𝒫𝑜𝑒𝓂𝒶 𝒹𝑒𝓁 ℰ𝓈𝒸𝓁𝒶𝓋𝑜

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Y rasguño hasta que mis uñas se caen y sangro.
Y lloro hasta que mis ojos se secan y caen.
Y grito hasta que mi voz se quiebra y me derrumbo.

¿Cuándo llegará el día en que se dé cuenta de que soy su esclavo?

Me arrastra inconscientemente y yo me dejo involuntariamente.

Mis manos casi no ocultan mi deseo de hacerle saber todo lo que quiero.
Mi garganta casi no aguanta la tentación de gritarle todo lo que pienso.
Mi cuerpo casi no soporta la necesidad de demostrarle todo lo que siento.

Pero todos mis anhelos se ven frenados por la impotencia ligada a la obediencia indeseada.

Aunque realmente no pude lidiar con mi idiotez.
Creí. Confíe. Me descuidé. Y así terminé.

Mis días negros por la sensación de esclavitud. Mis días blancos por la llegada de la revelación.

Y cuando supe todo, cuando me dí cuenta de todo, cuando cuestioné todo, conocí a la verdadera persona que me hacía sentir como un esclavo.

Y me libré. Escapé. Lo logré.

Pero...¿Y este sentimiento?
¿Será comprensión? ¿Empatía?

Deseo morir antes de aceptar esos sentimientos que me llevan a entender sus conductas.
El odio, el resentimiento y el recuerdo de vulnerabilidad e idiotez me consumen cuando veo su cara pasar con indiferencia.

Pero caigo en mi hipocresía creciente.

Porque yo también quiero un esclavo.

𝕾𝖚𝖘𝖕𝖎𝖗𝖔𝖘 𝖉𝖊 𝖚𝖓 𝖛𝖆𝖒𝖕𝖎𝖗𝖔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora