Who Loves Jimin? | YOONMIN

Capítulo 5

Seúl, Corea del Sur.

Jimin se encontraba en su habitación después de haber cenado con sus hermanos.

Gracias a qué Taehyung mencionó al hombre con el que estuvo hablando fuera de la academia, recibió un largo interrogatorio por parte de su hermana. Al final solamente le dijo que era alguien que le pedía por una dirección, no quería preocupar a sus hermanos.

Ahora que lo piensa bien, ese pequeño encuentro con el idiota engreído le dió la oportunidad de verlo mejor. Ese sujeto era muy guapo y el traje que llevaba puesto lo hacía ver increíble. El rostro del hombre pálido no dejaba de aparecer en su mente.

Pero lo llamó cachetón, eso tampoco se le olvida.

Su mirada se dirigió al espejo de cuerpo completo que se encontraba junto a la ventana de la habitación.

Dando pasos inseguros, quedó frente a este mirándose en el reflejo.

Primero miró sus piernas. Tenía unos muslos grandes y su trasero igual.

"No me gustan"... pensó el pelinegro encajando los dedos de sus manos en sus piernas.

Después vió su torso, su madre siempre le había dicho que era muy delgado. Pero ahora lo único que ve, es un cerdo, se ve tan gordo. 

"Eres un cerdo, que asco"... se abrazó a si mismo.

Por último observó con detenimiento su rostro. Sos ojos, odiaba la forma que tenían, odiaba el color de estos. Su nariz tan pequeña, como la odiaba, le recordaba tanto a ella. Ahora sus labios, tan grandes que le daba náuseas; todo lo que dijeron de sus labios y cara, era cierto. Daba asco.

Su cabello, por favor ¿Negro? ¿En serio?

Por último, sus cachetes. Cómo odiaba verse igual que un balón por esos inmensas mejillas.

Lágrimas empezaron a salir de sus ojos, sus manos jalaban su cabello y apretaban sus mejillas.

Incluso se cacheteaba a sí mismo.

Todas esas cosas que se le habían dicho a Jimin en un pasado, las creía. Creía que la forma en la que se veía en el espejo, los demás también lo verían de esa forma. 

Durmiéndose entre lágrimas, deseó que al despertar, fuera una persona completamente diferente.

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- ¡Te odio!- gritó Lisa mientras se sentaba en la sala que tenía su amigo en su oficina.

- Tú me amas Lili- contestó Yoongi.

- Y por eso te odio más- dijo mientras se movía en el sofá hasta quedar casi acostada.

- Vamos no puede ser tan malo.

- ¡Cállate!

El pequeño berrinche que estaba haciendo la tailandesa se debía a la gran cantidad de trabajo que tenía. Sabía que si ella tenía mucho trabajo, a su amigo se le venía aún más. Pero Min Yoongi era malo, muy malo.

Lisa lo imaginaba como un diablo chiquito, ¿Por qué chiquito? No lo sabía, pero así se lo enviaba su imaginación.

Ella estaría encantada de ayudar a su amigo en lo que fuera, pero prácticamente la había estado enviando a reuniones solo porque a él no le apetecía ir.

Pero claro que Min no asistiría, todas esas reuniones habían sido con la señora Min Hana.

- ¿Tienes idea de lo controladora que es tu tía?- preguntó Lisa en un falso (casi verdadero) llanto-. Lo único que hace es llevarme a tiendas de ropa.