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Yoongi

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Yoongi

-Cara mía, ¿Esto es un interrogatorio? - Namjoon se ríe de Jin mientras todos cenamos juntos. El me ha estado salpicando con preguntas desde que me senté. No me importa.

No hay mucho que contar sobre mí. Voy a la escuela, y mi abuela es todo lo que tengo.

-No sé nada de mis padres, ya no. Mamá se fue hace varios años, pero no me detengo en eso, y nunca conocí a mi padre.

No estoy tan seguro de que ninguno de los dos viviera una vida tan buena-

-Lo siento - Los ojos de Jin se suavizan. -¿Pero tu abuela te cuida? -

-Sí. Ella es genial- Asiento y tomo un bocado de ensalada. La abuela se inquieta cuando pregunto por mis padres, así que dejé de mencionarlos hace unos años. No importa de todos modos, porque ella cumple el papel de ambos.

A veces echo de menos a mi madre. Nunca estaba mucho por aquí, siempre estaba haciendo sus cosas. Cuando pasaba por aquí un tiempo, siempre me decía que me quería y que estaba orgulloso de mí. Pero nunca se quedó mucho tiempo. Tenía muchos demonios. Puedo ver eso ahora que soy mayor.

-Así que no hay hermanos o hermanas... -

-Cara mía- Le toma la mano. -Deja que el pobre chico coma-

Jin levanta una ceja. -Recuerdo la primera comida que compartimos juntos. Creo que arruinaste mi ensalada. ¿Ahora cuestionas mi etiqueta para la cena? -

Jungkook estalla en risas.

-Había sangre por todas partes- resopla incluso cuando Namjoon le besa los dedos.

Jungkook sigue riéndose. No sé si habla en serio, o si hay alguna broma que me estoy perdiendo. ¿Sangre por todas partes? Tampoco estoy seguro de si debo reír o preocuparme.

Namjoon y Jin no se parecen en nada a lo que yo imaginaba.

Creo que después de la forma en que Jungkook habló de Namjoon, esperaba a algún rudo criminal gángster. No es nada de eso.

Miro entre Namjoon y Jin, preguntándome a dónde va esto.

-No estabas compartiendo la comida contigo. La estabas compartiendo con otro hombre- Le da a Jin una mirada que probablemente haría que cualquier otro se orinara.

-¡Tenía hambre! Podrías haber esperado- responde con una sonrisa.

-No soy propenso a esperar - Le sonríe. Esa mirada mortal desaparece de su cara. Claramente no tiene ningún efecto en su esposo, porque el sólo le pone los ojos en blanco. Sus sonrisas son contagiosas, y yo también me encuentro sonriendo.

-Está bien. No me importa hablar de las cosas- les digo, sin preguntar por la sangre, sin querer saber ningún detalle.

Supongo que cada uno tiene una idea diferente de lo que debería ser un cuento de hadas. ¿Quién soy yo para juzgar los suyos? Doy un mordisco a mi filete. Está tierno y se derrite en mi boca. Todos los pensamientos de sangre y ensaladas salen de mi mente mientras sigo disfrutando de mi comida.

JeonsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora