Este capitulo esta corregido pero no editado, si quieres seguir leyendo, te advierto de que puede tener fallos.
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El silencio recorría los pasillos oscuros de la fortaleza, la mayoría de los residentes dormían tranquilamente en sus camas. Un pequeño sirviente se adentraba en la habitación del Rey para revisar como estaba, para poco después salir de ahí con paso apresurado.
Alyssa se encontraba sentada en la cama, el vestido corto había sido subido por encima de los muslos, dejando a la vista su ropa interior. El príncipe Aemond se encontraba desnudo a sus pies, con manos hábiles ataba sus botas de caña alta mientras con la nariz rozaba la cara interna de su muslo. Desde que estaba embarazada, había comenzado a usar excusas como aquella para ayudarla a vestirse y sobre todo a desvestirse. Su tripa había crecido bastante para el poco tiempo de embarazo que tenía y se notaba bastante, aunque esta no le resultaba una molestia. Suspiro cuando el joven enterró la cara entre sus piernas, y rozaba aquel punto que hacía un rato había estado martirizando. Vio como este sonreía de lado ante su reacción, se habría quedado ahí, disfrutando de los placeres que le otorgaba la vida, si aquel no fuera un día tan importante. Hoy desmantelarían un local de apuestas bastante grande e importante en el Lecho de pulgas, el cual traficaba con niños, tanto para peleas como para otros menesteres. La imagen de aquel pequeño y greñudo rubio de ojos violetas la hizo volver en si, tenía que marchar por muy interesante que volviera a ponerse el asunto. Llevó las manos al cabello revuelto de Aemond y le dio un pequeño tirón de advertencia.
- Para... Tengo que marcharme ya se me hace tarde - dijo entre suspiros.
- No veo que quieras irte - Le contesto mientras reptaba hasta su rostro.
Rozó con parsimonia su nariz. Lanzó un gruñido gutural, cuando ella comenzó a subir sus cálidas manos por su abdomen. Las oscuras manos de la joven se enredaron en su nuca, antes de besarlo profundamente. El beso no duró mucho para decepción de Aemond. Ayudó a su mujer a levantarse de la cama, esta seguía agarrada a su cuello, por lo que tuvo que agacharse un poco para que hiciera pie. Alyssa pudo notar como posaba, una mano en su abultado vientre. Ambos sonrieron un poco, con cariño posó sus labios sobre la fría gema azul antes de separarse.
- Pórtate bien, intenta no escandalizar a nadie - Le dijo Alyssa entre risas.
- Lo intentaré - le contesto el mientras le daba un pequeño azote- Anda márchate, antes de que cambie de idea.
Cuando salió por la puerta, Fauces la siguió raudo. Recorrió los pasillos oscuros, con seguridad. Una sonrisa pintaba su cara, como cada vez que pasaba tiempo con su marido. No lo amaba, aquello no había cambiado. Pero se sorprendió haber encontrado un amigo en el. Un amigo muy atractivo, al que había cogido algo de cariño. Aemond se había convertido en un apoyo moral con todo aquello del embarazo. Él era quien aguantaba las horribles pesadillas cuando la acosaban por las noches, consolándola y dándole valentía para afrontar el parto que tan lejos quedaba todavía. Las uñas de Fauces traqueteaban en las escaleras de mármol mientras bajaban las escaleras. Al pie de estas vio como un niño se dirigía con paso rapido hacia las cocinas, pero no le dio mucha importancia.
Cuando llegó al puerto el cielo se había vuelto gris, dentro de poco amanecería. Se había entretenido tanto que había tenido que saltarse su chapuzón matutino. En cubierta la vida había comenzado, y los marineros comenzaban a prepararse para afrontar un nuevo día en tierra. Pero aquel no sería un día cualquiera, tenían trabajo que cumplir. Se encontró con Emma, Lobo y Robert en el castillo de popa. Fauces se acercó a ellos moviendo la cola feliz, mientras se dejaba mimar. Estos habían dispuesto una mesa con planos de la ciudad y el local. Junto a esta había un papiro sellado con lacre, Robert se lo pasó en cuanto la vio acercarse.
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HATE ME (Aemond Targaryen)
Fantasy#ElysianContest #CheryllsAwards #CoronaAwards2024 #dyjawards24 *** Nadie pensó que quedaría en cinta una tercera vez. Tiempos convulsos eran aquellos, para quedarse embarazada. Pero quién habría pensado que en una visita a los peldaños de piedra, pa...