CAPÍTULO 11 - Final

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Varios meses después...

Clarión miraba por la ventana realmente calmada, acariciaba ya su notable vientre donde él bebe se hacía presente con algunas patadas. Sentía que el pequeño se sentía mejor en un lugar no tan cálido, disfrutaba de la brisa fresca y solía moverse más cuando sentía a Milori. Realmente habían sido sensaciones espectaculares, eran sensaciones imposibles de describir, eran... hermosas. Sonreía levemente ante un movimiento de su pequeño ser que ya le faltaba poco para nacer. Estaba realmente inquieto ya veces pateaba duro... disfrutaba realmente de todo esto y ya estaba emocionada en tener a la criatura entre sus brazos. Aunque estaba un poco preocupada por lo que podrian hacer esas occidentalitas tan molestas.Suspiro algo pensativa mirando el cielo que ya estaba aclarándose, la brisa seguía con su peculiar encanto

–Eres muy inquieto- murmuro mientras acariciaba su abdomen. Era la madrugada y el señor del invierno estaba aún dormido: era demasiado temprano. La reina solía despertarse a estos horarios tan inusuales, a veces solo porque sí. Las estrellas iban desapareciendo, los rayos del sol ya calentaban un poco la tierra

-¿Qué haces despierta?- murmuro Milori mientras se sentaba en la cama adormilado y se tallaba los ojos

–No tengo sueño- le sonrió con dulzura ella. Él medio sonrió y se sentó a su lado

-¿estás bien?- murmuro mirándola algo preocupada, la brisa se tornó levemente más fría

–Sí, es solo que es linda la mañana- le contesto la reina mientras volvía su vista al cielo. Milori suspiro más tranquilo mientras le pasaba el brazo por los hombros y con la otra acariciaba su vientre

-¿siempre es así de inquieto?- mientras no podía evitar sonreír al sentir al nuevo ser

–Más o menos- le devolvió la sonrisa ella mientras apoyaba la cabeza en el hombro de su esposo. Milori beso con cariño su frente mientras la atraía más hacia si

–te amo- murmuro con cariño. Clarión le sonrió y entrelazo su mano con la suya

–yo también- murmuro. Ambos dieron un leve suspiro mientras miraban el cielo, estaba más bonito hoy.

La mañana fue tranquila pasando, la reina miró el cielo con algo de preocupación. Su mente estaba preguntándose que estarían haciendo ahora los occidentales o los norteños... que harían ahora tan cerca de tener a su bebe. Ellos no querían un híbrido (ellos eran los occidentales) y ella no entendía que tenían en contra ¿Por qué deberían ser más racistas? Frunció levemente el ceño, era difícil estar tranquila pensando que en algún lado del mundo había alguien tratando de atentar contra la vida de su pequeño pedazo de cielo. Suspiro, por suerte tenía a Milori al lado.

¿Qué hubiera pasado si no fuera así? Realmente habia caido en las garras de esos degenerados. Era una mujer fuerte y madura... pero ¿buena madre? Respiro profundo... lo que no supiera lo iba a aprender, no debe haber problema en eso ¿o sí? La idea no poder ser lo suficientemente buena la... aterraba, de alguna forma por supuesto ¿Quién no tendría algo de inseguridad la primera vez? Jamás había cuidado un bebe o un niño... era raro poder tener hijos entre hadas porque la mayoría decidió no tenerlo o simplemente no podían

El cielo estaba tranquilo y algunas aves volaban por él. Podía ver las cuatro estaciones a los lados y llegaba la brisa invernal...era simplemente perfecto...

De repente se sintió extraña, sintió algunas contracciones pero aún eran demasiados leves... el pequeño estaba totalmente inquieto. Tan solo respiro y trato de pasarlas por alto... pero estas pronto se hicieron más intensas...

Las hadas sanadoras ya estaban en la sala ¿Cuándo habían llegado? Realmente al parecer tenían un instinto natural o algo así. La sala era totalmente blanca, había algunas flores alrededor y las enfermeras estaban vestidas con un lindo traje blanco hecho de jazmines. Ella traía de respirar, esto era demasiado doloroso... tal vez más de lo que había llegado a imaginar. Su mente estaba en blanco en ese momento mientras luchaba por no gritar ¡por dios! Solo debia respirar y tranquilizarse, nada mas. El dolor era agudo y se calaba hasta muy dentro de su interior. Aunque la sala estaba un poco llena sintió una cierta soledad... la cual se dispersó cuando sintió esa mano tibia y al mismo tiempo fría tomó su mano delicadamente. Los ojos castaños estaban sobre ella tratando de darle seguridad esa que este momento le faltaba, esa mirada que quería decir que todo estaría bien. Sus ojos azules estaban empañados 

𝙴𝚕 𝚝𝚛é𝚋𝚘𝚕 |  ʟᴏʀᴅ ᴍɪʟᴏʀɪ ʏ ʟᴀ ʀᴇɪɴᴀ ᴄʟᴀʀɪᴏɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora