Despierto por culpa del constante retintín de la lluvia golpeando suavemente la ventana de mi habitación. Parpadeo repetidas veces tratando de acostumbrarme a la poquísima iluminación que el espacio me ofrece, llevando una mano a mi cabeza que está a punto de sufrir un colapso.Alrededor todo es oscuridad, gélida y desolada, tan ajena que me siento realmente asustada de tener que vivirla desde dentro, luchando contra las sombras que con dificultad me permiten captar la alta figura de un hombre de pie entre las tinieblas.
Tiemblo de miedo cuando percibo que hace un movimiento tratando de acercarse a mi encuentro, y enseguida me enderezo sobre el colchón, tomando la sábana que cubre mis piernas para subirla hasta mi pecho, como si eso me asegurara la protección que necesito.
En instantes, me relajo en demasía al ver que sólo intenta colocar un candelabro encima del buró junto a la cama en donde estoy, sin embargo no bajo la guardia en ningún momento.
Su rostro me es revelado brevemente, notando un par de ojos con un mirar tan profundo que a pesar de haber sido fugaz, ha hecho que algo desconocido se remueva en mi pecho hasta el punto de erizarme la piel por completo.
—¿John? —musito con voz pastosa, casi aterrada. —¿Dónde está mi hermano?, ¿quién eres tú?
Todos sus movimientos son frenados, de pronto, permaneciendo estático durante varios segundos como si esperara que fuese a atacarlo o algo parecido pero, contrario a eso, me echo hacia atrás tratando de mantenerme lo más lejos posible de su persona.
—Aléjate, por favor... ¡No te acerques...! —pido lo más condescendiente posible, esperando obtener una respuesta positiva de su parte, sintiendo el miedo fluir en mi cuerpo.
—¿E-En dónde estamos? —continúo mis cuestionamientos, desesperándome hasta los huesos al no recibir contestación alguna, pero sin perder la angustia ante todo. —¿¡P-Por qué no me contestas!?
El hombre, quien ahora veo es más bien un chico bastante joven, tiene en su rostro una auténtica expresión de vergüenza al tiempo en que hace gestos con sus manos que no logro comprender del todo, pues la luz es realmente escasa y la penumbra abundante.
—N-No... No te entiendo. —Mis ojos se empañan de lágrimas ante la frustración, mezclada con un creciente temor que me hace asociar mi destino con una tragedia inminente. —Por favor, por favor... No me hagas daño... Te lo suplico...
Mis palabras parecen no surtir efecto, ya que avanza hasta llegar a mi lado, aunque sin hacer ademán de ocupar el lugar disponible sobre la cama en la que me encuentro, dejándose caer de rodillas con las manos en el aire en señal pacífica.
Cuando me doy cuenta es demasiado tarde para comprender que no piensa hacerme daño, pues mis lagrimas se manifiestan finalmente como prueba de mis inquietudes hacia su persona, haciéndole compañía a los diminutos sollozos que se escapan por mis labios.
El simple hecho de pensar que estoy lejos de mi familia me comprime el corazón, de manera que no puedo hacer mucho para frenar mis sentimientos de pesar bajo tales circunstancias, rodeando mis piernas con mis brazos aún con la sábana cubriéndome, aunque recargando mi barbilla sobre mis rodillas para no perder de vista al extraño que yace a menos de un metro de mí.
Oh, mi querido Richard. Si él estuviera aquí ahora mismo no dudaría en protegerme de cualquiera que intentase lastimarme. Luego correría a
consolarme con un cálido abrazo y palabras de aliento que me harían sentir mejor de inmediato. Pondría sobre mis labios dulces besos de amor que terminarían por hacerme olvidar el mal rato, y luego me animaría a bailar con él una pieza de mi tan preciado Elvis para aumentarme el ánimo.
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The Fool On The Hill | McCartney.
Fiksi PenggemarUn joven solitario que desea ser amado. Una chica inocente que sabe amar. Ambos soñadores de sus propios anhelos. Ambos un par de románticos que se han de encontrar. "El amor es el principio de todo, la razón de todo, el fin de todo." -Lacordaire. T...