Nuestro Sonido. (Uzui Tengen)

Capitulo 29. Ruptura.

Capitulo XXIX.

La misión de Rengoku era algo especial pues decenas de cazadores habían desaparecido y se decía que en  el lugar podría haber una Luna.

-¿En serio solo comerás eso? - preguntó con la boca llena el pilar de la llama.
-Puedo no ser normal pero como cómo un humano, me sorprende donde te cabe todo eso- dije señalando la torre de platos qué tenía mi compañero.

-HAHAHA Es por eso que siempre estas débil Bella, comes muy poco-

Después de aquella cena Rengoku pasó toda la noche conmigo, habíamos ido a un pequeño pueblo en el que había un festival, había mucha gente y el ambiente era muy agradable.

-¿Qué planeas hacer cuando derrotemos al rey demonio? - preguntó
Reí.
-¿cual es la Gracia bella? HaHaHa! -
Me encogí de hombros.
-espero seguir con vida cuando eso pase.... Realmente deseo que nosotros seamos quienes lo asesinen -
Hubo un pequeño silencio.
-Yo Quisiera poder ver Feliz a Senjuro- su rostro sonreía pero aquellas palabras sonaban tristes al aire.
-¿Planeas casarte? - alcé un ceja tratando de aliviar el ambiente.
-Quisiera ver a Senjuro convertirse en padre, Es lo único que pienso- me miró de reojo.
-Yo pienso que Senjuro desearía primero que tu le dieras sobrinos-reí.
-¿Planeas tener hijos con el joven Uzui? -ahora el atacaba.
-Quisiera tener una vida tranquila... Pero realmente no se - suspiré.
-De algo si estoy segura... - decía sonriendo.
-¿De que? - preguntó curioso
-Tu seguirás de pie sonriendo cuando todo esto termine- sonreí.

El cariño que le había tomado a Rengoku era como de un hermano mayor, lo veía como un mentor y un buen amigo...

Después de aquello no volvimos a tocar el tema y al amanecer cada quien partió por un camino diferente.

-Volvamos a comer en ese lugar cuando vuelvas, estaba delicioso - decía sonriendo mientras me despedía.
-Es una promesa- contestó.

Esta noche tenía una misión así que decidí descansar en una de las casas de Glicinias qué estaba cerca.

Me sentía confundida, no dejaba de pensar en que pasaría en la cabeza de  Tengen sobre mi después de lo sucedido y en si al saber que un demonio era mi padre podría haberse arrepentido totalmente de lo que había entre nosotros.

-oh perdón - topé con alguien.

Había salido de tomar una ducha y me dirijia al cuarto qué me habían asignado.

-Akira-

No podía creerlo, ¿qué probabilidad había de que esto estuviera pasando?.

-Tengen... - contesté sorprendida.

-¿Qué... - lo interrumpí.
-... haces aquí? -

Los dos quedamos en silencio, era extraño pues el no solía comportarse así, al menos no conmigo.

-Te ves bien... -
-Gracias, volví de una salida con Kyojuro... -

El silencio de nuevo.

Me sentía triste pero más que eso comenzaba a sentirme molesta.

-Buenas noches... - pasé por un lado de él, antes de retirarme trato de detenerme pero yo seguí mi camino hasta mi habitación. Llegué y cerré de inmediato.

Suspiré y me dejé caer al suelo.

-¿Qué está pasando? - cubrí mi rostro con mis manos y sentí como mis lágrimas comenzaban a brotar.
-... Yamada... - se escuchó del otro lado. Era el.
No contesté.

Tal vez era lo mejor, tal vez yo no debía relacionarme con nadie...

-Vete... - dije al escucharlo aún afuera.
-Hablemos... -

Había demasiado qué hablar pero a la vez había nada, su distanciamiento y su comportamiento al volvernos a ver después de tanto tiempo me hacían sentir lo obvio... El ya no quería estar conmigo.

-Vete... Por favor- decía en un hilo de voz. Pude escuchar un suspiro de el.

Estaba tratando de asimilar la situación pero tenía miedo, lo único en lo que podía pensar era en el sosteniendome cada vez que tenía un ataque, en el diciendo que nos casaramos y en el marchandose.

-Debemos.... Debemos terminar - dije sin pensar.
-¿Q.. Que? -

No podía creer lo que había dicho, tenía las manos sobre mis labios, me sentía en shock.

-Abre por favor- comenzó a tocar la puerta y mis manos empezaron a temblar, tenía miedo de un enfrentamiento cara a cara y que me dijera que ya no me quería a los ojos no era una opción.
-Vete! No quiero verte más! He notado tu asco hacia mi desde que este maldito color en mi ojo apareció, estoy harta! Tu, mi hermana y el patrón con sus semblantes de miedo sobre pensando si en algún momento me convertiré en uno de ellos! - abrí la puerta.
-¿Viste como veían a la niña Kamado aquella vez? Esa desaprovacion y desconfianza, ese asco que tienen cada uno de los pilares por los demonios lo siento en ti! Desde qué decidiste no comunicarte conmigo! Desde que desapareciste y preferiste hablar con Rengoku sobre cómo te sentías! -

No pude notar en que momento había iniciado a gritar, pero estaba descontrolada y sentía que me faltaba el aire.

-Ahora vete! Una marginada hija de un demonio no merece estar rodeado de gente buena como tu y los demás pilares! - cerré la puerta en su cara y me tiré al suelo.

Sentía mi corazón latir demasiado rápido, no podía procesar todo lo que había dicho, pues todas aquellas palabras salieron sin pensar. Yo tenía miedo, sentía que el estaba cansado de mi y de todo este drama y no sabía si esto fue lo mejor.

Necesito hablar con Kyojuro. Pensé.

La noche siguiente partí a mi misión, me sentía triste y derrotada, pasaban los días y aunque estaba llena de trabajo mi mente no podía dejar de pensar en todas las cosas que había dicho. Nuestra relación estaba rota y solamente yo había tenido la culpa.

-¡Caw! -

Era el cuervo de Rengoku.

.......

Caí al suelo de rodillas ¿como podía ser esto cierto?.