𝒩𝓊𝓃𝒸𝒶 𝒽𝒶𝓎 𝓁𝓊𝑔𝒶𝓇 𝓅𝒶𝓇𝒶 𝓁𝑜 𝓆𝓊𝑒 𝓅𝒾𝑒𝓃𝓈𝑜

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Mis palabras se ahogan en el foso de mis lágrimas,
Y mis oraciones se pierden en el viento de afuera.
Si te sumergieras en las aguas de mi pena, sabrías bien todo lo que no saco a la luz.

Porque siendo sincero a nadie le importa lo que no escucha, y si a alguien le importara, tengo tanto que decir.

Realmente nunca puedo hablar con libertad.
Porque nunca hay lugar para lo que pienso.

Mis palabras duplicándose cada vez,
Tanto que casi no las puedo contener.

Y no puedo hacer nada, solo aguantar el proceso.

Porque mis palabras causan cierto miedo y un desconcierto intenso.

Así que nunca las digo.
Y me ahogo.
Y me quemo.
Pero sigo.

El papel mi única alternativa, y mi lapicera mi única ayuda.

No busques entender, solo escucha.

Escucha las palabras que lees, aunque de mi boca nunca vayan a salir.

Aunque mi boca se cierre y mi mandíbula tiemble.
Aunque mis ojos llorosos estén.
Aunque mis manos fuertemente se cierren.
Aunque callado me quede.

De este modo, en forma de desahogo mis palabras se escurren con la tinta.
A pesar de no decirlas puntualmente, tengo tanto que confesar.
Tanto que mostrar.
Y tanto que comunicar.

Pero, como dije,
Nunca hay lugar para lo que pienso.

Mis palabras quedando en el silencio de mi garganta.
Y mis deseos pudriéndose en la impotencia de mi mente.

Así que simplemente disfruta de mi silenciosa agonía y de mi horrible pulso.

Porque mi sinceridad es enorme, al igual que la pila de palabras en mi adolorido ser.

𝕾𝖚𝖘𝖕𝖎𝖗𝖔𝖘 𝖉𝖊 𝖚𝖓 𝖛𝖆𝖒𝖕𝖎𝖗𝖔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora