57. Borracho.

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Rabia, ira, dolor y un montón de cosas más, era lo que él sentía en esos momentos. Ella se iba a casar con otro hombre, lo dejó de lado y no podía decirle lo contrario a nada. Escuchó cómo salía de sus labios, que amaba a otro hombre, otro hombre que por supuesto no era él.

Viajó durante largas horas, ni siquiera esperó a su familia y fue a buscarla en dónde su tía Grace le dijo que estaba gracias al chip que le puso en el brazo. Siempre será Tahir, ese jodido sujeto que apareció de la noche a la mañana a arruinarle todos sus planes, a que ella lo dejara de lado para quedarse con él.

— ¿Soy feo? —le preguntó a Liam, mientras tomaba un vaso de ron—. ¿Por qué ella me hace esto?

— Pues no lo sé —respondió el hermano de Dasha, igual de confundido—. Debiste esperarnos, a lo mejor esto tiene una...

— Ella dijo que amaba a ese sujeto, ama a ese hijo de su perra madre —arrastró las palabras—. Tengo desde los tres años luchando por ella —apuntó con el dedo—. Dejé que abusara de mi inocencia, y el cumpleaños de nuestro hijo creo que ya pasó.

— Lo llamas mañana —dijo Liam, suspirando—. Mi hermana no hace las cosas a la ligera, esto debe tener una explicación y te estás ahogando en un vaso de agua.

— Ella dijo que lo amaba, y yo ando sufriendo, espero que una bomba caiga el día de su boda y mate a todos los mafiosos —levantó el vaso en señal de agradecimiento—. Menos al tío Kiral, ese sujeto me regaló algo muy bonito y no merece ser rompido de una manera cruel.

— Entonces mi hermana es la que debe morir porque no se casará contigo —Liam le quitó el vaso—. Dasha te ama, a lo mejor; lo que escuchaste fue algo que le dijeron que debía decir —le dio unos golpes en la frente—. Estás hablando desde tu rabia, algo común en ti cuando se trata de mi hermana.

— Bueno, es que ella me hace enojar de algún modo y la verdad es que temo por mi propia vida si sigo pensando en ella —intentó quitarle el vaso—. Con decirte que me casé para olvidarla, mientras que ella estaba en este país teniendo sexo con cualquier hombre que se le pasara por el frente... ¿Debo buscarlos y matarlos? —fingió reflexionar—. Sí, sería una idea estupenda, después mato a Tahir, me robó a la novia y nos mudamos a la Antártida.

— De seguro no tienes idea de que estamos hablando de algo imposible —Liam bufó un poco enojado—. ¿Qué le viste a mi hermana que te tiene de ese modo tan poco sutil?

— Dasha no hablaba —comenzó a relatar, dejándose caer en el sofá—. Era la niña más hermosa que había visto en mi vida, solo que su hermano era un grano en el trasero, así que le hice muchas maldades, pero ella me gustaba tanto... que iba a matar a toda mi familia por ella.

— Puedes hacerlo, ella...

— Es una zorra sin corazón que no merece nada de mí —bufó, exasperado—. La lluvia que está cayendo fuera de esta casa es una clara señal de que jamás podremos estar juntos.

— Mi hermana no es una zorra, ya te estás pasando de la raya con tus palabras...

— ¡Ella jugó conmigo! —gritó furioso—. Me juró amor eterno, muestras follábamos en mi oficina, y ahora se va a casar con ese sujeto...

— Pues, puedes decírselo a la cara —Liam se levantó de su asiento—. Mi hermana a lo mejor se está casando con ese sujeto por algo más que un compromiso y tú te la andas lamentando por algo sin sentido.

Liam se levantó de su asiento, con cara de pocos amigos, y caminó hacia una de las habitaciones de esa casa. Miró el vaso de Ron con cara de pocos amigos, y las horas que faltaban para la dichosa boda parecían ser un chiste de mal gusto.

Ámame otra vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora