Las reuniones suelen ser aveces formales, otras algo más divertidas. Lo cierto, es que en la mayoría de las veces están bien organizadas, más siendo un reencuentro con los que estudiaste.
Pero no en el caso de Obito.
Sus amigos de secundaria no se acercaban ni remotamente a los estándares que se consideraban normales, es más, dos de ellos no podían pasar más de cinco minutos hablando sin contradecirse. Aunque bueno, ¿Podía él considerarse normal? Claro que no, y menos estando en ese grupo que cada que se reunía si no provocaba un desastre que casi los llevaba presos decía cosas que los hacían parecer psicópatas.
Tanta era la demencia entre sus pláticas que el Uchiha ya sabía cómo cometer el crimen perfecto; desde cómo asesinar de manera rápida, pasando a cómo no dejar evidencia, ADN, limpiar la escena y terminando en la forma ideal de deshacerse de un cuerpo. Lo que sí, confirmaba en parte la teoría del Kamiruzu, podía matarlo y nadie se daría cuenta. Si, claro, se atrevía a hacerlo, algo que obviamente no sucedería.
—¿En dónde nos reuniremos? —Preguntó el azabache mirando a su amigo enmascarado.
—En donde haya un posibilidades de terminar muerto, ya sabes cómo son los muchachos.
—Hay que exceptuar a Kurenai y Asuma, ellos podrían considerarse menos enloquecidos.
—¿Y nosotros no entraríamos ahí también?
—No, somos calmados; pero por eso no menos anormales.
—Buen punto.
—Pero ya, enserio ¿A dónde iremos?
—A la cafetería "La Flor del desierto".
—¿La que es de la familia del amigo de Naruto?
—¿A cuál de todos los amigos de Naruto te refieres?
—Al pelirrojo de delineado negro bien marcado con cara de amargado.
—Ah, sí, a esa. ¿Cómo se llamaba el muchacho?
—Gaara del Desierto ¿Por qué?
—Porque quizás nos haga un descuento si hablamos con él y le decimos que somos conocidos de Naru.
—Si te preocupa pagar yo puedo hacerlo —Comentó Tobi mirando hacia el suelo, notando como un chicle de la acera se había pegado a su zapato.
—¿De verdad?
—Sí, sí. Sólo no vayas a abusar —Dictó arrastrando el zapato por el piso para raspar el chicle pero no funcionó.
Se encontraban vagando por las calles, pasaban enfrente de varias tiendas, con vitrinas bastante llamativas con algunos pósters de rebajas pegadas en ellas. Los autos pasaban a un costado de ellos, con música a alto volumen u otros con perros asomados por las ventanas.
—¿Me creerías si te dijera que me gusta alguien?
Obito se detuvo en seco, dejando de lado el molesto problema que tenía en sus suelas.
—¿Qué? Whoah, pensé que desde nuestro incidente con la chica nutria te habías rendido con las mujeres.
—Sí, eso hice.
—¿Entonces...? Oh, oh, ohhhhhhhh.
Kakashi rodó los ojos por la actitud del otro. ¿No podía tomarse nada en serio?
—¿Quién es el afortunado? —Preguntó alzando las cejas de manera pícara.
—Un chico de primer año, estudia lo mismo que yo. Licenciatura en educación. Pero tengo un conflicto, le llevo cinco años y bueno...
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Psicología para Fracasados ϟ 𝐎𝐛𝐢𝐃𝐞𝐢
أدب الهواةObito Uchiha, un estudiante de psicología que trae detrás de sí recuerdos fatídicos y fantasmas del pasado; no tiene otra aspiración más que terminar su carrera. Aunque eso podría cambiar por las diferentes intercepciones que entran a su vida, espec...