Extra. Camila

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 (Camila 7 años)

-Mamá- llama una pequeña niña. Su rostro delicado como las suaves rosas en un día cálido que estaba presenciando, esas mejillas sonrosadas por el calor de estar corriendo en diferentes direcciones detrás del balón cuando su primo se lo estaba lanzando. Un delicado moño a la altura de su cabello pero bien sujeto para que el no salga volando a diestra y siniestra.

-Dime- le dice su madre con una sonrisa cuando se gira, una mujer con el cabello castaño al igual al de la niña adelante, unos leves reflejos rubios la acompañan. Algunas arrugas ligeras en los costados de sus ojos, ellas demostraban toda la alegría y las innumerables horas riendo que tenía junto a su familia, su felicidad era inmensa.

-Agua- soltó la niña cansada pero no menos entusiasta, la mujer se movió de un lado a otro en busca del pequeño vaso y dar un poco de agua a la niña que de nuevo salió corriendo a su patio trasero a perseguir de nuevo el balón.

Un hombre robusto estaba sentado en una de esas sillas mientras veía a la niña jugar con el chico, un chico con diez años más que ella, era el primo preferido de la pequeña niña del moño alto, el padre de ella siempre estaba vigilándola lo más que podía, era su pequeña niña, su pequeño ángel, la luz de sus ojos.

-Camila- la llamo, la niña dejo el balón en el suelo y salió corriendo hacia el hombre, ella no tardo en lanzarse en sus brazos como si no lo hubiera visto antes sentado allí, el deja un beso en la mejilla sudada de su niña.

-Papito- dejo ella un beso en la mejilla rasposa por la barba de su padre.

-Te amo- la acuno en sus brazos por lo que fue un tiempo indeterminado, la soltó y la niña volvió a su juego y el hombre a la casa en busca de su mujer. La navidad estaría en esta casa en dos meses y ellos debían ir preparando todo para cuando el acontecimiento llegue, ellos siempre recibían a la familia, ya sea de Sihune, su esposa o la de él. Tradiciones familiares que aman seguir.

****


(Camila 15 años, 23 de diciembre)

-Hija- entraba la mujer con una de esos suéteres navideños que suelen usar en la víspera navideña, la niña lo miro con una adoración que era increíble para su edad –Mira- comentó la madre mientras apretaba un botón dentro del abrigo y este comenzaba alumbrar de muchos colores.

-¡No puede ser!- dijo asombrada y emocionada. La mayoría de las chicas a esta edad solo querían un poco de maquillaje, unas faldas cortas y camisas escotadas, por no hablar de tener un novio a su lado por el cual dar su primer beso.

Ella no esperaba que alguien más llenara su vida o le diera algo que por ahora no necesitaba, ella tenía a su familia y un buen estudio, habían cosas que podían esperar a llegar, era una niña centrada en lo que deseada. Aunque para muchos aquello era una tontería ¿Por qué? Bueno, algunas personas si quieren lo que ella no. Como su mejor amiga, ansiaba ser besada mientras Camila asentía en ausencia de algo que no deseaba.

-Quiero uno ¿Puedo?- le pregunto a su madre mientras tocaba las luces en el suéter –No, mejor no- susurro dejándose caer en la cama, la mirada de su madre atenta a los rasgos de la pequeña latina, sabía que algo la atormentaba.

-¿Por qué?- sutil y suave era la voz de aquella madre para con su hija.

-Dirán que aparte de tener mucho trasero soy estúpida- giró el rostro alejado de su madre para ver por la pequeña ventana que tenía su habitación color blanco con turquesa.

-Camila- la madre estaba intentando tomar el brazo de la niña pero fue inevitable poder hacerlo, ella se había levantado.

-Me gustaría un balcón- comentó apoyando sus manos en la ventada luego de abrirla.

Toc.. Toc... (Camren G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora