rude girl pt. 1.

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«Chica ruda.»
Parte uno.








Miles 42.

—¡Oye, no veo sin esos! — un chico delgado trataba de saltar para alcanzar las gafas que Miles Morales le había quitado sólo para molestarlo.

Los amigos de Miles reían tras él, observando y pensando en el pobre y patético Flash pegando brincos de nena para alcanzar sus lentes.

—Te los devolveré cuando nos compartas tu dinero para el almuerzo — dijo el moreno de trenzas manteniendo su brazo en alto. Flash dejó de saltar nervioso, limpiando las palmas de sus manos en su pantalón.

—N-no traje dinero, lo ol-olvidé en casa — trató de evitar la mirada de Miles, quien había bajado su brazo y se acercó lentamente a él.

—¿Cómo sé que no mientes? — tiró los lentes al suelo y con ambas manos empujó a Flash a los casilleros, haciendo al débil joven chocar contra éstos y luego caer al piso esperando encontrar sus lentes al menos, pero estaba seguro que Miles y sus amigos lo molerían a golpes.

—¿Qué crees que estás haciendo? — te acercaste molesta dirigiendo tu mirada al chico de trenzas. Ayudaste a Flash a levantarse y a ponerse sus lentes, asegurándote de que estuviera bien.

—Interrumpiste una importante conversación — te miró fastidiado.

Volteaste a verlo con brazos cruzados y la frente arrugada. Miles se sorprendió al ver lo linda que eras. Tu cabello negro con mechones frontales de color rojo te había lucir atrevida, y más con ese delineador de ojos que usabas. Su expresión seguía siendo fría, así que si tuvieras que adivinar, no habrías sabido nunca que Miles te había encontrado sin duda bastante atractiva.

—¿Qué te crees tú?¿Dueño de la escuela? — retaste defendiendo a Flash, que se mantenía de pie detrás de ti.

—Me considero dueño de todo lo que quiero — se encogió de hombros, sorprendiéndote cuando puso sus dedos delicadamente en tu barbilla — Y justo ahora estoy viendo algo de lo que me gustaría ser dueño — acarició suavemente tu labio inferior con su pulgar.

Alejaste su mano molesta, le dedicaste una mirada furiosa antes de irte de ese lugar con el chico que habías ayudado.

Tu rechazo sólo había hecho que Miles de interesara aún más por ti. Estuvo el resto de la jornada averiguando sobre ti, de ese modo supo que eras nueva en la escuela y que te habías mudado a Brooklyn con tu padre. También se entero que en realidad eres muy dulce y amable, sólo que no soportaba las injusticias y hacía cualquier cosa para evitar una.

También había averiguado que tenías un buen trasero, pero eso lo había notado con sus propios ojos.

Podrías pensar que era algo obsesivo, pero después de todo así era su trabajo como merodeador, se encargaba de conocer bien a su objetivo.

Pero contigo era diferente.

—Podríamos ir a dar una vuelta en mi moto — te dijo dedicándote una sonrisa cómplice.

—Olvídalo. Sólo estoy aquí porque tu tío dijo que podía reparar mi reloj de muñeca — rodaste los ojos sentada en el sofá de la sala. Había pasado un mes desde que habías conocido a Miles, y no pasaba un día en el que no insistiera en invitarte a salir. Tenías que admitir que era lindo, sus trenzas lo hacían resaltar demasiado y tenía una sonrisa contagiosa. Sin embargo, sabías que era grosero y problemático con otras personas, incluyendo compañeros de la escuela, y eso no te gustaba nada.

—Pues, él no llegará hasta dentro de un rato — se sentó junto a ti, colocando su brazo por encima de tus hombros haciendo que te pegaras más a él — Así que, estaremos un buen rato solos.

miles morales|one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora