💙 Capítulo 09: La promesa de un matrimonio lleno de amor

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—Lan Zhan—, Wei WuXian hizo un puchero mientras veía al camarero dejar el pastel de arroz de loto frente a él. —No puedes hacerme esto.

—¿Se te antoja algún otro postre?—, preguntó Lan WangJi,  recordando todo lo que había en la carta de postres y que no era tan dulce para que Wei WuXian pudiera comerlo sin preocupación.

El Omega negó con la cabeza, volviendo a hacer un puchero.—Quiero comer eso—, afirmó, mirando el pastel—, pero ya me siento muy lleno, dime, ¿Acaso tu verdadera intención es engordarme?

Solo llevaban veinte en el restaurante, pero Wei WuXian ya había comido un tazón de sopa de aleta de tiburón, que había disfrutado con una cucharada de salsa de ostras, sus platos de acompañamiento habían sido fideos celofán con zanahorias cortadas en juliana, cebollas, espinacas, setas y semillas de sésamo, colocados en una cama de arroz, Char Siu, Pato Lakeado, Wu Gok y Rollitos Primavera.

—Sabes—, dijo Wei WuXian, dejando sus palillos en la servilleta sobre la mesa y levantando su mirada hacia Lan WangJi.—Podríamos platicar un momento, ya sabes, para poder comer nuestro postre sin regresarlo.

Lan WangJi lo miró fijamente, asintiendo mientras también dejaba sus palillos.

Wei WuXian se mordió el labio, mirando brevemente a su alrededor; no había más personas en la terraza, ni más mesas de hecho, a pesar de que el lugar era bastante amplio, así que podían hablar con tranquilidad sin que nadie los escuchara.

—Me dijiste que podría decirte lo que quisiera—, empezó Wei WuXian, jugueteando con su jersey, nervioso.—Y que tú responderías a todas las preguntas que te hiciera.

Lan WangJi asintió, solemnemente.

Wei WuXian suspiro. —Bien, uh, si, supongo que debo empezar por el principio.

Con esas palabras, Wei WuXian levantó la mirada de nuevo, sus orbes plateados estaban llenos de un brillo nostálgico y ligeramente avergonzado, mientras su mente lo volvía a llevar a aquella noche que alguna vez se había jurado olvidar.

Wei WuXian desvío su mirada del documento que estaba redactando en su laptop para ver la hora que indicaba el reloj en la esquina de la pantalla: 10:16pm.

Levantó su rostro para ver hacia la ventana que daba a la calle, donde las luces de un taxi que habían desviado su atención en primer lugar volvían a encenderse, haciendo visible brevemente la ligera lluvia que seguía cayendo desde la tarde.

Qué extraño, pensó Wei WuXian mientras se levantaba del sofá al ver a Lan WangJi bajar de dicho taxi y caminar con pasos inestables a través del césped de su jardín frontal —el cual el Alfa cuidaba demasiado—

Llegó al recibidor al mismo tiempo que el Alfa llegaba a la entrada, pero, en lugar de que la puerta se abriera, Wei WuXian escuchó el tintineo de las llaves y, casi inmediatamente después, un gruñido que fue acompañado por un forcejeo en la cerradura y luego un ligero golpe.

Bienvenido a casa, Lan Zhan—, dijo Wei WuXian, abriendo la puerta.

El Alfa, que seguía sosteniendo el juego de llaves entre sus manos, mirando con aturdimiento entre las llaves y la cerradura, levantó la vista, observando a Wei WuXian con cierta confusión.

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