Harry entra a la oficina de Regulus como si fuera suya. Le había comentado al hombre que iría a visitarlo y si bien sufrió un pequeño retraso (tuvo complicaciones para escaparse de Hogwarts) finalmente pudo llegar. Dos horas más tarde, pero llego.
Pasea su vista por la oficina en busca del hombre que había ido a ver.
—¿Regulus? —llama cuando no le encuentra con facilidad, confundido camina hasta sentarse sobre él el sofá más cercano.
Cuando el hombre no aparece en los próximos 5 minutos decide ponerse cómodo sabiendo que probablemente tendría que esperar un buen rato a que vuelva. Con confianza termina recostándose en el sofá y jugando con su varita lanzando hechizos simples más que nada para tener algo que hacer.
Algo que le gustaba de Regulus era que siempre adecuaba su área de trabajo para que pudiera usar su varita sin recibir amonestaciones al ser menor de edad, algo que desde su punto de vista era genial.
—Creí que ya no vendrías —el Black dice desde la puerta de su oficina minutos más tarde, moviendo su corbata para aflojarla y acercándose a él para sentarse a su lado.
Contra su voluntad el ojiverde se incorpora, dándole espacio suficiente—. La profesora McGonagall no me quitaba la mirada de encima, creyó que me iba a escapar.
—Y lo hiciste, ¿o no? —el ojiverde se encoge de hombros asintiendo—. ¿Debo suponer que te estás metiendo en aún más problemas? —pregunta, no le está regañando, sin embargo por su tono de voz podría pensarse que si.
—No tiene pruebas para culparme de nada, así que todo bien —resta importancia, subiendo sus piernas sobre el regazo del pelinegro para volverse a recostar—. Aunque no lo creas tengo bastante cuidado.
—Si no supiera quien es tu padre estaría preocupado —palmea sus piernas—. ¿A que hora tienes que estar devuelta?
Harry lo piensa un momento—. Depende, si debo irme por mi cuenta tal vez antes de la 1, no tengo problema para escabullirme, peeero —se incorpora sobre sus codos para verle mejor—, si estás dispuesto a soportarme e inventarte una excusa puedo volver mañana para el almuerzo.
Regulus parece considerarlo.
—No creo poder soportarte tanto tiempo —chasquea la lengua, Harry le da una ligera patada.
—Anda, en verdad no tengo ánimos de subir las escaleras de vuelta, no tienes idea de lo que él quiddich le está haciendo a mis piernas —no se encuentra haciendo un puchero. Se deja caer nuevamente contra el sofá.
El hombre le da algo que el ojiverde toma como una sonrisa mientras pasa su mano desde su pantorrilla a su muslo en un ligero masaje. Harry suspira relajándose.
—Me has convencido, ¿que quieres cenar?
—Uhm, ¿carne? Mi madrina me recomendó un nuevo restaurante, dijo que tiene platillos muy buenos.
—Termino unas cosas aquí y podemos ir, ¿que opinas? —ofrece, palmeando sus piernas en señal de que las retire, Harry obedece instintivamente.
—Que eres increíble.
—Si, no le digas a Sirius nada de esto o creerá que soy buena persona.
Harry ríe mientras le observa leer unos pergaminos sobre su escritorio, trabajando tan eficiente como siempre.
Cierra los ojos para descansar un poco mientras tanto.
Se siente agotado, si bien está bastante orgulloso de sí mismo por lo bien que les estaba yendo en la temporada de quiddich y confiaba en que ganarían, no puede evitar sentirse como si un tren le hubiera pasado por encima. Su energía estaba disminuyendo considerablemente y no sabía cuánto tiempo más podría mantenerse de pie.
Solo dos meses más —se dice a sí mismo, dos meses para que sexto año terminará y entonces podría descansar todo lo que quisiera.
—¿Te quedarás ahí toda la noche? —salta cuando el Black habla atrayendo su atención, se encuentra parado junto a la puerta listo para irse.
Maldice internamente el que sea siempre tan silencioso.
—Estaba distraído —excusa poniéndose de pie y estirando sus brazos sobre su cabeza, su suéter levantándose levemente ante el movimiento y descubriendo parte de su cadera y abdomen. Cuando vuelve a mirar al hombre este le está viendo fijamente. No le da demasiada importancia—, vamos.
Regulus le permite el paso antes de cerrar detrás de él—. ¿Le avisaste a tus padres que te quedarás conmigo?
—No, ¿debía hacerlo?
—James debe seguir por aquí, deberíamos decirle, solo por si acaso —le acerca cuando comienzan a caminar, luciendo aún más serio e indiferente cuando se encontraba rodeado de personas no cercanas.
Harry está acostumbrado a que todos sus conocidos sean tan protectores especialmente en un lugar como ese, así que no se queja, amoldándose a su agarre e igualando su paso.
—Ahí está —señala donde el hombre parecía listo para irse, Harry atrae su atención con un movimiento de mano y una señal entre Regulus y él para explicar la situación.
James asiente dando su aprobación y mandándole un beso a su hijo. El pelinegro le da una última mirada antes de guiar a Harry hacia afuera.
Al ojiverde le encanta que Regulus siempre tenga tiempo para él y para sacarle de la rutina.
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Escribí tres versiones de este capítulo.
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Admiración.
FanfictionHarry admira a Regulus. Tiene un humor increíble, es talentoso, buen deportista, joven, atractivo y prácticamente todo lo que cualquier adolescente quisiera ser. Le encanta llegar junto a él, conversar y escuchar historias geniales de su parte, así...