10. A poet and a liar

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Narra Vic 

Siendo sincero, ni yo sabía cómo le había dicho a Kellin "te quiero" sin sentirlo en lo más mínimo. Sólo a una persona le había dicho lo mismo; a Danielle. Y tampoco es que lo hubiera sentido con ella, de hecho, ahora que lo pienso, ninguna de las palabras que le he dicho a las personas con las que salí, han sido reales.
Era increíble de mi parte decir tantos halagos, tantos poemas, tantos "eres lo único que me importa", sin sentir nada. Y a pesar de que siempre decía las mismas mentiras, todas siempre caían ante mí, y Kellin no sería la excepción. Estaba más que decidido a llevarlo a la cama, pero eso no quitaba la sensación de culpa al saber que lo único que haré será destruir su corazón y su inocencia.

Tomé su mano en la mía, guiándolo hacia la playa; hace varios días que había planeado esto. El idiota de Mike por fin logró ayudarme en algo, y junto a él y Taylor hicimos algo presentable para Kellin. Había sido tan malditamente incomodo trabajar con una chica con la que te acostaste para preparar una sorpresa donde le pedirías que fuera tu novio al chico que te gusta. Porque sí, le pediría a Kellin que fuera mi novio, pero había algo que me asustaba; no sólo lo hacía para que él se atreviera a entregarse a mí, sino también porque algo en lo profundo de mi ser se había encariñado con él y deseaba tener el privilegio que fuera mi pareja.
—¿En qué mierda estoy pensando? —me reproché. No debía pensar en eso y menos ahora. Sacudí mi cabeza, alejando todo los estúpidos pensamientos de mi mente.
—¿A dónde vamos Vic? —preguntó. Ya llevábamos varios minutos, pero aún faltaba mucho para llegar; no era mi culpa que el lugar menos transitado estuviera tan lejos.
—Es una sorpresa Kells, si te digo ya no lo sería —le dije, sonando muy obvio.
—Anda, dime —se quejó, pegando su cuerpo más al mío. Y aunque no lo quería admitir, se sentía bien ir caminando tomados de la mano.
—Si te digo, ¿Qué gano a cambio? —sonreí, enredando uno de mis brazos en su cintura.
Pareció pensarlo durante unos segundos, hasta que contestó—: Un beso.
Mi sonrisa creció aún más, y sin decir nada, me detuve e hice que se girara a mí. Junté nuestras frentes, rozando sus labios con los míos. Esperé a que él tomara el siguiente paso, y lo hizo. El dulce sabor de sus labios era una especie de droga para mí que no quería dejar nunca, y eso sin mencionar la obsesión que había desarrollado por su piel suave y tersa.
—Vic —suspiró entre el beso, enredando sus dedos en mi cabello.
Cuando nos separamos por falta de oxígeno, besé su frente, tomando su mano de nuevo para seguir caminando.
—Ya cumplí mi parte, ahora dime a donde vamos —pidió, haciendo un tierno puchero.
—Bien, te diré —dije, haciendo una pausa para ver como giraba su cabeza, observándome con atención, como si le fuese a decir mi mayor secreto—, a un lugar muy, muy especial.
—¡Eres un tonto! —gruñó, dando un ligero golpe en mi brazo.
Yo no pude evitar reír ante su enojo; se veía tan tierno con su ceño fruncido y sus labios juntos en una línea recta.
—Ya, tranquilo bebé, falta poco para llegar —Él se sonrojo ante mi apodo, y hasta yo mismo me sorprendí por lo que dije.
—Está bien, pero, ¿me cargas? —pidió, haciendo más grandes sus ojos. Antes no lo había pensado, pero ahora me podía dar cuenta de los hermosos que eran. Yo bufé, asintiendo y dándole la espalda para que pudiera subirse.
—¡Gracias Vic, eres el mejor! —chilló, dando un pequeño salto.

Durante el resto del camino él estuvo con su cabeza recargada en mi hombro mientras que yo intentaba sostenerlo, aferrando mis manos en sus muslos. Sinceramente, esa posición no me molestaba en lo absoluto; Kellin no era para nada pesado y podía sentir su calmada respiración en mi oído.
—Llegamos —susurré, bajándolo de mi espalda. Él levantó la mirada y su expresión de sorpresa no tardó en aparecer.
Incluso yo también estaba algo sorprendido; Mike y Taylor habían hecho un mejor trabajo de lo que esperaba. Sólo lo habíamos planeado con un día de anticipación, pero había salido increíble.

Frente a nosotros, estaba su familia y la mía, Taylor y otros chicos que no conocía, sosteniendo un gran cartelón cada uno con una letra en ellos; todos juntos formaban la frase "¿Quieres ser mi novio?".

La boca de Kellin estaba curvada en una perfecta 'o' mientras que sus ojos brillaban más que nunca.
Me separé de él, caminando hasta estar a unos centímetros de los demás y empecé a hablar.
—Kellin, en este mes te has convertido en una de las personas más importantes para mí, ¿Quién hubiera pensado que algo tan simple como confundir una maleta haría que me encontrara contigo? Eres simplemente perfecto, tú entiendes mi forma de pensar y podría hablar contigo por horas sin aburrirme en lo más mínimo. Me encanta verte sonreír, y más sabiendo que yo soy el causante. Mentiría si te dijera que no me paso toda la noche pensando en ti, y es que no puedo evitar hacerlo; eres tan perfecto que ni yo sé qué hice para merecer que alguien como tú me quiera. Si tuviera que decir qué es lo que más me gusta de ti, simplemente no podría; amo tus ojos, tu risa, tu pequeña obsesión por los libros, tus sonrojos cuando te digo lo hermoso que eres, tus berrinches cuando no hago lo que quieres, me encanta todo de ti. Eres esa persona especial que me provoca sonreír todo el tiempo. Y prometo que si me das una oportunidad, daré lo mejor para mantener vivo nuestro amor. Así que, Kellin Quinn Bostwick, ¿quieres ser mi novio?

Había estado preparando esas palabras toda la noche anterior, y me costó mucho aprenderlo todo, pero lo había logrado, y ahora tenía a Kellin frente a mí, con sus mejillas sonrojadas y sus ojos soltando lágrimas de alegría.
—¡S-Sí! ¡Sí quiero! —Él corrió hacia mí y de un saltó enredó sus piernas en mi cintura. Por el impulso dimos unas cuentas vueltas y cuando recuperé el equilibrio, besó una y otra vez mis labios.
—Te quiero, te quiero, te quiero —repetía sin parar, dejándome ver su hermosa sonrisa.
Atrapé sus labios en los míos, profundizando el beso. Con mi lengua acariciaba la suya, peleando por el control, el cual gané rápidamente.
Se escucharon varios aplausos detrás de nosotros, junto con varios gritos y chillidos. Lo bajé y tomados de la mano caminamos hacia nuestras familias.
—Dios Víctor, eso fue tan dulce, se nota que eres un buen chico y le harás bien a mi Kellin —dijo la madre de mi novio; si tan sólo supiera lo que haría con su hijo.
Yo me limité a asentir, mostrándole una falsa sonrisa. Los otros chicos y chicas que no conocía nos felicitaron, diciendo que hacíamos una linda pareja antes de irse cada uno por su lado. La única que se había quedado que no era de nuestra familia, era Taylor.
Todos podíamos notar que a Kellin no le agradaba en lo absoluto Tay —y era de esperar— pero aun así no decía nada.
—Bien, diré esto porque sé que Kellin lo siente pero no tiene el valor de decirlo —dijo Kailey, llamando la atención de todos—. Tú, la chica de cabello castaño, como te llames, mantente alejada de mi hermano y su novio, por favor, sé que eres una zorra y no quiero tener que volver a repetírtelo. Ahora, puedes irte y salir de la vida de todos nosotros. Gracias.

Taylor se le quedó viendo con una expresión de sorpresa y enojo a la vez, desvió su mirada a mí, como pidiendo que la defendiera, pero yo simplemente me encogí de hombros. No era un idiota para saber que Kellin estaba celoso de ella, y ahora él era mi principal prioridad. Eso pareció ofenderla aún más, pero bueno, no me importaba en lo más mínimo; al fin y al cabo ella sólo había sido algo de una noche. Por fin, después de unos segundos, comenzó a caminar lejos de nosotros, no sin antes decirnos que nos pudriéramos.
—Mierda chica, creo que seremos grandes amigos —le dijo Mike a Kailey.
Ella le sonrió, preguntándole su nombre. Yo negué divertido; si era insoportable tener a los dos por separado, no quería ni imaginarme como serían juntos. 

Heartbreak Hotel (Kellic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora