘𝚕 |  ʟᴏʀᴅ ᴍɪʟᴏʀɪ ʏ ʟᴀ ʀᴇɪɴᴀ ᴄʟᴀʀɪᴏɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora