𝕾𝖚𝖘𝖕𝖎𝖗𝖔𝖘 𝖉𝖊 𝖚𝖓 𝖛𝖆𝖒𝖕𝖎𝖗𝖔

𝒱𝒾𝑜𝓁𝒾́𝓃

Preparo el atril.
Estoy ansioso.
Saco el violín.
Me agobio.
Preparo el arco.
Estoy nervioso.
Saco la partitura.
Me nublo.
Comienzo a tocar.
Disocio.

Me entristezco.
Me enojo.
Me frustro.
Me arrepiento.

Pero no todo está perdido.
Supongo.

Disocio al tocar desafinadas notas,
Las cuales no pude practicar,
Mientras pienso en mi violín, no en su sonido, en su imagen. Su forma.

Y me atrae.
Y me excito.

Lo acaricio desesperadamente, sintiendo su suavidad,
Durante mi frustración después de tocar.

Y me pongo ansioso.
Sin motivo.

¿Cómo puedo abusar de un violín?
Quiero hacerlo, intentarlo, lograrlo, disfrutarlo, romperlo.

Al no encontrar consuelo en la música que sale de sus cuerdas,
Me desquito tocándolo, sintiendo éxtasis al pasar las letras.

"Affettuoso"
"Appasionato"
"Dolce"
"Disperato"
"Lacrimoso"
"Teneramente"
"Scherzando"
"Piacevole"
"Mesto"
"Giocoso"
"Lusingando"

Mi violín, de hebras de fuego, suspira
Susurra, me pide que roce con el arco sus cuerdas.
Me pide que lo toque.
¿Entonces no estoy abusando realmente de él?

Mi violín se convierte en fuente de mi éxtasis,
Intento tocarlo bien, complaciéndonos a ambos.
Mi arco como único testigo de sus suspiros graves y agudos.
Me produce escalofríos, mi cuerpo se estremece,
Durante mis arpegios bajos.

Y aumento la velocidad,
Se acelera sin aviso la cadencia,
Desesperadamente, me palpitan las venas,
Y sus cuerdas.
Mis dedos van y vienen
Lastimándose.
Y me uno cada vez más a mi instrumento necesitado de tacto.
Mi tacto.
Yo también necesito del tacto de mi violín.

Y él sigue suspirando, pidiendo, vibrando,
Y yo me quemo, mi cuerpo se quema.
No siento mis dedos.
Ni él como vibran de excitación sus cuerdas.

Mi estudio terminó, y me apego totalmente a su caja de madera.
Lo abrazo, y me frustro.
Me enojo.
Comienzo a tocar bruscamente cada centímetro de su cuerpo.
Desquitándome.
Y mi éxtasis perdura.
Suspirando.