09.

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Harry no va a casa de Regulus ese día, tampoco al día siguiente, ni el siguiente a ese. Pero lo hace antes de que termine la semana, cuando la sensación de extrañarle y querer estar junto a él le obliga a pararse frente a la puerta de este.

Ahora entiende de que hablan sus amigos.

No está acostumbrado a pasar tanto tiempo sin Regulus, mucho menos de esa forma en la cual ni siquiera sabe dónde está metido, se siente como si le faltara algo y odia la sensación que le genera.

Cuando toca la puerta pasan menos de diez segundos antes de que el Black aparezca por esta, tiene puesto un pantalón chándal que por algún motivo le sorprende, una camiseta y luce bastante relajado.

—Hey —saluda sonriendo sutilmente, preguntándose porque el mayor no se apartaba y lo dejaba pasar.

—¿Que haces aquí? —por algún motivo parece nervioso.

—Me dijiste que viniera —le recuerda.

—Pero no me avisaste.

—Nunca te digo estas cosas, ¿cual es el problema ahora? —eleva una ceja, confundido y comenzando a impacientarse, la rareza de la situación lo ponía nervioso.

Las últimas veces que se comporto de ese modo termino mal.

—Ve a casa, pasaré por ti más tarde —le dice, cerrando la puerta tras él y guiándole por donde vino.

—¿Qué? ¿Por qué? —se retuerce hasta que puede salir de su agarre.

—Tengo visitas ahora —no puede evitar reír ante sus palabras, esta vez Regulus frunce el entrecejo—, ¿por qué te ríes?

—Nada nada —niega, no queriendo admitir en voz alta lo extraño que era eso. Regulus apenas y tenía amigos, odiaba más visitas—. ¿Es Barty? Puedo quedarme en tu habitación mientras tanto para no molestar —sugiere, no queriendo ir hasta su casa siendo que ya estaba ahí.

—No, no es...

La puerta de la casa se abre, atrayendo la atención de ambos hacia esta. Justo a tiempo para que una chica bastante bonita aparece por esta, pareciendo avergonzada una vez nota a Harry ahí—. Lo siento, no quise interrumpir —y entonces da media vuelta volviendo a entrar.

El ojiverde boquea incrédulo.

—¡Tienes una cita! —su tono de voz es más fuerte de lo que le gustaría, sus cejas están elevadas y no puede disimular la sorpresa en sus facciones—, ¿tienes una cita? —repite de nuevo, mirándole con algo que no está seguro que es pero hace que Regulus parezca más nervioso.

¿Cómo Regulus tiene una cita? Lentamente su ceño comienza a fruncirse, inseguro cruza los brazos sobre su pecho, como si necesitara protegerse de algo.

—No es una cita —suena seguro pero Harry no le cree, le ha escuchado mentir con ese mismo tono cientos de veces.

Se siente extraño.

—No te creo —le dice, antes de preguntarse porque se lo está tomando tan personal. Siente que necesita salir corriendo de ahí—, me iré a casa, pero no te preocupes por mi, disfruta de tu cita.

Jura que no quiso que sonara así, no era su intención parecer algún tipo de novio celoso o lo que sea.

Suena como Cho cuando Cedric está cerca de las chicas hufflepuff–. No es como suena —aclara antes de que la vergüenza le inunde.

—¿No es como suena? —Regulus repite, parece estar luchando con retener una sonrisa y eso hace que el ojiverde enrojezca.

—No, lo dije de buen modo, del modo "mucha suerte" no de ese modo —sin embargo eso divierte más a Regulus, quien tose para ocultar su sonrisa. Harry quiere sonreír también pero esta muy avergonzado como para hacerlo—. Ya, ve adentro o te van a dejar.

Es cuando gira para seguir su camino que Regulus vuelve a hablar, tomando su mano y tirando de él hasta que se encuentra casi contra su pecho—. No es mi cita —promete, esta vez suena más creíble.

—¿No tu cita? ¿De quien es entonces? —vuelve a cruzar sus brazos, diciéndose a sí mismo que es simple curiosidad.

Regulus rodea su cintura con un brazo antes de responder, luce más ligero, como si repentinamente estuviera muy feliz—. A ella le gusta Evan y me pidió ayuda para-

—¿Le conseguiste una cita con Evan? —Harry hace un puchero exagerado—. ¿Por qué? ¿Acaso me odias?

—¿Eh?

—Siento que rompiste mi corazón, ¿sabes lo difícil que será ver a Evan con pareja? Que le costaba esperar un mes a mi cumpleaños —dramatiza dejándose caer hacia atrás. Regulus le sostiene con ambas manos para evitar que resbale, afianzando su agarre y pegándolo un poco más contra su pecho, casi dejándolo recargado contra este.

No está hablando en serio, no en todo el sentido de la palabra, pero aún así ¿tiene que dejar ir a su crush de infancia?

—No seas ridículo Harry, eres muy pequeño para Evan —pero como siempre Regulus no supera que es menor de edad aún. Sabe que está bromeando, así no tiene sentido que salga con eso.

Necesita superarlo.

—Eso es lo de menos.

—Harás que Sirius lo mate...

—Sirius mataría a cualquier chico que se me acerque, así sea diez años menor, de mi edad, o un anciano —le recuerda con un tono burlesco—. Además no es como si fuera a decírselo.

—El se enteraría aún así.

Harry abre la boca dispuesto a replicar, sin embargo algo en sus palabras hace que se detenga.

Algo en lo que Regulus ha estado haciendo y diciendo hace que su cabeza dé vueltas, porque hay una conexión extraña ahí, algo que no está tomando en cuenta.

Algo que sus amigos siempre dicen y él siempre niega llamándoles estúpidos.

—Iré a casa —suelta repentinamente, sorprendiendo al mayor, quien aún le mantiene cerca en un agarre de acero—, ¿no me estabas corriendo hace unos minutos? —le recuerda cuando nota su expresión.

—Quédate —ofrece—. Ya te conté lo que pasaba así que no hay nada que ocultar, puedes estar ahí —una de sus manos se mueve de su cadera a su cintura en un movimiento tranquilo que tiene a Harry amoldándose y derritiéndose contra su toque.

Este es su Regulus, el que está cómodo a su lado y adora tenerle cerca. Al que no le importa si le quita su tiempo o le interrumpe en momentos inoportunos porque está feliz de tenerle ahí.

Harry siente que tiene una eternidad sin verlo.

—Pero —su plan era ir, encerrarse en su habitación y pensar en lo extraño que todo estaba últimamente—, está bien —pero le extraña y no puede decirle que no.

Luego puede ir a quebrarse la cabeza, por ahora solo quiere pasar tiempo con Regulus hasta estar tranquilo.

Admiración. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora