Estoy sentada al piano con la esperanza de despejar mi mente de pensamientos dolorosos. Ayer fue una noche difícil y apenas pude conciliar el sueño al ponerse el alba. Soñé con Richard. Más bien, fue una pesadilla. Él estaba de pie ante mí cuando abría la puerta de la granja, sonriendo como si nada malo hubiera sucedido. Regresaba a mi lado así de fácil y, de la misma manera, yo le perdonaba y volvíamos a ser los mismos. Estábamos juntos de nuevo. Pero, entonces pasó... Paul aparecía, de repente, sosteniendo una escopeta y apuntaba directo a mi corazón. Lo hacía pedazos y yo seguía con vida. Richard no intervenía, permitía que él se acercara a mi cuerpo lastimado, tomara las piezas sobrantes de mi corazón y terminara por aplastarlo con sus propias manos. Completamente hechas polvo, las partículas de lo que una vez formó parte de mí, se perdieron en el viento... Y yo permanecía ahí, sintiéndolo todo, sufriéndolo todo, sin poder derramar una sola lágrima... Incluso, casi al mismo tiempo, Stuart se presentaba en mi campo de visión, indiferente, como si mi estado le diera exactamente igual, me miraba sin expresión alguna y decía, con una crudeza que me hacía estremecer aún en mis condiciones: —Te lo dije... Te lo advertí, Jody...Y luego de eso, simplemente todo empezaba a desaparecer. Mi alrededor de tornaba oscuro y yo caía en un abismo sin fin, arrepintiéndome de algo que desconocía y gritando el nombre de mi hermano hasta desgarrarme la garganta.
Desperté agitada, con el sentido de la realidad distorsionando, alejé a Paul de un zarpazo cuando intentó alcanzarme para hacerme entrar en razón, y lloriqueé tan fuerte que John y George vinieron. Lo sentí tanto por él, porque lo echaron de nuevo, y tuve que reponerme al instante para traerlo de vuelta al interior de la granja. Estábamos en la estancia, así que después de explicarles sin muchos detalles a los chicos que había tenido una pesadilla, ellos pasaron a retirarse a sus habitaciones y volví a quedarme sola con Paul. Él dormía en el sofá contiguo al mío, pero ahora ambos estábamos en el mismo, enfrentando una incomodidad que no había sentido nunca estando en su compañía. Decidí simplemente no tocar el tema e intentar dormir, dejando al chico a mi lado confundido en demasía.
Devuelta a este momento, el pasado continúa persiguiéndome y suspiro, mientras repaso las teclas con una dulce melodía que le escuché a Julia tocar alguna vez. Es triste y me trae recuerdos no muy gratos, sin embargo, evita que me concentre en el dolor del presente. No sé cuándo fue la última vez que me sentí una con la música, que cada nota me acarició el alma y que no supe más de mí hasta el punto de cerrar los ojos, desconectándome de todo. Nunca he tenido un verdadero espíritu musical como mi hermano, pero supongo que si eres un Lennon, no dejas de ser nunca un Lennon. Lo cierto es que la música no se me da bien, mi oído es pésimo, no entiendo mucho de notas musicales y mis habilidades para la practica de instrumentos han sido siempre un fracaso. Sin embargo, está canción es la excepción. No es compleja, es un hecho, y la he escuchado tanto que está grabada en mi memoria con letras de fuego. Soy capaz de tocarla decentemente; o al menos, eso me han dicho los chicos. Les creo porque tocarla me produce el mismo sentimiento que cuando escuchaba la versión de mamá.
No sé cuánto tiempo paso sumergida en ello, minutos, tal vez una hora, y comienzo a sentir hambre en serio. Agradezco a Cynthia dejar un aperitivo en el buró más cercano antes de irse con John y Stuart al pueblo. Necesitamos leche, algunos alimentos y dado que el clima continúa sin ser favorable, ellos se encomendaron a ir juntos antes de que la tormenta arremeta de nuevo.
—Oh, l-lo siento. —Mi voz titubea cuando mis dedos se encuentran con los de Paul al tratar de agarrar ambos la misma galleta con mermelada. Termina por apartarse, cediéndome el aperitivo, pero la frialdad de su toque perdura sobre mi piel y, por alguna razón, quema igual que el hielo. —G-Gracias.
Las mejillas de Paul se encienden, y no encuentra otra solución que ocultarse dentro de su abrigo como una tortuga en su caparazón... es tan tierno. Le sonrío para tranquilizarlo, aunque sólo empeoro las cosas para los dos al mirar sus ojos más tiempo del requerido. Mi vergüenza es tanta que regreso mis manos al piano mientras mastico la galleta, usando mi cabello como una cortina protectora para evitar que también vea mi sonrojo. Resoplo cuando mis toques fallan debido al ligero temblor de mis manos.
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The Fool On The Hill | McCartney.
FanficUn joven solitario que desea ser amado. Una chica inocente que sabe amar. Ambos soñadores de sus propios anhelos. Ambos un par de románticos que se han de encontrar. "El amor es el principio de todo, la razón de todo, el fin de todo." -Lacordaire. T...