XVIII

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El timbre del departamento de Sunoo sonaba constantemente, no dejaba de sonar el primero cuando de manera inmediata comenzaba otra vez.

— Ya voy, ¿cual es la prisa? No puedo ir al baño a gusto caray — el ahora pelinegro renegaba mientras caminaba hacia la puerta de su hogar, Jungwon no mentía cuando decía que Sunoo parecía un señor en el cuerpo de un adolescente, al llegar a la puerta suspiró tres veces para relajarse — Si, ¿quién...

La frase se quedó atascada en su garganta al ver a Riki parado ahí, su frente estaba sudada y su respiración agitada.

Sunoo no podía creer realmente lo que estaba pasando, era él.

No pudo ni siquiera hablar cuando el más alto ahora lo estaba abrazando como su fuera el fin del mundo.

— Te extrañe tanto — Riki hablaba ante los hombros de Sunoo mientras apretaba cada vez más aquel abrazo

— Nos vimos hace solo unos días — Sunoo comenzaba a subir las manos entrelazadas espalda de Riki, de manera tímida y lenta.


— No importa, creí que no podría volver a estar contigo en tanto tiempo — El de mayor estatura se separo del abrazo para tomar las mejillas de Sunoo y comenzar a besarlo, era un beso lento y tierno, en cada segundo se notaba aquel anhelo que existía por volver a tocar aquellos labios.

— ¿Esta todo bien? — Sunoo había hablado una vez ambos se separaron, jalando a Riki dentro del departamento, del cual ni siquiera había puesto un pie dentro, cerrando la puerta detrás del japones.



todo esta más que perfecto, todo es increíble — Riki volvió a tomar las mejillas de Sunoo, besándola nuevamente.

Extrañaba eso, besarlo, sentirlo cerca, tenerlo, no sabía como había podido vivir tanto sin besar aquellos labios que lo volvían loco.

Y ahora, no los dejaría nunca.

El beso iba cada vez más intenso, el único sonido que se podía escuchar en aquel departamento era los chasquidos recurrentes entre ambos.

La situación cada vez se tornaba más intensa, ninguno quería parar.

Las manos de Riki comenzaron a acariciar el borde de la pijama de Sunoo, introduciendo poco a poco sus dedos dentro, tocando y acariciando la suave piel, hasta tomar por completo su cintura.




— Perdón, me deje llevar — Riki se había separado de manera rápida mientras caminaba al sillón, sentándose en el como un pequeño niño siendo regañado.

Polos opuestos - Sunki-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora