Llegada al centro

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En la sala de justicia de la capital se compareciendo Joaquín Salazar, tras haber sido capturado tras un intento de robo a mano armada.

-Señor Salazar, vaya joya tenemos aquí- hablo el juez mientras abría un expediente- anteriormente ha cometido vandalismo, daños a propiedad pública y privada y ahora robo a mano armada, .

-Su señoría- inicio el abogado- creo que se están tomando los hechos equivocados, mi cliente si bien fue participe en el crimen solo se encargo del manejo del vehículo de escape, no por decisión propia sino por amenaza de los otros dos involucrados.

-Que linda historia, pero no nos hagas perder el tiempo con cuentos.- contraatacó el fiscal- Su señoría, no hay ninguna prueba de que el acusado haya sido amenazado en su actuar, de hecho no solo sus compañeros del delito testimoniaron en su contra sino que el dueño de la tienda afirma haberlo visto con anterioridad, no creo que haya dudas de que estaba analizando el lugar para su atraco.

-Puto vendedor- murmuró Joaquín.

-¿Dijo algo jovencito?- preguntó el juez.

-Nada, solo que soy inocente señoría- dijo tratando de poner su mejor cara tierna, que varias veces le había servido antes.

-Creo que ya escuchó lo suficiente.

-Pero señoría- trato de defender el abogado de Joaquín.

-Nada de peros, las evidencias son irrefutables y los antecedentes de su cliente tampoco son de mucha ayuda.

Joaquín no sabia que hacer, quería llorar y hasta ya tenia unas cuantas lagrimas en los ojos, quien sabe y eso conmovió al juez quien soltó un suspiro.

-No irás a la cárcel, no durarías ni un día con ese rostro.

-Servicio comunitario- le susurro su abogado al oído lo que le dio algo de esperanza a Joaquín.

-Te sentencio a privación de libertad en Villa Jubilo- emitió el juez dejando confundido a Joaquín.

Después de que todos los retirados retirados del juzgado, Joaquín fue esposado y  llevado a una sala donde contestaria algunas preguntas y le resolverían varias dudas

"Que asco, mejor te hubiera tocado la cárcel" esas fueron las ultimas palabras que le dijo su abogado asignado por la corte (no tenia los recursos para uno propio), no dejaba de pensar en que horrible lugar seria ese.

Tras un rato en esperanza de que las palabras de sus abogados hayan sido una exageración, se encontraba esperando en una oficina vacía, acompañado únicamente por el guardia armado afuera en el marco de la puerta.

-Vaya jovencito, debiste ganarte al juez para que te mande a Villa Jubilo, soy Miriam Silver, seré la trabajadora social a tu cargo. Si te hace sentir más cómodo puedo resolver tus dudas antes de iniciar con los formularios y el examen de selección.

-Mi abogado me dijo que era mejor la cárcel- dije con algo de miedo que quise ocultar con una cara seria pero no surgió efecto- ¿Qué clase de lugar es?

-Seguro te toco esas idiotas que viven en el Paleolítico, no te preocupes no es un mal lugar, no tendrás que hacer trabajos forzados, la comida es mejor y en teoría mientras te comportes no hay guardias de seguridad.

¿Sin guardias? Eso suena estúpido, cualquiera podría escaparse fácilmente.

-Claro que tendrás que llevar un dispositivo de rastreo en el tobillo en todo momento, no somos estúpidos como para dejarlos en plena libertad. 

-¿Hasta cuánto es la condena?- tenia esa duda desde que el juez no menciono el tiempo de mi encierro, se lo atribuí a la senectud del juez ya que mi abogado no tenia mucho interés en mi.

Villa Júbilo (ABDL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora