Secco intentaba que las cosas le importaran más que una mierda. La apatía había hecho mella en él de joven, y ahora empezaba a notar las consecuencias en su vida. Tenía miedo de vivir la vida de manera automática, como esa cosa que ocurre entre partida y partida, entre helado y helado. Él no tenía grandes aspiraciones como sus amigos, pero no era un problema para él. Había llegado a un punto de vida en el que estaba contento, feliz. Su trabajo le apasionaba, a pesar de la precariedad y el azar que lo envolvía ("pero, ¿qué trabajo no lo tenía?", pensaba. "Es propio del capitalismo. Al menos me gano la vida jugando, y no atado a una empresa a la que lamer el culo"). A él le hacía feliz. Sus hobbies le hacían feliz también. Si acaso, solo podía quejarse del amor, pero no le amargaba. Lo llevaba bien. Le gustaba su vida, y le gustaba cómo era él. Era más que suficiente. Y quería disfrutarlo, no quería olvidarlo porque la indiferencia le tapara los ojos.
Pero a veces la mierda era demasiada, y no podía soportar tanta gilipollez. Por eso estaba comprando tabaco. Porque daban igual sus filosofías, sus valores, sus principios. Al final todo era una puta mierda.
Si a Secco le preguntaran qué significaba ser Straight Edge, posiblemente diría: "¿Qué eres, madero?" Pero si tuviera que responder a la pregunta, diría que es un movimiento de cuidado. Mantenerte en control de tu cuerpo y tu mente, no depender de sustancias, y también no gastarte la pasta en gilipolleces. Todo por el bien de uno mismo. También era reivindicativo, el obrero más peligroso era el que más en control estaba de él mismo, su situación y su trabajo. Pero esas charlas se las dejaba a Zero, que le gustaba más explicarlo desde ópticas marxistas. Para él, era una manera de cuidarse a sí mismo. No morir de cáncer como su madre, por ejemplo. Aún así, era un idiota que había empezado a fumar a las doce, y aunque llevara "técnicamente" quince años siendo straight edge, su récord de tiempo sin fumar habían sido dos años. Estaba muy orgulloso de ese récord, sangre y lágrimas le había costado. Pero nunca podía llevarlo más allá. Esta vez habían sido siete meses.
Secco tenía una norma personal: nunca fumar en la calle. Como (ex) fumador, sabía lo que jode ver a alguien fumando por la calle y que a ti te apetezca. O en las pelis, o la tele, o los libros. Incluso en algunos videojuegos (no se sentía orgulloso de las veces que jugar al Metal Gear le había costado una visita al estanco. No eran muchas, pero el hecho de que hubiera pasado más de una vez era algo que no quería ir divulgando). Así que se fue a su casa, a relajarse después de la discusión.
Reconoció que había perdido los papeles. Por supuesto, tenía razón, y quien dijera lo contrario podía irse a la mierda, pero Zero también la tenía. No conocía a Cessare (ni quería). Así que, por lo que sabía él, puede que las cosas fueran más complejas. O tal vez Zero se haya relajado en el antifascismo desde que llegó a la fama. Nah, seguramente fuera porque Cessare le caía muy bien, vete a saber por qué. A él, desde luego, no le interesaba saberlo.
También su cabreo dependía de un problema que llevaba tiempo arrastrando. Un problema que quería hablar con alguien, a ser posible con Zero, porque era en quien más confiaba.
En el straight edge hay quienes no se conforman con dejar las drogas. Hay straight edge que son veganos, que no toman café o té, y que no follan por estos motivos de "culto al cuerpo" y tal. Secco no entendía el por qué de los veganos ("si dejas de comer carne, que no sea por creerte el más puro de tus amigos, hazlo porque la industria cárnica..."), y de los abstemios a la cafeína ("Zero, desde que dejé el café, duermo mucho mejor, deberías probarlo"), pero lo del sexo le parecía una gilipollez. La idea de que la falta de sexo te hace mejor persona es conservadora y procedente del pensamiento religioso, y qué clase de punk piensa eso. Era una estupidez, pensaba. Hasta que se lo planteó en serio.
Secco había tenido una gran vida sexual. Había follado hasta perder el conocimiento, le habían follado hasta olvidar su nombre, había estado de rodillas durante tantas horas que no había podido desdoblarse durante horas, y todo sin necesidad de pastillas, y mejor, sin amor de por medio. Hay quien diría que follar sin amor es "consumo de cuerpos" y esos términos modernos que la gente usaba. Él no sabía cómo follaba la gente (ni le importaba), pero sabía que, para él, la gente con la que follaba era, sorprendentemente, gente. Gente con la que pasar un buen rato, preguntar por sus familias (no durante, a menos que fuera su rollo), incluso tomar un helado (con eso, Secco nunca diría que no, sea antes, durante o después). Que no hubiera amor no quitaba que hubiera cariño.
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Enamorado tuyo
Romanceel amor no es complicado, las personas lo son. sobre todo si eres gilipollas, como les pasa a algunos. zero x secco ✌️