❝Capítulo 2❞

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Los pensamientos en algunas ocasiones no son más que verdades que no queremos escuchar, pero a las cuales debemos poner atención porque aveces, de la oscuridad nos pueden sacar.

Se sentía algo extraño, ver a esos jóvenes en parte lo había devuelto a la realidad. Un desorden de personas que en cierta forma lo reflejaban a él hace unos años atrás. Un Déjà Vu, en pocas palabras.

Sin duda alguna no eran de la universidad, creía que tenía alguna idea de dónde podrían ser, pero, como siempre, no quería basarse en suposiciones.

Se movía lentamente hasta su dormitorio, pensando en ello; debido a diversos factores el último profesor con el que tendría clases no pudo presentarse, así que podía tener un poco más de tiempo para descansar. No, ese día no fumaría, lo haría por Zetsu; verlo tan preocupado le hizo reflexionar, al menos un momento, sobre la mierda que estaba haciendo. Maldición, estaba estudiando psicología, pero parecía más un paciente que un futuro psicólogo. Debía dejar ese vicio tan dañino a la misma vez en que dejaba de pensar en cosas tan estúpidas.

Era duro consigo mismo, pero quizás eso necesitaba.

Al estar frente a la puerta de su residencia, sacó su llave del bolsillo de su chaqueta y se abrió paso hacia adentro; entró soltando un bostezo y dejando su bolso en el perchero de la entrada se dirigió a la cocina, donde encontró a Zetsu moviéndose ágilmente por el sitio. Pese a eso, se veía algo atareado.

—¿Necesitas ayuda? —Preguntó Obito apaciblemente, haciendo que el peli-verde se volteara sorprendido.

—¿O-Obito? ¿Qué haces aquí? —Articuló Zetsu claramente sobresaltado, estando algo enredado entre el arroz, el puré y el pollo—. Pensé que estabas en clases.

El azabache tomó de las manos ajenas la cuchara que sostenía—. El profesor Orochimaru no se presentó, así que salí temprano; y a propósito, casi le colocas bicarbonato de sodio al arroz en vez de sal. ¿Estás bien? Aún es un poco temprano como para hacer la cena —Comentó devolviendo el bicarbonato a su sitio y cogiendo un poco de sal para condimentar el arroz adecuadamente.

—Yo... sí. Estoy bien. Sólo algo nervioso, tengo una cita y quería dejar todo ordenado antes de salir.

—¿Cita? —Obito colocó la cuchara sobre el mesón, para fijar su atención en su compañero, quien parecía estar a punto de sufrir un colapso—. Eso es una buena noticia. ¿Cuándo pensabas decírmelo?

—No lo sé, es decir, ya hemos llegado al punto de formalizarnos como novios. Pero tratándose de un él no sé qué tan lejos llegue nuestra relación en esta sociedad —El chico se rascó un brazo con incertidumbre; no sabía qué percepción podría tener el Uchiha sobre las relaciones entre personas del mismo sexo, pero era su amigo y confiaba en que no le importaría demasiado—. Ese chico puede llegar a ser demasiado extraño, y no quería decirte nada sin tener algo seguro.

—Lo entiendo —Respondió el peli-negro—. Bueno, ve y prepárate. Yo haré la cena.

—¿En serio?

—Sí; no soy un Gordon Ramsay en la cocina, pero tengo mis trucos. Tú tranquilo y yo nervioso. Anda —Añadió empujándolo a su cuarto—. Y por favor, ponte algo más o menos decente. Tampoco un traje, sino algo que diga: "Informal pero mantiene la clase". Ya sabes.

—No; no lo sé.

—Sólo no te pongas una pijama. ¿Bien? —Concluyó Obito dejándolo en su habitación compartida, para después cerrar la puerta detrás del chico de cabello verde.

—De acuerdo —Respondió éste completamente confundido a pesar de que su compañero ya no podía oírlo.

En su fervor interno estaba realmente aliviado de que Obito se tomara con humor y calma lo que había dicho con respecto a su relación, pero también estaba algo preocupado; éste de repente se encontraba de muy buen humor, y eso era raro; aunque aveces solía pasar, eran escasas las ocasiones cuando eso sucedía. Se había acostumbrado a la monotonía de verlo entrar, dejar sus cosas e irse totalmente serio y con aires deprimentes mientras tenía conciencia de que a lo mejor estaría fumando en algún rincón de la ciudad; era tan recurrente que daba miedo. Pero ver esa faceta del Uchiha de vez en cuando era... extraño pero ciertamente agradable. Así que decidió dejarlo pasar por esa vez, no se dejaría llevar por su ansiedad y sólo esperaría a que ocurriera más seguido.

Psicología para Fracasados ϟ 𝐎𝐛𝐢𝐃𝐞𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora