Este capítulo esta corregido pero no editado, si deseas seguir leyendo, te advierto de que puede contener fallos.
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El Rey ha muerto, el Rey ha muerto, el Rey ha muerto.
Aquellas cuatro palabras no paraban de reverberar en su mente. Iban a usurpar el trono de la princesa Rhaenyra, desatando el caos. Todos sabían que no dejarían la fortaleza a una mujer tan fácilmente, pero nadie se imaginó que incumplirían los deseos del Rey. Viserys Velaryon, aquel hombre pacifico que prefería estudiar escritores y montar maquetas de la antigua Valyria a la guerra, se había ido y solo había dejado caos con su partida. La mirada que le dedicó Lobo no le gustó para nada, preocupación por ella y su seguridad. Lo odio, aunque estaba mal tener ese tipo de sentimientos por un difunto. El rey Viserys la había condenado, lanzándola a un redil lleno de víboras y carroñeros. Como había temido tantas veces su madre, Alyssa se encontraba en el medio de dos grandes potencias, las cuales no dudarían en aniquilarse unas a otras, por conseguir lo que creían que les pertenecía por derecho. Apretó los puños mientras miraba cómo el guardia intentaba recuperar la compostura, estaba metida en un buen lío, porque aunque no quisiera tendría que elegir a quien otorgaba su lealtad. Por un momento el rostro de Aemond se le vino a la mente. Como su gesto serio se suavizaba cuando pasaba a su alrededor. La sonrisa que evitaba mostrar cuando ella sin darse cuenta le dedicaba gestos cariñosos. Como el amor rezumaba por sus poros cuando posaba la cabeza sobre su abultado vientre intentando escuchar los latidos del bebe. Y por un momento tuvo miedo de perder todo aquello, porque aunque no lo expresara en voz alta lo quería. Darse cuenta de eso fue un mazazo mayor que enterarse de la traición de los verdes. Ella quería Aemond y por mucho que el difunto Rey hubiera hecho todo lo posible para juntarlos, los siete se empeñaban en separarlos. Porque Alyssa lo sabía, por mucho que quisiera a su esposo, su lugar nunca estaría con los verdes. Los Velaryon jamás rompían su palabra, su padre apoyaría a la princesa Rhaenyra, cumpliría el juramento que hizo hace veinte años. Podría haber intentado soportar estar en el bando opuesto de su familia si el candidato a usurpar el trono de la princesa fuera otro. Pero jamás hincaría rodilla ante Aegon, antes muerta. La decisión estaba tomada, esta había sido tomada hace mucho tiempo atrás.
- ¿Cuándo ha ocurrido?- preguntó la joven mientras se acercaba al caballero.
- Esta madrugada Lady Alyssa.
- Porque nadie nos ha hecho llegar la noticia? - sus palabras estaban manchadas de indignación.
- El castillo ha sido cerrado, nadie puede entrar o salir sin autorización explicita de la mano - le explico.
Alyssa y Lobo se miraron alertados, acaso era posible que Emma hubiera estado encerrada en la Fortaleza roja todo este tiempo. El norteño se acercó con grandes zancadas, nervioso por haber encontrado una pista sobre el paradero de su amor. Fauces les siguió tranquilo, con el rabo tieso por la alerta, podía notar la tensión del lugar oliendo la intranquilidad en el ambiente.
- Nuestra jefa de arqueros, esta mañana partió al castillo para entregarle un mensaje urgente a la princesa Rhaenys, y todavía no ha vuelto. ¿No la habréis visto? - intentó indagar Lobo.
- Si entró antes del cierre de las puertas, seguramente esté encerrada allí al igual que su madre - dijo Arryk mirando seriamente a la platinada - Necesito su ayuda Lady Alyssa, tenéis que partir de inmediato a Rocadragón para avisar a la princesa Rhaenyra.
- Si creeis que me iré dejando atrás a mi madre o a un miembro de mi tripulación, no me conocéis en absoluto Sir - Dijo mientras se daba la vuelta y comenzaba a subir las escaleras hacia el castillo de popa, gritando órdenes.
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HATE ME (Aemond Targaryen)
Fantasy#ElysianContest #CheryllsAwards #CoronaAwards2024 #dyjawards24 *** Nadie pensó que quedaría en cinta una tercera vez. Tiempos convulsos eran aquellos, para quedarse embarazada. Pero quién habría pensado que en una visita a los peldaños de piedra, pa...