Día de adopción I

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Al inicio tres paseábamos por el patio del centro, sin tener verdaderas ganas de encontrarnos con alguna pareja, solo fuimos a unos columpios, los cuales no tienen edad limite para disfrutarlos, que se encontraban al fondo.

Sin embargo, todo cambio cuando Álvaro se cayo del columpio, primero nos burlamos un poco antes de ayudarlo, al pararse se encontraba con una expresión de shock y parecía que en cualquier momento se iba a poner a llorar, trate de bromear con que no se pusiera a llorar como bebé o que seguro mojo su pañal por la caída para aligerar el ambiente pero hubo cambio alguno.

No fue hasta que de sus labios salió un "hermano" que caí en cuenta de la situación, Álvaro siempre se la pasaba hablando de su hermano mayor, de como era su gran ídolo, a mi me fastidiaba que lo metiera en todo y hasta me olía a incesto pero quien era yo para juzgar.

De pronto, un hombre no tan alto, por no decir bajito, de contextura delgada y  rasgos finos en el rostro, se acerco a nosotros, se veía lindo a mi parecer, vestía semiformal con una camisa y jeans.

Álvaro apenas salió del shock y corrió a abrazar a su hermano, casi instintivamente había saltado sobre el y enrollado sus piernas en la cintura de su hermano, era un tanto gracioso ya que Álvaro era más alto que su hermano, por los comentarios de Álvaro me imaginaba a un musculoso gigante de 2 metros pero termino siendo todo lo contrario, su hermano devolvió el abrazo fuertemente y comenzó a arrullarlo.

Junior quiso vengarse por las bromas del día que nos conocimos pero lo soborne con mi postre para que no haga nada, no lo diría en voz alta pero me conmovió la escena, tal vez porque no tenia un hermano o alguien que me demostrara el mismo cariño.

-¡¿Qué hace el aquí?!- gritó Álvaro molesto rompiendo la linda escena, al parecer detrás de su hermano se había posicionado un hombre alto y de físico atlético.

-Ey tranquilo bebito, siempre supe que eras berrinchudo, tal vez por eso los pañales te lucen tan bien. ¿Qué tal tu tiempo en Villa Jubilo? -se burló aquel hombre.

Estoy seguro que Álvaro lo hubiera golpeado si su hermano no se hubiera adelantado dándole un codazo en las costillas al bravucón.

-Déjalo Connor, aunque tienes razón en algo, mi hermanito se ve adorable con ese atuendo-dijo y bajo a Álvaro a pesar de sus protestas, se agacho y beso la rodilla de su hermanito- ese raspón se veía feo, ¿ya no te duele, verdad?

Álvaro solo movió la cabeza en señal de negación, mientras su rostro estaba en un rojo brillante y miraba a los lados por cualquier indicio de burla de nosotros o los demás prisioneros, todos estábamos en las mismas asi que no hubo ninguna reacción indeseable, salvo de unos cuantos reos que eran catalogados en los años superiores.

-Adriano eso me dolió mucho, creo que también necesitare un beso- bromeo el brabucón mientras le robaba un beso en los labios al hermano de Álvaro, lo que cambio drásticamente el rostro de mi amigo de avergonzado a furioso.

-Ni me mires así mocoso, de no ser por las influencias de mi padre quien sabe que pareja de locos te hubiera tocado, aunque algo de disciplina no te haría daño pero Adriano entro en modo mamá gallina y me convenció de registrarnos como cuidadores. 

-No lo escuches, Alvarito. Sabes que no te dejaría solo en un lugar como este si puedo evitarlo, aunque hasta ahora todo se ha visto muy agradable. ¿verdad monito?- dijo mientras aprovechaba para burlarse de la ropa de Álvaro, volviéndolo a sonrojar.

-Ahora hay buscar a la directora para iniciar con el papeleo y ya podremos irnos a casa- dijo el tal Connor.

-Te prometo que te explicare todo apenas lleguemos a la casa, ahora deja ese ceño fruncido y déjame ver tu linda sonrisa ¿ok?- tomo la mano de Álvaro y quiso tomar rumbo pero ofrecía resistencia mirando para nuestra dirección.

Su hermano al parecer se dio cuenta vio en la misma dirección, como si entendiera todo soltó a su hermano que se fue corriendo y se lanzo a abrazarnos.

Tal vez no sea una conducta digna de rudos delincuentes como nosotros pero lo extrañaremos mucho.

-Aw mi hermanito hizo amigos, me alegra mucho. Siempre fuiste un poco antisocial, aun me acuerdo tu época de emo- dijo el hermano de Álvaro rompiendo nuestro momento de amistad sincera.

-Que bueno que el bebé tenga amigos, así ya no celara a mi esposito, como olvidar cuando en nuestro noche de bodas se tuvo que quedar en nuestro cuarto de hotel "hermanito, no quiero estar solito"- dijo finalizando con una imitación de voz algo chillona.

-Yo no dije eso...no de esa forma al menos-se defendió un avergonzado Álvaro ante nuestros rostros burlones.

-Bueno, ya es pasado, ahora despídete de tus amiguitos, fue un gusto verlos, soy Adriano, el hermano de Alvarito pero el es muy chismoso así seguro que ya lo saben- se presento estirando la mano, me agrada desde que llegamos aquí al fin alguien nos trata con respeto... o asi seria si después de estrechar su mano y presentarnos no hubiera apretado nuestras mejillas y halagado nuestros "tiernos atuendos", rayos uno le da la mano y le toma el brazo.

-Despídete bebé, para que podamos ir a casa, si eres un bebé bueno en el camino te pondré Babyshark en el auto y un biberón con juguito de manzana, solo no mojes el pañal hasta llegar a casa - se burlo el odioso, lo que fue respondido con otro codazo en las costillas por parte del hermano de Álvaro.

Volvimos a darle un abrazo y mentiré si dijera que mis ojos no se pusieron vidriosos (también los de mis amigos) pero se sentía bonito tener gente que te apoye en un momento tan raro de la vida, además que a pesar de conocerlos poco sentía que podíamos ser buenos amigos pero supongo que ahora todos tomaremos distintos rumbos.

Nos separamos y solo vimos como se alejaban los hermanos  tomados de la mano rumbo a las oficinas principales escoltados de uno de los ayudantes de la directora.

-¡Joaqu...!- escuche que Junior trato de llamarme y después un grito poco masculino salió de él.

-¿Junior? - pregunte cuando gire y vi que Junior no estaba, pero a unos cuantos metros se encontraba siendo cargado por un gigante musculoso que fácil llegaba a los dos metros acompañada de una mujer también alta y de buen cuerpo, linda figura y lindos tacones.

El me veía con una mirada suplicante que solo podía descifrar como un "sálvame".

Me dispuse en ir y hablar con los gigantes para que liberaran a la princesa de mi amigo pero entonces de la nada unas lagrimas brotaron de mis ojos, no tenia idea de por qué pero pensamientos como que había perdido a mis amigos y que de nuevo era al que ni siquiera escogían me estaba perturbando la mente, no es quiera ser el bebé de alguien pero el rechazo es un pensamiento muy feo, sin poder controlarlo el flujo de las lagrimas aumento y ahora estaba en medio del patio usando un pañal y llorando a mares como un bebé indefenso, ¿se puede caer más bajo?

-Hola pequeño, ¿Cómo te llamas?- pregunto un hombre alto junto a otro casi del mismo tamaño, tal vez no tanto como los que habían secuestrado a Junior pero sin duda más altos que yo casi creando una aura intimidante.

-Joaquín - me presente sin muchas ganas pero no quiero ningún reporte por algo tan básico como no haberles dicho mi nombre.

-Es un gusto conocerte, pequeño gatito pero dime ¿por qué un bebito tan lindo se encuentra llorando?- inicio el otro hombre más bajo- yo soy Lucas Stuart y el es mi esposo Matthew.

-Solo...- fue lo único que alcance a decir antes de seguir llorando, aunque para mi sorpresa el tal Lucas se agacho a mi altura y me dio un abrazo, el tal Matthew en cambio puso uno de sus brazos rodeando los hombros de su esposo y con el otro me acaricio mi pelo.

Mentiría si dijera que la acción me gusto un poco, pero tenía que defender mi orgullo y cuando iba a quejarme escuche...

-Lo encontramos, creo que le gustara mucho a Rodri y Diego.

Villa Júbilo (ABDL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora