30 días
30 diferentes historias o cortos, donde los protagonistas de las mismas son Edgar y Colette del juego brawl stars.
Algunas un tanto raras, otras muy cursis y alguna que otra medio extraña. Nadie sabe lo que puede suceder.
Si no te gusta el s...
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¡Baile! Eso era lo que resonaba en la mente de muchos de los habitantes de Brawltopia cuando se dió el anuncio de la nueva temporada, sin contar que también sería el cierre de año. Algunos estaban emocionados, otros tantos un poco avergonzados y algunos no tenían el menor interés en participar.
Faltaban varios días para el evento principal claro por lo tanto algunos de ellos habían empezado incluso a tomar clases de baile o a buscar una pareja para el mismo. Nuestra pareja principal se encontraba ahora mismo en su habitual trabajo sin siquiera tener en mente el gran evento que se avecinaba pronto, de hecho era de lo último que querían saber, cosa por supuesto, imposible.
—Entonces yo le dije "¿Quieres ir al baile conmigo?" —sentenció Fang contandole al azabache sus desventuras amorosas—. Y qué crees que me contestó Edgar, ¡¿Qué crees?!
—¡¿Que sí?! —intervino Colette apoyándose sobre la barra del mostrador.
—Dejame adivinar, te dijo que no enfrente de todos —respondió el gótico con una leve sonrisa burlona.
—¡Me dijo que no lo sabía! —gritó casi en medio de un ataque de pánico mientras se desplomaba en el suelo con llanto fingido.
—Te dije que no era buena idea usar la presión social viejo, solo has quedado más mal tú —respondió Buster a un lado mientras bebía un jugo.
—Y es qué a quién se le ocurre llegar en medio del show con una cartelera ridículamente saturada de colores con el letrero "Janet, ¿Quieres ir al baile conmigo?" —negó Edgar supirando mientras Buster y Colette contenían su risa.
—¡No sé burlen! —respondió mirándolos con los ojos entrecerrados y cruzandose de brazos—. Además, tu novia me dió la idea del cartel.
—¡¿Yo?! —la albina se señaló a si misma fingiendo no saber nada del asunto—. Solo te lo dije como una idea, nunca te dije que la hicieras de verdad.
—Tiene un punto —dijo el azabache mientras su bufanda acariciaba los cabellos blancos de la chica.
—¿Saben qué? Ya me cansé. Vengo por ayuda y recibo burlas, con estos amigos para que queremos enemigos —renegó mientras sacaba a Buster casi a rastras del establecimiento.
—Adios chicos, no me voy, me llevan —dijo antes de salir y dejar a ambos adolescentes en medio de la nada.
En unos segundos el silencio llenó por completo el lugar, no era incómodo, al contrario era bastante acogedor y le daba un respiro de paz al lugar. El único sonido apenas audible era el de un bolígrafo siendo usado sobre una hoja de papel, pues Colette se había centrado en comenzar a hacer pequeños dibujos. Edgar por otro lado, solo veía de reojo lo que hacía la albina.
En determinado momento ambos soltaron un suspiro agotador, lo que causo una leve risa de cada uno mientras se miraban entre sí. Tenían algo que decir y lo sabían, pero al mismo tiempo, era demasiado vergonzoso para admitirlo.