Capítulo cinco La Madriguera P.2

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Porque James es un adolescente, Scorpius solo se averguenza y Harry se alegra de ver a Draco

Capítulo cinco

La Madriguera P.2

Cuando Scorpius despertó descubrió que la luz solar del día también entraba a pleno en aquella habitación. Se movió, llevando las manos a su cabello. Era un desastre.

Se sentó sobre la cama.

¿Por qué su cabello era un desastre? ¿Por qué había una cama a cada lado de la suya?

Oh, mierda.

Entonces lo recordó y volvió a pegar la espada contra el colchón, buscando las sábanas y tapándose hasta la cabeza.

Mierda.

Sentía sus mejillas empezar a arder.

Mierda.

La tarde anterior había sufrido insolación porque al parecer no estaba acostumbrado a exponerse tanto al calor, eso era una versión. La otra, la de la amable señora Molly Weasley, era que su piel era tan blanca que el sol y el calor le jugaron una mala pasada y terminó regañando a sus nietos por no haber cuidado bien de él.

Mierda.

Lo peor era que estaba mal que no había saludado al señor Weasley como corresponde y si su padre se enteraba estaba seguro que en su vida pisaría de nuevo La Madriguera.

Mierda.

Se suponía que los Malfoy no eran unos malditos delicados.

Carajo.

¿Y las camas?

Ah, eso apenas lo recordaba. Resultó que los hijos de la señora Weasley, Bill y su esposa, junto a sus hijos Dominique y Louis Weasley iban a quedarse allí. Charlie, el famoso domador de dragones, también. Todos se habían unido a la aventura de ir al partido de Inglaterra, y el traslador más cercano estaba por la zona. Pero las visitas inesperadas cambiaron la distribución de todas las habitaciones vacías.

Roxanne, Lily y Dominique compartían una habitación. Louis y Fred compartirán con Charlie. Bill y su esposa tenían una para ellos solos. Aquello dejaba a James, Albus y a él en otra.

Argh.

¿De todas aquellas distribuciones tenía que tocarle con James?

Cuando escuchó que nadie se movía en la habitación, bajó la sábana y observó. A su derecha estaba Albus. El chico estaba boca arriba, profundamente dormido con las sábanas en el suelo. A la izquierda, James dormía de costado, dándole la espalda. Tal vez fuera buena idea levantarse ahora que dormían y no estar avergonzado allí por lo de la tarde anterior.

Se movió y se levantó despacio, muy despacio. Tomó su bolso y sacó la mochila de baño que preparó con lo básico: pasta de dientes, cepillo, peine y desodorante. A paso lento, salió de aquella habitación.

¿Cuál era el baño?

Dio unos pasos mirando las puerta. Sino recordaba mal era una puerta roja. Se paró al frente y escuchó movimientos dentro, por lo que supo que estaba ocupado. Sin saber muy bien qué hacer suspiró y dejó el pequeño bolso en el suelo, entonces intentó acomodarse el cabello y poder atarlo en una coleta. Sin espejo se sentía un poco torpe, además se había acostado con el cabello mojado y ahora estaba incontrolable. Se preguntó si así se sentía Al todos los días. Empezaba a frustrarse cuando sintió las manos de alguien sobre su cabello, suaves y cuidadosas peinándolo.

El Legado de Potter #3: La niña malditaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora