-Cómo olvidarlo- dijo Lucas sonriendo rememorando en su mente la vez que conoció al que sería su primer pequeño.
Fue casi al inicio de Villa Jubilo, hace unos cuatro años cuando la pareja de Mateo y Lucas solo se encargaban de los tramites burocráticos y de las sesiones de terapia respectivamente, andaban tan ocupados que la idea de un pequeño propio no podía entrar a colación en sus planes.
Tras casi medio año de la fundación del proyecto, Lucas veía con celos como los pequeños iban avanzando en su cambio con la sociedad, sobre todo de como los bebés se iban acoplando a sus familias pero no quería decirle nada a Mateo al verlo tan estresado ahora que había sido designado como el director general de la Villa.
Por ello y para calmar su curiosidad, no se resistió y decidió dar un pequeño vistazo a la guardería principal donde llegaban los nuevos bebés.
-¡No quiero!- escuchó una de las frases típicas del lugar.
Era muy común que los nuevos se reusaran a cooperar, no le sorprendía, les estaban quitando independencia y en la mayoría de los casos consideraban el trato como humillante.
Por mera curiosidad se dirigió al comedor, lugar de donde provenía el escandalo, en donde encontró a un joven llorando a moco tendido, se podía ver sus pantalones mojados y como era forcejeado y sostenido por dos fornidos guardias mientras era alimentado con brusquedad por otro.
-¿Qué pasa acá?- preguntó molesto por la escena, no le gustó para nada como estaban tratando al pequeño- Sergio, Raúl y Marcio deténganse ahora- ordenó Lucas.
Los guardias lo voltearon a ver molesto hasta que vieron quien era el que lo había regañado, lo soltaron inmediatamente y se disculparon.
-Por favor, déjenme con él, encárguense de los otros pequeños cuidadosamente- ordenó haciendo énfasis en la ultima palabra, fue obedecido inmediatamente.
Ventajas de estar saliendo con el que firma los cheques.
-Hola peque- saludó tranquilamente sentándose a su lado- Me llamo Lucas ¿quieres contarme qué pasó?
El pequeño se quedó callado con las manos en su entrepierna tapando tímidamente su accidente.
-¿Quieres que vayamos a cambiarte? Debes estar incómodo.
Del mismo modo no recibió respuesta pero al menos el pequeño logró asentir lentamente con su cabeza.
-Vamos entonces- dijo Lucas con una sonrisa para acto seguido intentar tomar la mano del pequeño, quien la retiro rápidamente al ver la intención del mayor.
-Ya veo, no te gusta el contacto- dijo recibiendo de nuevo un movimiento de cabeza como afirmación- está bien, puedo ir adelante y me sigues detrás, sirve de paso para que puedas disimular un poco la mancha- ofreció.
El pequeño lo considero durante unos momentos, volteando a ver de a ratos a los otros pequeños, había algunos con miradas burlonas que ya habían visto el accidente que tuvo cuando fue sometido por los guardias, no quería que los demás también se den cuenta, así que volvió a asentir y se pegó lo más que pudo a Lucas, aunque sin iniciar algún contacto.
Lucas conocía bien la zona ya que a veces tenía que venir a dar consultas o a capacitar al personal a través de charlas.
-Por la falta de pañal me imagino que serás del grupo de los niños grandes- infirió Lucas, a medio camino una vez que llegaban al cruce que dividía a los niños por edades, a modo de pregunta para el pequeño quien volvió a asentir.
Fue seguido todo el camino por el pequeño hasta que llegaron al ala de los chicos mayores.
El ala estaba prácticamente vacía con los pequeños en el comedor, solo encontrándose un par de guardias y personal de limpieza, se separo de Lucas y corrió hasta el ropero donde recordaba que guardaban toda la ropa que le ponían los cuidadores.
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Villa Júbilo (ABDL)
Teen FictionEl fin del Derecho Penal siempre ha sido la reinserción en la sociedad, hace cuatro años con la delincuencia en auge y las cárceles abarrotadas, el Estado no ha tenido más opción que aceptar la propuesta del entonces ministro del interior, Matthew...