nueve.

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Me quede atónita. No tenía un buen argumento que decir.

"No, no claro que no." Le negué.

"Pues, eso me pareció ver." Replicó ella.

"Como sea." Mi madre soltó un suspiro y regreso a su trabajo de sacar lo necesario del botiquín. Tomo un trozo de algodón y una pequeña botella de alcohol, limpiando mis heridas.

Luego de lo que pareció ser una eternidad, ella finalmente había acabado.
Fui hasta mi habitación y me recoste en la cama escuchando algo de música; de un momento a otro ya me encontraba dormida, no se como había pasado, pero sucedió.

Posiblemente habían pasado algunas dos horas para que mi hermana sacudiera mi cuerpo intentando despertarme.

"Shay, Shay, despierta, tengo hambre. Mama dijo que cocinaras algo para nosotros." Me detuve a mirarla por unos segundos, bufé y fui hasta la sala de estar, donde mi padre yacía sentado en el sofá viendo televisión.

En cambio, mi madre en su habitación, recostada en su cama y con su teléfono en sus manos.

Me recargue en el marco de la puerta a punto de decir algo, pero seguramente ella ya sabía lo que iba a decir y habló primero.

"Has de cenar para ti y tus hermanos, yo estoy muy cansada, tuve mucho trabajo hoy y tu padre no parece querer moverse de ese sillón." Asentí, sin hacer reproche alguno y camine hacia la cocina, prepare y cocine un par de huevos, comí junto con Walter y Gaby, para entonces regresar al lugar donde inicie; mi habitación.

Tome mi teléfono, y un mensaje por parte de Luke, abarcaba la mayor parte de la pantalla.

Necesito hablar contigo. Te espero mañana, en el café, antes de ir al colegio. Pero, por favor, no me dejes plantado.
Remitente: Luke.

Preferí no responder.

Deje mi celular a un lado en la mesita de noche y comencé a tender mi cama, echándome bajo las sabanas y durmiendo sin problema alguno.

Ya eran las seis con treinta. Me encontraba casi lista. Fui hasta el espejo que tenía ahí y recogí mi cabello en una coleta sin necesidad de tomar un cepillo, pues no me importaba mucho que no quedara del todo perfecto.

Sin previo aviso, la puerta de mi habitación se abrió, y mi madre entro detrás de esta, aun con su pijama y su cabello revuelto.

"¿Por que tan temprano? Pensé que no te gustaba llegar temprano al instituto." Hablo ella, frotando sus ojos.

"Voy a ir a la cafetería primero, esa es mi rutina, ¿lo recuerdas?" Fui hasta mi buró y me coloque algo de perfume.

"Ya me hacia la idea de que habías dejado esa rutina."

"Lo siento por ti." Tome mi mochila, la abracé y salí de casa.

Puse algo de música en mi reproductor hasta que llegue, y volví a guardarlo. Abrí la puerta y pude divisar una cabellera rubia de espaldas sentado en mi mesa.

"Buenos días." Le salude, sentandome frente a el.

"Creí que no ibas a venir." Dijo Luke, soltando una pequeña risa. Sonaba nervioso.

"Recuerda que yo ya solía venir aquí mucho antes de conocerte. No te sientas tan importante." Solté, sin tomarme la molestia de verificar mis palabras. Posiblemente había sido algo grosero, pero era la verdad.

Pensé que el respondería algo mas inteligente y grosero, pero no lo hizo. Luke solo señalo la taza que se encontraba frente a mi.

"Ya ordene por ti. Café frío, ya sabes, tu preferido."

cold coffee » lrhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora