7. You're not that good

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[Cinco días después]

Narra Vic

¿Nunca han sentido la sensación de que el tiempo va demasiado rápido, sin siquiera darte la oportunidad de disfrutarlo más? Lo peor es que siempre sucede cuando quieres lo contrario; yo creí que estaría atrapado en esta playa durante mis dos meses de vacaciones, nunca llegué a pensar que terminaría disfrutando tanto estos días. Sin duda, lo mejor que me ha pasado desde que llegué fue haber chocado con aquel chico de cabello negro y mejillas sonrojadas.

—¡Vic! Ven, métete conmigo —Y hablando de ese chico. Nos encontrábamos en el último piso del hotel, donde había una piscina techada y varias sillas alrededor de esta, lo mejor es que casi nadie venía aquí, y no los culpo porque, ¿quién quisiera estar en una enorme habitación nadando cuando se tiene el mar a unos cuantos metros? Como sea, Kellin quería venir aquí.
—Yo preferiría meterme en ti —murmuré, pero él no me escuchó, o al menos eso pareció. Llevaba dos semanas dando indirectas —demasiado directas para ser sincero— de que no sólo quería ser su amigo, y no sé si es demasiado inocente para entenderlas, o simplemente no decía nada para no rechazarme.

Él insistió una vez más que me metiera en la alberca y eso hice. Apenas me sumergí y ya quería salir; a pesar de que afuera hacía calor, el agua estaba helada.
—No entiendo cómo has estado media hora aquí, esto esta jodidamente frío —dije, tratando de acostumbrarme a la temperatura del agua, pero era casi imposible. Estaba tan ocupado quejándome internamente del frío que tenía, que ni sé cómo pasó, pero por un momento, Kellin desapareció de mi vista.
—¿Pero qué...?
Para cuando me di cuenta de donde estaba, ya se había colgado de mi espalda y casi me estrangula cuando envolvió sus brazos alrededor de mi cuello. Sin avisarle, tomé oxígeno y me sumergí en el agua, haciendo que esta me tapara completamente.
—¡No! —chilló, pero era demasiado, ya casi había tocado el piso de la alberca. Sólo estuve así unos cuantos segundos, tampoco es como si quisiera ahogarlo.
—¡Eres un... tonto! —dijo, como si fuera el peor insulto del mundo.
—Sí, lo que digas princesa.
—Ya te dije que no me digas así —murmuró, con las mejillas sonrojadas.
—Está bien... princesa.
Él iba a decir algo más, pero en lugar de eso prefirió lanzarse contra mí y hundirme en el agua. No sé exactamente de donde había sacado su apodo, pero en verdad me divertía ver como se sonrojaba sólo por una palabra.
Era gracioso ver como él intentaba hundirme, pero bueno, yo tenía el doble de fuerza. Ya cansado de intentarlo, se alejó un poco de mí, dándome la oportunidad de levantarlo, sacando la mitad de su cuerpo del agua.
—No Vic, me da frío —chilló.
—No te preocupes, yo te caliento —Lo acerqué a mi cuerpo, pegando su espalda con mi pecho. Él no dijo nada, pero tampoco se alejó. Podría haber estado así durante horas, disfrutando de la sensación de tener su cuerpo junto al mío, pero una falsa tos hizo que nos separáramos.
—¿Qué? —le pregunté a mi hermano de mala gana.
—Mamá dijo que vinieras con nosotros a comer fuera —dijo, dándose la vuelta para irse, pero se detuvo—. También dijo que si querías podías traer a tu novio.
Si será hijo de puta.
—Y... ¿vienes? —le dije a Kellin una vez que mi hermano se fue. Creí que diría que no, pero en lugar de eso asintió, saliendo de la piscina después de mí.

Fuimos a cambiarnos —desgraciadamente por separado— y nos reunimos en el lobby con mi familia una vez que Kellin había pedido permiso para ir con nosotros.
—Mamá, él es Kellin mi... —Y antes de que pudiera decir algo más, me interrumpió.
—Es tu novio, ¿no? Eso nos dijo tu hermano. Yo soy Vivían y él es Víctor, somos los padres de Vic —sonrió, viendo a Kellin de pies a cabeza sin siquiera molestarse en ocultarlo—. Eres adorable —le dijo, apretando sus mejillas.
—Eh, no, sólo es mi amigo, aún.
Cuando mi madre se dio cuenta de su error, apartó las manos de Kellin y miró a mi hermano, quien sólo se encogió de hombros. Lo mejor era pretender que eso no había pasado, y eso hicimos.

Comenzamos a caminar hacia le pequeño pueblo que estaba a unos cuantos minutos de nuestro hotel, y buscamos un buen lugar para comer. En todo el camino mis padres no parecieron incomodarse por la presencia de Kellin, ni siquiera sabiendo que me interesaba y no sólo como amigos. Esa es una de las cosas que más me gusta de ellos; nunca han mostrado ser homofóbicos o algo por el estilo, es más, cuando Mike dijo que tenía una relación con Tony lo apoyaron y le dieron consejos, en lugar de gritarle por horas, como si eso fuera a cambiar sus preferencias sexuales, como lo hacían miles de padres.

Llegamos a un pequeño restaurante que estaba casi solo. El lugar tenía las paredes pintadas con la escena del atardecer en la playa, las mesas y sillas eran de madera, y todo era tan tranquilo que asustaba.
Nos dirigimos la mesa que estaba junto a la barra de bebidas y cuando Kellin eligió sentarse a mi lado me paré para correr su silla y que se sentase, ganando un 'Aww' de mi madre. Todos ordenamos y una vez que llegó nuestra comida empezamos a hablar de cosas sin sentido, siempre tratando de incluir a Kellin en la plática para que no se sintiera incómodo.
—Y dime hijo, ¿cómo conociste a Vic? —preguntó mi padre, como si ya llevara toda una vida junto a él.
—Yo, eh... tomé su maleta en el aeropuerto porque creí que era mía y luego me di cuenta que estábamos en el mismo hotel cuando lo tumbé en la piscina por accidente.
—Una historia de amor mejor que Crepúsculo —suspiró Mike, dibujando un corazón en el aire.
Con eso Kellin casi se ahoga con su limonada y lo único que pude hacer fue darle una patada a mi hermano por debajo de la mesa. Iba soltarle una maldición a Mike, cuando sonó su celular.
—Eh, Vic, es Danielle —dijo, mirándome incómodo.
—¿Danielle? —preguntó Kellin. Mierda.
—Oh, ella es una amiga —respondí, ganando una mirada confusa de mis padres, ellos ya sabían que era mi novia temporal—. Dile que le hablo después.

Por fortuna mi acompañante me creyó y no pregunto nada, además mi familia no me desmintió. El resto de la tarde no la pasamos hablando, claro que Mike siguió diciendo cosas estúpidas como siempre, hasta que llegó el momento de irnos.
Mis padres pidieron la cuenta mientras que yo trataba de hacer que mi hermano no me pusiera en ridículo, de nuevo. Kellin intentó pagar su parte de dinero, pero obvio mis padres se negaron.

Durante el camino de regreso al hotel tomé la mano de Kellin en la mía, y él ni siquiera volteó, simplemente desvió la mirada, pero sin alejar su mano.
Cuando llegamos dijo que tenía que irse y aunque no quería que lo hiciera, me ofrecí a acompañarlo a su habitación.
—Me gusto haber salido contigo y tu familia, son geniales —admitió cuando las puertas del elevador se cerraron.
—A mí me gusto que hayas aceptado venir con nosotros y perdona a Mike, a veces puede ser un imbécil.
—No importa, no me molesto lo que dijo —se encogió de hombros.
Las puertas se abrieron en nuestro piso y caminamos a su cuarto, y cuando estuvimos frente a la puerta de este nos detuvimos frente a frente.
—En serio la pase muy bien contigo, gracias —dijo.
—¿Gracias? ¿Por qué?
—Por haberme invitado, nunca antes había salido con alguien que no fuera mi familia —murmuró, bajando la mirada.
—Hey, no tienes que agradecer, yo soy quien lo tiene que hacer —susurré, levantando suavemente su mentón para que quedará a la altura del mío.

No me había dado cuenta de cuando los centímetros entre nosotros se hicieron escasos, pero ahora sus labios estaban tan cerca de los míos, que ya casi podía sentir su dulce sabor. Cuando me acerqué aún más, el volteó la cara, haciendo que sólo besara su mejilla.
—Adiós —sonrió, cerrando la puerta en mi cara.
—Hijo de... 
Bueno, lo volvería intentar otro día, pero eso sí, no me iría de esta playa hasta haberlo besado y más que eso. 

Heartbreak Hotel (Kellic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora