Harry ama estar en casa de Regulus.
El lugar es cómodo, siempre está perfectamente ordenado, limpio, huele bien y se sentía como estar en su propia casa.
Ha ido incontables veces, por lo que no es extraño para el caminar con toda la confianza del mundo a la habitación del hombre, tomar una de las tantas pijamas que había dejado ahí para ese tipo de ocasiones y ponerse cómodo.
Le encantaba eso, la familiaridad y el confort.
—¿Quieres que veamos tu serie en la estancia o aquí? —Regulus pregunta asomándose por la puerta, lleva puesta una pijama de seda y su cabello luce despeinado.
Harry le mira mientras coloca su camiseta—. Donde tú quieras está bien —se encoge de hombros, no importándole demasiado.
—Bien, veámoslo aquí, no quiero tener que cargarte cuando te quedes dormido —y entonces desparece.
El ojiverde decide comenzar a acomodar la cama, retirar almohadas y mantas, asegurándose de que no haya demasiadas cosas estorbosas cerca.
—Puedes ir colocando tu serie esa —Regulus indica una vez regresa, trayendo consigo toda la comida que habían comprado.
—Podrías intentar sonar menos obligado, tu fuiste el que propuso ver esto conmigo —le recuerda, golpeando sus hombros juntos con suavidad.
—No me hagas arrepentirme.
Harry le mira de reojo mientras busca la serie—. Aún estoy a tiempo de ir a Hogwarts —menciona.
—Quiero ver que intentes irte —Regulus rodea sus hombros con su brazo acercándole, el ojiverde se amolda a su costado con facilidad mientras da play.
El menor ha escuchado cientos de veces a su familia decir que Regulus no era de contacto físico, que esté le incomodaba y era bastante seco con las personas. Regulus es una persona bastante cariñosa con el, así que no entiende a qué se refieren con exactitud.
Para las 2 de la madrugada Harry se da cuenta de la pesadez en su hombro y la forma en que el mayor se recarga contra él.
No le extraña que se haya quedado dormido. El hombre lucia bastante cansado desde que salieron de su oficina, es incluso sorprendente el tiempo que duró despierto.
Intentando no despertarlo Harry le acomoda mejor en su gran cama, dejándole recostado y no medio sentado como estaba antes. Una vez que está listo coloca una manta ligera sobre él antes de levitar toda la basura con magia para llevarla fuera de la habitación. Luego cepilla sus dientes y hace todo lo que tiene pendiente antes de regresar a la cama, recostándose el mismo sobre está luego de asegurarse de que el mayor esté cómodo y abrigado.
A Harry le gustaba cuidar de Regulus de vez en cuando, el hombre siempre hacía demasiadas cosas y tenía esa costumbre de querer tomar más de lo que podía. Y si bien eso era algo que solía admirar y apreciar de este, en ocasiones era demasiado.
Mira una última vez la hora antes de decirse a sí mismo que debe dormir, dándose media vuelta en su lugar le toma un par de minutos conciliar el sueño.
En la inconsciencia puede sentir como es acercado a un cuerpo más grande, pero está demasiado cansado como para registrarlo o darle importancia.
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Harry despierta tarde, no demasiado tarde en una situación normal, pero si lo suficiente para alguien que se supone debería estar en Hogwarts y no fuera.
—¿Regulus? —llama sentándose en la gran cama, su cabello se encuentra más desordenado que de costumbre y sus ojos se sienten pesados. Sin embargo sabe que si continúa en la cama se volverá a dormir, así que luego de darse ánimos mentalmente se levanta, comenzando a caminar con una muda de ropa al baño.
Treinta minutos más tarde se encamina a la oficina personal del hombre, se siente fresco y totalmente despierto luego de tomar un baño.
—Hey —saluda, sentándose en la silla frente al escritorio del mayor—, ¿tienes mucho trabajo?
—Buenos días —Regulus saluda, chasqueando los dedos para que el desayuno aparezca frente a Harry—. Lo de siempre. Desayuna un poco es tarde.
—No me despertaste.
—Estabas muy cómodo —se encoge de hombros—, ¿tienes algo que hacer hoy?
—Tengo entrenamiento en dos horas, sabes que se acerca el final de la temporada y debemos a ganar —cuenta con algo de emoción.
—Algo mencionó Draco —el hombre le mira por breves segundos antes de volver a sus documentos.
—Si, le ganaremos.
Nota la sonrisa en el rostro del mayor apenas escucha sus palabras.
—No lo dudo —hay algo de burla en su voz, eso hace que el ojiverde frunza el entrecejo—, no me estoy burlando de ti, lo prometo —pero lo está haciendo, puede notarlo en sus ojos y en esa sonrisa que aún porta en sus labios.
—Siempre te estás burlando de mi —le recrimina apenas traga lo que hay en su boca.
—No esta vez, dices que ganarás así que te creeré —no suena convincente.
Harry odia eso de Regulus, cuando usa ese tono de voz y le mira de esa manera, le hace sentirse tonto, como si no fuera suficiente.
Odia la sensación de no estar haciendo suficiente.
Retira con su mano la bandeja con comida, había perdido el apetito.
—¿No comerás más? —Regulus pregunta mirándole con una ceja más elevada que la otra.
—No tengo hambre —se levanta, estirando sus brazos hasta que escucha un crujido—, llame a papá antes de venir aquí, debe estar por llegar —no está haciendo berrinche, lo jura.
—No te molestes —el hombre se levanta, cuando se acerca a él Harry retrocede instintivamente—, vamos no seas niño.
—No hagas eso —se queja.
—Es lo que eres, un niño —le recuerda con un tono obvio, como si Harry no lo supiera ya.
Y ese es el problema. Que en cada situación Regulus tiene que decirlo, hacerlo sentir infantil.
—No tienes porque recordármelo, se que lo soy —le mira fijamente—, no entiendo porque tienes que repetirlo todo el tiempo.
Regulus permanece callado por largos minutos mientras Harry intenta relajarse, mirándole con algo en los ojos que el menor no puede distinguir. Como si tuviera un conflicto mental.
—Ven aquí —le atrapa antes de que pueda retroceder una vez más, apretándole contra su pecho—, no quería hacerte sentir mal, ¿esta bien?
—Lo se —pero que sea consciente de eso no significa que no le moleste.
Una de sus manos va desde su cuello a su espalda baja, acariciando, buscando relajarlo.
Harry no se aleja, llenándose de su aroma, escuchando el latir levemente rápido de su corazón.—Lo lamentó, Harry —el ojiverde se separa al escucharle.
—Está bien, estoy exagerando un poco, no debí molestarme —niega. Desde esa distancia Regulus lucia irreal.
El sonido de la puerta hace que se alejen—. ¿Realmente llamaste a James? —suena sorprendido, creyendo que había bromeado.
—Si —camina fuera del lugar, buscando su varita y las cosas que no podía olvidar ahí antes de encaminarse a la puerta—, intenta no matarte trabajando mientras no estoy —pide cuando se acerca a él.
—No prometo nada —le sonríe.
Harry se encoge de hombros sabiendo que no puede hacer mucho antes de levantarse sobre las puntas de sus pies—. Nos vemos —besa castamente su mejilla, de aquella forma que está acostumbrado a usar en sus amigos.
—Nos vemos.
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No me preguntaron pero estaba escuchando Illicit Affairs de Taylor Swift mientras escribía esto.
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Admiración.
FanfictionHarry admira a Regulus. Tiene un humor increíble, es talentoso, buen deportista, joven, atractivo y prácticamente todo lo que cualquier adolescente quisiera ser. Le encanta llegar junto a él, conversar y escuchar historias geniales de su parte, así...