From the dancing and the draming (sin editar)

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Este capítulo esta corregido pero sin editar, si deseas seguir leyendo, te advierto de que puede tener fallos

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Tras la partida de la princesa Rhaenyra aquella mañana, el Rey no volvió a despertar, este había entrado en la última fase de su enfermedad y apenas podía mantenerse un par de minutos consciente. Solo lo justo para ser alimentado. Todos los maestres sabían que ya no se podía hacer más por él. Solo quedaba esperar a que partiera y prepararse para ello, no sabían cuándo ocurriría ya que la agonía del monarca podría durar un par de días o alargarse durante meses.

La luz entraba por el ventanal de los aposentos del príncipe Aemond, bañando el cuerpo que dormía en el lecho. Era entrada la mañana cuando se despertó, el hueco junto a él estaba vacío y tampoco vio a la bola de pelo marrón por ningún lado. Durante aquellas semanas Aemond había aprendido que su mujer era una persona diurna, la cual se despertaba antes del amanecer y no solía aguantar despierta mucho tiempo después de la cena. A diferencia de el que se despertaba cuando el sol ya estaba en lo alto y no pisaba el dormitorio hasta pasada la medianoche. Eran como el sol y la luna, apenas coincidían un tiempo en el cielo, mientras uno le daba paso al otro. Alysas estaba dormida cuando llegaba al cuarto, después de pasarse horas estudiando en la biblioteca, y se había marchado antes de que el despertara, Aunque no se quieran y estaba seguro de que ella le odiaba, habían llegado el acuerdo no verbal de compartir cama. Descubrió dichas intenciones cuando al despertarse al día siguiente, encontró el baúl con las pertenencias de su mujer junto al suyo. Al principio pensó que ella elegiría tener su propio cuarto, y se sorprendió al encontrarla dormida en su cama la noche siguiente a su boda. No iba a mentir, encontró fascinante contemplarla mientras dormía, los bucles platinados enmarcaban su rostro tranquilo, más de una vez se había encontrado enrollando uno de sus rizos en su dedo. Se desperezó antes de salir de la cama y se acercó a su baúl, intentó buscar alguna camisa limpia, últimamente parecía que los sirvientes iban con retraso en las coladas, eso o sus camisas estaban desapareciendo solas.

El sol del mediodía brillaba en lo alto de la plaza, haciendo que las telas de los puestos brillarán bajo su luz. Alyssa caminaba por el lugar junto a Emma y Lobo, mientras se dirigía hacia la Fortaleza Roja. Había pasado algo más de una semana desde su boda, la noticia había causado tanta gracia entre su tripulación que no paraban de hacer bromas al respecto. Fauces caminaba tras su dueña sin parar de mover la cola. Estaban terminando los que hacerse del barco cuando un criado de la fortaleza le indicó que el Lord Beesbury le estaba buscando. No tenia ni idea de por que el consejero de la moneda deseaba hablar con ella. Emma y Lobo, los cuales estaban tremendamente aburridos, la convencieron para no hacer esperar al pobre señor, el norteño decidió desviarse por el mercado que colocaban en la plaza principal, y así conseguir algo para almorzar. Suspiro pesadamente, pues los problemas no hacían más que multiplicarse. Pensaba volver al castillo del atardecer. Había hecho llegar una misiva al consejo de su padre, estos le habían dado una dispensa para ausentarse, mientras dejaba todo atado con su marido. Pronto tenía que volver a sus quehaceres y su matrimonio seguía sin ser válido. No estaba preocupada por su padre, sabía que el hombre era fuerte. Según las misivas del maestre, aunque sus heridas estaban sanando bien, su estado delicado y las fiebres por las que naufragaba, impedían su traslado a casa. Dirigió la vista a su perro, parecía bastante animado.

Fauces caminaba feliz un par de pasos por delante y la arquera pelirroja aprovechó que el norteño se había detenido en un puesto para abordar a su amiga.

- ¿Dime querida amiga, cómo te está yendo la vida de casada?- dijo con tono pícaro, mientras pasaba un brazo por los hombros de la platinada.

- No se de que me estas hablando - hablo Alyssa apartando el brazo de la chica.

HATE ME (Aemond Targaryen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora