Capítulo 11

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"Oh, cielos, lo siento", dijo Draco dando un paso atrás sorprendido mientras Potter se quitaba los anteojos y se limpiaba los ojos llorosos, luego se tocaba la nariz que estaba sangrando un poco. "Necesitas hielo", dijo Draco y regresó a la cocina, abrió el refrigerador donde había una colección de helado de yogourt con kiwi '¡qué asco!', pensó Draco haciendo una mueca, y tomó un puñado de la hielera y lo puso en una taza que tomó de un estante, y corrió en dirección a Potter que seguía tratando de parar un sangrado nasal no muy abundante.

"No esperaba que viniera alguien aquí, lo lamento de verdad", dijo Draco acercándole la taza con los cubos de hielo torpemente.

"Yo tampoco", dijo Harry sonando congestionado, tomó un cubo de hielo y se lo puso en la frente, "¿Cómo se supone que entraste?" dijo mirando con desconfianza a Draco.

"Con mi llave", dijo Draco como si fuera lo más natural del mundo pero cruzando los dedos a su espalda.

"Oh, y te quedas muy seguido aquí, supongo", dijo Harry mirándole con irritación, pero Draco hizo caso omiso.

"Vine a alimentar al gato", dijo simplemente y Harry lo miró triunfante como si lo hubiera atrapado en una mentira.

"Bill no tiene gato. Jamás le han gustado", y como para contradecirlo, un hermoso gato blanco de ojos azules y muy peludo apareció maullando en la esquina.

"Oh, aquí estás, cariño", Draco miró la medalla en su cuello con disimulo mientras lo alzaba por debajo de las patas delanteras y lo ponía a la altura de su rostro, "¿tienes hambre, pequeño... Gucchi?", dijo tomando al gato y poniéndolo sobre un mesón frente a la lata de comida, "Debes tener hambre, precioso", y mientras lo hacía, llegó una llamada por el teléfono que hizo saltar a Draco por lo inesperada a pesar de estar acostumbrado a los artefactos muggles.

Draco intentó ignorarla pero Harry, quien ya había dejado de sangrar y le miraba aun con sospecha, se quedó mirando alternativamente a Draco y al aparato, finalmente dijo, "¿no vas a tomar la llamada?"

"¿Por qué no la tomas tú?", dijo Draco intentando lucir indiferente, "Es tu hermano, después de todo", y siguió acariciando al hambriento felino que devoraba la comida con avidez.

Harry le miró con ironía y luego puso los ojos en blanco, fue al teléfono y lo contestó: "Buenas tardes", dijo mirándole con las cejas alzadas, pero casi de inmediato dijo, "es para ti", y le ofreció el aparato. Draco maldijo interiormente pero conservó la calma, caminó hacia el aparato y tomó el auricular de la mano de Potter.

"¿Si?, diga", dijo amablemente, y una voz le informó que hablaban del hospital y que querían informarle que la institución les invitaba por la atención dada al Señor William Weasley, a que sus amigos y familiares fueran a donar sangre (*1). Draco sonrió y dio las gracias a la amable mujer y cortó. "Era del hospital invitando a los familiares y amigos de Bill a donar sangre. Es lo usual en estos casos", dijo sonriendo y Harry palideció.

"Esto no habría sucedido si hubiera sido llevado a San Mungo", dijo con los ojos muy abiertos.

"¿Asustado, Potter?", dijo Draco sonriendo con ironía al Gryffindor que en ese momento no se veía muy valiente.

"Ni un poco", dijo Potter, y como reafirmando su valor de león, enderezó los hombros y soltó, "Deberíamos ir juntos", y Draco no pudo sino aceptar. Sospechaba que el valiente león se iba a volver un gatito con las agujas del hopital muggle y eso quería verlo. Cuando Draco tomó su pequeño bolso para salir, Harry dijo, "Pero si usualmente te quedas aquí, las barreras deberían dejarte Aparecerte desde este lugar", Draco sonrió disimulando su desazón y se preguntó hasta cuándo iba Potter a mantener su ataque frontal a su persona. No respondió nada, y sin más, intentó Aparecerse, y para su sorpresa, llegó directamente desde el apartamento de Bill a la esquina donde solía aparecerse fuera del hospital.

Al Ver que DormíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora