Capítulo 02: Despedida

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Wei WuXian no supo cuánto tiempo había transcurrido desde que Lan WangJi lo había dejado solo en la sala de estar.

Finalmente, decidió ir a empacar  sus cosas, pero en el momento en que quiso dar un paso su visión se volvió ligeramente borrosa mientras sentía su cabeza dar vueltas y solo permaneció de pie gracias a que logró sujetar el brazo del sofá.

Con cierta dificultad, Wei WuXian se sentó en el sofá y cerró los ojos, esperando unos minutos a que el mareo pasara.

Este día no puede ser peor, pensó Wei WuXian mientras abría sus ojos lentamente, su visión ya era clara y su cabeza estaba despejada, pero ahora sentía su estómago revuelto.

—¿Cuándo me volví tan patético? —bromeó Wei WuXian antes de estirar su mano para tomar el cojín en el que Lan WangJi se había recargado mientras leía su libro.

Se llevó el cojín a su naríz, aspirando el sutil aroma a sándalo que desprendía, y el cual lo ayudó a que las náuseas se disiparan.

Desde que Wei WuXian se presentó como un omega se dijo a sí mismo que no sería tan patético como los otros omegas, quienes eran débiles y creían que su destino estaba ligado a un alfa.

Dentro de la sociedad presentarse como un alfa era símbolo de poder, ya que se consideraban la casta más fuerte, inteligente y superior, sobre todo los alfas dominantes como Lan WangJi, y había escuchado más de una vez que estar en contacto frecuente con sus feromonas hacia a un omega depender de ellas, pero Wei WuXian siempre pensó que esto era algo ridículo, hasta que se casó con el alfa.

Durante las últimas semanas se había vuelto más dependiente de las feromonas de Lan WangJi, incluso cuando le tocaba lavar la ropa no podía evitar olfatear las prendas que él utilizaba, y más de una vez estuvo tentado de robar una camisa para colocarla en el nido que había construido en una esquina del armario de su habitación, pero no lo hizo ya que no tenía ese tipo de confianza con el alfa.

—Confianza —murmuró Wei WuXian mientras levantaba su mano y trazaba con la yema de sus dedos la marca temporal que tenía en su cuello, aunque su celo había sido hace poco más de dos meses, seguía fresca, debido a aquella noche.

Sería buena idea ir al hospital mañana, pensó Wei WuXian sin dejar de trazar la marca.

Tenía que investigar sin demora cuál era la mejor manera para retirar esa marca en su cuello antes de que su celo llegara, ya que de lo contrario sería muy doloroso sin las feromonas de su alfa para calmarlo.

¿Qué debería hacer después?, se preguntó Wei WuXian levantando su rostro para mirar el techo, tal vez sería buena idea aprovechar su visita al hospital para retomar su tratamiento de supresores, después de todo ya no tendría a alguien que lo ayudara a calmar su celo.

Inconscientemente, Wei WuXian se llevó una mano a sus labios, recordando la primera vez que Lan WangJi lo había besado, hace solo unas semanas, sus manos también habían acariciado su cuerpo con delicadeza, aunque la forma en que lo tomó fue todo menos delicada, pero el omega no podía estar más que complacido.

—Joder... —maldijo Wei WuXian sintiendo su rostro calentarse al recordar la única vez que él y Lan WangJi lo hicieron sin estar en celo, aún recordaba la forma en que esos orbes dorados se habían oscurecido de lujuria, el tono en que sus labios decían su nombre mientras lo penetraba profundamente, el agudo gemido que liberó contra su oído cuando se corrió dentro de él, anudándolo por primera vez...

El omega sacudió la cabeza para alejar esos recuerdos y se levantó del sofá, caminando hacia la puerta para después dirigirse a su habitación.

Como era de esperar, Lan WangJi no estaba en el dormitorio, ni siquiera su pijama, por lo que Wei WuXian estaba seguro de que esta noche dormiría en la habitación de invitados.

Wei WuXian decidió ignorar una vez el dolor en su pecho y se dispuso a empacar sus cosas.

En realidad no tenía demasiado que llevar, su ropa alcanzó en una maleta, mientras sus libros y artículos personales alcanzaron en otra.

Pero aún tenía que empacar otras cosas, la mesa de trabajo que compró para trabajar desde casa cuando podía, un sofá puff que utilizaba cuando quería relajarse, pequeños muñecos de cerámica que había adquirido a lo largo de los años, preguntándose si debía llevarse la espantosa tortuga de piedra que había salido en una caja sorpresa y que había logrado arrancar un ceño fruncido de Lan WangJi.

Recordando las demás cosas que eran de él y que estaban esparcidas por la casa, tomó la decisión de llamar a una empresa de mudanza y después de recibir la confirmación, se cambió su pijama y se metió a la cama con la esperanza de descansar después de un largo día.

Sin la presencia de Lan WangJi en su cama, Wei WuXian no durmió en casi toda la noche y cuando estaba consolidando el sueño, sintió la bilis acumularse en su estómago y se levantó rápidamente, solo para correr al baño y vomitar hasta que su estómago quedó completo vacío.

No pasaban de las siete de la mañana, pero aún así, cuando Wei WuXian salió de su habitación, Lan WangJi ya no estaba en la casa.

Los trabajadores de la mudanza llegaron cuando Wei WuXian estaba terminando de servirse una taza de té de jengibre y después de que él les señaló lo que debían subir al camión, ellos hicieron su trabajo, aunque el omega se dio cuenta de que lo veían ligeramente preocupados.

Wei WuXian no los culpó por la forma en que lo miraron, su rostro estaba pálido y su semblante decaído, además, era un omega.

No fue hasta que terminaron de subir todo al camión que uno de ellos se acercó para preguntar: —¿Estás bien?

Wei WuXian esbozo una pequeña sonrisa y asintió: —Sí, estoy bien.

El chico le regreso el asentamiento y salió de la casa, Wei WuXian se movió para seguirlo pero se detuvo para dejar la copia de sus llaves sobre la mesa de café en la sala de estar, y antes de salir, giró su rostro para recorrer con la mirada cada rincón de la casa en la que había vivido durante tres años.

El omega dejó salir un suspiro cuando volvió a sentir que las lágrimas empezaban a acumularse en sus ojos y se regañó internamente, realmente necesitaba ir al hospital con urgencia,  ser tan sensible no era común en él.

—Adiós Lan Zhan —dijo Wei WuXian antes de girarse para caminar hacia la puerta y salir de la casa.

Algunas hojas de genciana recibieron a Wei WuXian una vez que estuvo afuera, al menos aquellos pétalos estuvieron ahí para despedirlo.

Nuestra Vida Después Del Divorcio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora