Capítulo 13

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Cuando llegaron al edificio, Draco bromeó con Charlie, "Vaya, ¡sí que estás parlanchín hoy!", y Charlie sonrió.

"Oh, hablando siento que no se me congela la cara, solo espero que cuando llegue a casa aún conserve la nariz", y se estremeció lo que hizo reír a Draco.

"Descuida, si se te cae, considéralo una oportunidad de hacerte una nueva", y Charlie le miró indignado.

"Pues te cuento que mi nariz es muy distinguida, Malfoy", dijo y la arrugó haciendo que todas sus pecas se movieran, "la considero parte de mi encanto natural y arrasa corazones", dijo Charlie poniéndose de perfil con coquetería exagerada, lo que hizo a Draco carcajearse.

"Apuesto a que si, los dragones deben verla como un fabuloso bocado", Charlie abrió la boca e iba a replicar pero en ese momento se resbaló y por reflejo se agarró de Draco. Ambos terminaron en el suelo riendo a carcajadas.

"Maldito Favio", dijo Draco riendo, "Nunca limpia bien las aceras" e intentó levantarse pero no pudo, parecía que estaba en una pista y jamás hubiera patinado, Charlie no podía ni moverse de la risa y cuando se tranquilizó, intentó levantarse y se oyó un rasgón, su pantalón se rompió.

"Oh, ahora sí creo que se me va a congelar el polo sur", dijo y Draco no pudo evitar reír de nuevo y se volvió a caer cuando iba a medio camino de levantarse.

"Por tu culpa tendré morados en las rodillas mañana, Charles", dijo fingiendo exasperación, "Ya deja de reírte y levántate, hombre", dijo haciendo un gesto con las rodillas como una jirafa recién nacida. Charlie intentó levantarse pero volvió a caer y se golpeó la cabeza con el piso. Draco le miró asustado pero al verlo reír a carcajadas se rió también y volvió a caerse. "Ya no más", dijo y estiró la mano, agarró el pie de Charlie y los Apareció a ambos en la entrada del edificio ocultos tras una puerta.

"¿Y no podías haber hecho eso antes, Malfoy?", dijo Charlie aun con rastros de risa.

"Bueno, considerando que tal vez hayamos roto el decreto de secretismo luego de algunas cuantas viejas chismosas nos hayan visto desparramados en el suelo...".

"Nah, las desmemorizaremos a todas", dijo Charlie con un gesto de restarle importancia. "¿No tendrás un par de pantalones que me des prestados? Si no, creo que se me va a terminar de congelar el trasero", y Draco volvió a reír.

"Oh, si mis pantalones te quedaran, lo consideraría una grave ofensa", dijo Draco con un mohín, Charlie rió más aún.

"Jamás osaría ofender tu figura", dijo sonriendo, "tienes razón, jamás se podría considerar que una persona esbelta y elegante como tú pudiera usar la misma talla de un tipo rechoncho y tosco como yo", dijo Charlie con un deje de tristeza.

"No seas tonto", dijo Draco, "querrás decir, la talla extra pequeña de un casi muerto de hambre como yo, no puede servir para un tipo atlético y bien formado como tú" y le miró al rostro sonriendo un poco sonrojado.

"No eres un muerto de hambre, Draco", le dijo Charlie mirándolo con ternura.

"Y tú no eres tosco", dijo Draco, mirándolo con afecto.

Charlie se acercó un poco como si pensara abrazarlo o algo así pero luego se arrepintió y se alejó. "Yo, eh... me temo que debo irme, Draco, yo... gracias por acompañarme, me temo que te he hecho desvelar, disculpa que no suba contigo, pero en verdad, mi trasero se está congelando con este agujero en mis pantalones", y se giró un poco y Draco observó el gran hueco que había en sus jeans.

Sonriendo, Draco sacó su varita, la apuntó al agujero mientras Charlie decía "¡Ey, ey! ¡cuidado con eso!" y se intentaba girar, pero Draco le sostuvo por el brazo y Charlie se detuvo de inmediato.

Al Ver que DormíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora