Extra 3

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Tres meses, habían pasado desde que Kyungmin había llegado a la vida de ambos, amaban al niño, Sunoo aseguraba que era el viví retrato de Riki.

Aunque igual de guapo que Sunoo, pero con la personalidad del japonés.

Bueno, como esos muy bueno momentos, como la vez donde fue presentado a la familia y todos lo aceptaron muy bien, también los bonitos recuerdos que te irá los tres como familia. Pero también había malos momentos, el pequeño de vez en cuando solía romper una que otra cosa, nada malo, pero lo único que les llegaba a molestar un poco, era cuando ese lindo niño rompía por accidente "su noche".

En otras palabras, sexo.

Desde que el pequeño llegó no podían tener ese momento íntimo ambos, ni cuando se bañaban, el pequeño aún no ingresaba a la escuela, así que las mañanas tampoco eran su momento.

Incluso cuando tenían ese espacio, por el trabajo y cansancio no llegaban a nada.

Aquella noche ninguno había ido a trabajar, el pequeño se había dormido hace una hora, así que aprovecharían, muchas veces el niño llegaba y tocaba su puerta para que lo volvieran a arropar.

Pero llevaba una hora sin despertarse, la puerta de la habitación del menor no se había escuchado set abierta en esos cinco minutos de silencio, ese era su momento.

Claro, se aseguraron de poner seguro a la puerta, no querían ningún trauma en su pequeño por accidente.


Los besos habían comenzado lento, sus labios chocaban constantemente y lo único que se escuchaba en la habitación eran los chasquidos. Las manos del japones comenzaron a viajar por la blanca piel de su pareja, quien restregaba sus caderas en forma circular arriba de él, conforme sus movimientos se aceleraban algo crecía en ellos, y no era el sentimiento del amor.

Los besos comenzaron a bajar al cuello de Sunoo, quien respiraba de manera agitada, mientras su pareja apretaba su cintura y el seguía con sus movimientos circulares.

Se sentían bien.

Sus camisas había desaparecido por alguna parte de la habitación en algún momento.

Estaba en su mayor punto de excitacion.

En algún momento habían cambiado las posiciones, ahora Riki estaba arriba de mayor, mientras este estaba e la cama recostado, apretaba las sábanas de la cama con fuerza mientras su esposo besaba y chupaba sus pezones.

Ahora solo estaban en ropa interior.

— ¿puedo? — la voz del japones es había salido en un susurro.


— Solo hazlo — una orden había sido, así que la siguió, bajo la última prenda da que quedaba en el cuerpo del más bajo.

La preparación había comenzado, mientras los gemidos ahogados, se escuchaban en la habitación.


Polos opuestos - Sunki-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora