Capítulo trece Merlina y Hugo

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Merlina no entiende a Hugo Weasley.

Capítulo trece

Merlina y Hugo

Era ya mediados de noviembre y se estaban dando los fríos con más baja temperatura en años. De hecho, se dieron las primeras nevadas a principio del mes nada más. Eso no hacía caer el ánimo de los estudiantes, especialmente para aquellos alumnos y alumnas de tercero ya que era su primera tan esperada visita a Hogsmeade.

Albus logró convencer a Scorpius de intentar entrar en Las Tres Escobas. Una vez que mostraron sus permisos firmados por sus padres a la profesora que estaba en la entrada del castillo, emprendieron su camino. Había tanta nieve que fue hasta divertido. A Albus no le importaron las bolas de nieves ni que lo poco que quedaba expuesto de su rostro se enfriara, él solo quería llegar al pueblo y pasarla bien con sus amigos.

Scorpius poco a poco había dejado de llorar por las noches, aunque a veces lo veía un poco apagado, pero estaba mejorando. Tampoco sufría aquellos mareos que lo atormentaron casi todo estos meses. Se veía mejor desde que bebió el antídoto en clase de pociones. Una tarde, Rose le contó seriamente que creía que Scorpius podría estar siendo envenenado. Por algún motivo, ella creía que la causa era alguna de las cartas de sus fans. De hecho, había estado aplicando hechizos tras hechizos una vez que estaban todos juntos y Scorpius recibió un par en medio del patio, pero no, ninguna carta venía ni con veneno ni hechizos. Ok, a veces tenían veneno, solo que expresado en palabras con frases hirientes, pero nada a nivel físico. Scorpius había respirado tan aliviado al verse no envenenado, porque incluso él mismo se había formulado a la posibilidad.

Así que, allí estaban, caminando los tres detrás de Vincent y Thomas. Más adelante, Albus pudo ver a Louis y Sophie. Albus evitó mirarlos. Sophie ya casi no pasaba tiempo con ellos ya que andaba por ahí con su primo Weasley.

Argh.

—Pensé que estabas contento, ¿qué pasó? —preguntó desconcertado Scorpius.

—Nada —respondió y escuchó a Rose resoplar. ¡Que le den!

Empezó a caminar mirando sus pies cuando escuchó a Scorpius:

—¡Ay, no! ¿Por qué viene?

Levantó la cabeza.

—No —dijo también. Marietta y Emily se acercaban sonriendo—. ¡Iban adelante! —se lamentó.

—Malditas estupidas —la escuchó decir entonces a Rose y la miró, casi sintió que se le salían los ojos de las cuencas por sus palabras—. Ellas solo quieren—

—¡No lo digas! —le pidió Scorpius quien lo tomó de la túnica de abrigo y lo arrastró—. Vamos, Al.

—Oigan, no, esper- ¡Ah! Hola, chicas —Rose no pudo escaparse.

Scorpius le sonrió, o eso podría decirse, mientras seguía tirando de él, a Emily y Marietta. Sortorearon incluso a Sophie y Louis.

—¿Qué? —Albus si bien lo seguía, estaba un poco confundido—. Scorp, ¿qué pasa? O sea, gracias. No quiero hablar con Marietta, de hecho, solo quiero huir de ella, pero ¿cómo sabes eso?—¿Se lo habría contado Sophie? se preguntó. No quería hablar mucho de Marietta.

Scorpius finalmente se detuvo y lo enfrentó.

—¿Quieres huir de Marietta? ¿Por qué? Yo solo quería huir de Emily.

—¿Por qué?

—Oh, no, Al. Yo pregunté primero.

Caminando ya a un ritmo normal, Albus miró al frente. Argh. ¿Por qué tenía tanta mala suerte? Delante suyo estaba su hermano con Fred y dos chicas.

El Legado de Potter #3: La niña malditaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora